domingo, 14 de diciembre de 2014

Aplican controlador biológico para la tucura en Neuquén


Las primeras aplicaciones del controlador biológico Paranosema locustae comenzaron a realizarse en campos de Loncopué, en el marco del Programa Provincial de Monitoreo y Control de Tucuras. En los próximos días las tareas se extenderán al sur y norte neuquinos, como parte de las acciones en marcha para la implementación de un método complementario al […]
Las primeras aplicaciones del controlador biológico Paranosema locustae comenzaron a realizarse en campos de Loncopué, en el marco del Programa Provincial de Monitoreo y Control de Tucuras. En los próximos días las tareas se extenderán al sur y norte neuquinos, como parte de las acciones en marcha para la implementación de un método complementario al uso de agroquímicos para el tratamiento de la plaga.
El Paranosema locustae, que ingresó al país importado de Estados Unidos a mediados de noviembre, será aplicado con fines de evaluación científica en 2.400 hectáreas distribuidas en parcelas demostrativas en áreas de las zonas Centro, Sur y Norte neuquinos, en el marco de una iniciativa impulsada desde la Provincia, que cuenta con la participación y gestión conjunta con el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
La semana pasada, tras la firma de un convenio de colaboración en Neuquén entre la Provincia, el Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (Cepave) y la Legislatura provincial, las tareas se trasladaron a Loncopué y Junín de los Andes.
En esas localidades, el especialista del Cepave, Carlos Lange, les brindó charlas informativas a unos 50 productores y les explicó las características, los beneficios de su uso y la forma de aplicación del Paranosema locustae, que será utilizado como una alternativa de control biológico para el tratamiento de la plaga que afecta las pasturas.
Posteriormente en la Estación Experimental Campana Mahuida, en cercanías de Loncopué, técnicos de la Subsecretaría de Producción junto con un grupo de productores comenzaron a preparar el controlador biológico para su primera aplicación en unas 200 hectáreas, tarea que finalmente se hará sobre 1.500 hectáreas contempladas en esa zona. En concreto, se utilizará en establecimientos de 150 productores, en parcelas demostrativas de 10 hectáreas en cada caso.
El producto se aplica en el campo dispersando cebo de salvado de trigo (entre 1 a 2 kilos por hectárea, de acuerdo con el estado de la pastura), previamente pulverizado con la proporción adecuada de esporos de Paranosema locustae, que se diluye en agua.
El momento ideal de aplicación es cuando la mayor parte de las poblaciones de tucuras está en el “tercer estadio ninfal” de desarrollo en la zona de aplicación, instancia que está ocurriendo actualmente.
Estas tareas continuarán en Quilka, Aluminé y Junín de los Andes, donde se aplicará en 500 hectáreas, y en Andacollo, en unas 400 hectáreas.
En todos los casos se seleccionaron zonas en las que hubo más afectación de tucura el año pasado y se aclaró que, al margen de estas parcelas demostrativas, en el resto de la superficie los productores deben continuar con los tratamientos habituales con agroquímicos para un eficaz control de la plaga.
Las tareas contemplan además la recolección de tucuras antes y después de la aplicación del controlador biológico, a los efectos de poder realizar análisis comparativos.
La aplicación del Paranosema locustae es una acción complementaria del Programa de Control y Monitoreo de la Tucura, que llevan en marcha el Ministerio de Desarrollo Territorial junto con el INTA y el Senasa a través de instancias de capacitación, de asistencia técnica y monitoreo de la plaga.
La importación de este producto fue el resultado de intensas gestiones, en las que se contó con la participación del Centro Pyme-Adeneu y el Senasa (desde la Dirección Nacional de Protección Vegetal y la Coordinación Regional Patagonia Norte).

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