Por Santiago Nocelli Pac, gerente de Prospectiva Aapresid
El Panel Técnico Intergubernamental en suelos (ITPS, por sus siglas en inglés), perteneciente a la FAO, tomó las riendas para armar el primer reporte de estado mundial de los suelos, para demostrar con claridad los lazos entre el estado de estos y el bienestar humano. Aapresid como institución participa activamente de esta iniciativa. A continuación se enumeran algunos de los riesgos que amenazan la salud de los suelos.
El enemigo número uno de nuestros suelos es la erosión, que se clasifica como la amenaza más importante. Las pérdidas anuales de cultivos debido a la erosión se han estimado en 0,3%. Si continúa a este ritmo, podría producirse una reducción total de más del 10% de los rendimientos para el año 2050.
Otra alerta roja es la “descarbonización” de los suelos. Los suelos contienen casi tres veces más carbono que el almacenado en todas las plantas terrestres. El principal motor de la pérdida de carbono orgánico del suelo es el cambio en el uso de la tierra; con el desmonte de bosque nativo para cultivos, el carbono disminuye en un 42%, y cuando la tierra ganada para la agricultura proviene de pasturas la reducción es aún mayor, un 59%.
Mientras tanto, la compactación del suelo ha degradado hasta 330.000 km2 de tierras en Europa, en el mundo ha degradado 4% de la superficie de suelo fértil y puede reducir los rendimientos de los cultivos hasta en un 60%. Un evento de compactación de una sola vez puede conducir a una reducción de los rendimientos hasta 12 años después de ocurrido.
Pero el mayor obstáculo para mejorar la producción de alimentos y la función del suelo en muchos paisajes degradados es la falta de nutrientes. En África, todos menos tres países extraen más nutrientes del suelo que los que reponen. En otras áreas, la sobreoferta de nutrientes contamina los recursos hídricos y del suelo.
Otro problema grave es la salinidad. Se estima que 760.000 km2 de tierra en todo el mundo están afectados por la salinidad inducida por el hombre, un área mayor que toda la tierra cultivable de Brasil. Los proyectos de riego a gran escala mal diseñados son la principal causa de la salinización antrópica.
Las inundaciones, por su parte, no contribuyen a mejorar el panorama. Se ha estimado que el impacto combinado de la inundación con la salinidad del suelo reduce la productividad del mismo en un 30 a 35 %. En Asia, la inundación y la salinización afectan a casi 100.000 km2 de tierras de regadío en la India y Pakistán.
En paralelo, la contaminación del suelo, por supuesto, afecta la seguridad alimentaria, ya que los niveles tóxicos de contaminantes reducen los rendimientos y los cultivos que allí se producen pueden ser peligrosos de consumir. Casi una quinta parte de las tierras de cultivo en China (19,4%) está contaminada con metales pesados. Más de 130 millones de personas en todo el mundo consumen rutinariamente agua de pozo con concentraciones de arsénico que exceden las recomendaciones de la OMS.
Mientras tanto, alrededor del 30% de la capa superficial y el 75% del subsuelo en la tierra libre de hielo del mundo está afectada por la acidez. Los suelos más ácidos del mundo se encuentran en áreas de América del Sur que han experimentado deforestación y agricultura intensiva. Las principales causas de la acidificación antrópica son: lluvia ácida y la aplicación masiva de fertilizantes a base de amonio (por ejemplo, urea).
En cuanto a la biodiversidad subterránea, se estima que el 25% de todas las especies vivas residen en el suelo. Un metro cuadrado de suelo contiene miles de millones de organismos individuales y millones de especies. La biodiversidad del suelo se ve amenazada por la intensificación del uso de tierras mal manejadas y el uso negligente de fertilizantes químicos, pesticidas y herbicidas. El 56% de la Unión Europea tiene algún grado de amenaza para la biodiversidad del suelo.
Y hablando de Europa, la toma de tierras para urbanización es considerada la mayor amenaza para las funciones del suelo en Europa y Eurasia. En 2000, las áreas urbanas cubrían 657.000 km2, lo que equivale a casi el 4% de las tierras cultivables del planeta.
La conclusión abrumadora del informe es que la mayoría de los recursos de suelo del mundo están en condiciones justas, pobres o muy pobres. Las amenazas más importantes son la erosión, la pérdida de carbono y el desequilibrio de nutrientes.
La perspectiva actual es que la situación empeore a menos que la sociedad, el sector privado, los gobiernos y las organizaciones internacionales tomen medidas concertadas. En este contexto, la siembra directa está listada como una práctica prioritaria de mitigación de tales impactos.
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