El cierre de la campaña 2016/2017 dejó en el balance una fuerte mejora en los niveles de tecnología aplicada tras la rebaja de las retenciones y la quita de las trabas para exportar.
Eso fue lo que reflejó, en una comparación con el ciclo 2014/2015, cuando todavía estaban las intervenciones del gobierno anterior sobre la actividad, un trabajo que presentó esta semana en una jornada la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Para los seis principales cultivos que toma en cuenta la entidad (soja, trigo, maíz para grano comercial, girasol, sorgo y cebada), la aplicación de tecnología alta (por insumos y manejo agronómico) en superficie creció de un 29% en el ciclo 2014/2015 a un 35% en 2016/2017.
También aumentó para los seis cultivos el segmento medio de tecnología. Lo hizo de 51 a un 57%. En tanto, retrocedió la cantidad de superficie con tecnología baja. De un 21% lo hizo a un 9% del área agrícola.
Por cultivos, donde hubo un despegue bien marcado de la tecnología alta es en el maíz. En sólo dos campañas trepó de un 39 a un 52% de aplicación.
En este cultivo también hay otros datos destacables del informe de la Bolsa de Cereales porteña. “En dos años, el uso de híbridos de maíz con eventos apilados, con materiales de punta, creció del 37 al 57% de adopción a nivel nacional”, expresó Juan M. Brihet, coordinador de investigación y prospectiva tecnológica de la entidad durante la jornada.
La soja no se quedó atrás. Según el reporte, en el cultivo hubo un aumento de los materiales con eventos para herbicidas y control de insectos.
“A nivel nacional, el uso de sojas con resistencia a insectos, además de tolerantes a herbicidas, creció de 7 a 18% entre la campaña 2014/2015 y 2016/2017”, contó Brihet. La semilla con tratamiento profesional o preinoculación también aumentó, de 4 a un 7%. En tanto, los materiales de soja con resistencia a otro herbicida (una sulfonilurea) creció de 10 a 19%, de acuerdo al relevamiento.
La siembra directa, que en cinco años cayó de un 94 a un 90% de adopción, en la última campaña se recuperó y logró ubicarse en un 91% de adopción. “La siembra directa venía cayendo en los últimos años debido a que los productores usaban labranza mínima en lotes con malezas resistentes, como una alternativa a los herbicidas, o por lotes desparejos luego de excesos hídricos”, señaló.
Para destacar, el mercado de semillas en esos seis cultivos (con semilla fiscalizada en trigo y soja) fue de US$ 1120 millones en el ciclo 2016/2017 y ahora se perfila para un salto del 4%, a US$ 1165 millones, para la campaña agrícola 2017/2018.
Otro punto que sobresale tiene que ver con las mayores dosis de fertilización aplicada por hectáreas. “Entre 2014/15 y 2016/17, en soja, el fósforo aplicado en promedio creció de 8 a 10 kg/ha y el uso de nitrógeno en maíz aumentó la dosis media de 55 a 59 kg/ha a nivel nacional”, precisó el especialista.
De acuerdo con el reporte de tecnología, también mejoró el muestreo de suelos. Lo hizo para soja y maíz de 6 a 9% y de 15 a 17%, respectivamente.
Fertilizantes
La previsión de la Bolsa de Cereales porteña es que para 2017/2018 aumente otro 4% el volumen de fertilizantes en los seis principales cultivos. El mercado de fertilizantes viene de crecer un 22% entre ambas campañas, según el informe, traccionado por el crecimiento justamente de las gramíneas.
Según Brihet, también mejoró la planificación que hacen los productores del control de malezas, además de usar más herbicidas específicos. “El uso de herbicidas no selectivos (glifosato) muestra una tendencia hacia productos más concentrados, de menor volumen de aplicación por hectárea y, además, se suma que del uso total de herbicidas se están priorizando los productos selectivos, de formulaciones específicas y con espectro de acción que apunta a malezas problema en concreto”, remarcó el coordinador de investigación y prospectiva tecnológica de la entidad.
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