martes, 2 de febrero de 2016

El embajador del vino argentino


Sommelier, una palabra que hoy se escucha mucho, pero que pocos saben qué significa. ¿Qué hace este especialista exactamente? Cata vinos, los elige, los lista en una carta, se asegura de que se conserven en buen estado, verifica que rote el inventario y asesora al comensal cuando éste lo desea. El sommelier se forma en […]
Sommelier, una palabra que hoy se escucha mucho, pero que pocos saben qué significa. ¿Qué hace este especialista exactamente? Cata vinos, los elige, los lista en una carta, se asegura de que se conserven en buen estado, verifica que rote el inventario y asesora al comensal cuando éste lo desea. El sommelier se forma en todo lo relativo al universo del vino, o de otro producto de la gastronomía como el té, el mate, el café y hasta el aceite de oliva.
Su presencia en el mercado del vino creció exponencialmente en los últimos años. Hoy, existen bodegas, restaurantes, hoteles y empresas dedicadas al turismo y la comunicación que cuentan con su propio sommelier.“Se abrió el juego en cuanto a las posibilidades de trabajo”, cuenta Andrés Rosberg, presidente de la Asociación Argentina de Sommeliers y vicepresidente de la Asociación de Sommeliers Internacional. “En los años 40 o 50 en la Argentina había unos pocos sommeliers cuyo trabajo se limitaba a asesorar a los comensales en algunos restaurantes y hoteles cinco estrellas. Eran más que nada maîtres. Hoy, el trabajo es mucho más amplio. Lasommellerie, tal como la conocemos, es un fenómeno del siglo XXI”, dice.

Rosberg integró la primera promoción de la Escuela Argentina de Sommeliers, creada en 1999. “Por aquel entonces éramos pocos los que trabajábamos en el rubro. Yo hacía años que pertenecía al mundo de la gastronomía. Repartía mi tiempo entre restaurantes y el estudio de Ciencias Políticas, que aún hoy me apasiona.” Rosberg estaba a cargo de una de las primeras barras de vinos de la Argentina en el Gran Bar Danzón y venía de hacer una experiencia de alta coctelería en el bar Filo, otro clásico de la noche porteña de los 90.


 “El negocio del vino estuvo complicado en los últimos años, pero el panorama va a mejorar”

A fines de los 90, el fenómeno de los sommeliers aún no había llegado a las bodegas. “Éramos unos pocos porteños los que nos recibíamos a mil kilómetros de Mendoza, donde estaban las principales bodegas. Transcurrió un buen tiempo hasta que comenzamos a relacionarnos y a integrarnos como eslabones necesarios de la misma cadena. Hoy se reciben sommeliers en distintas provincias de la Argentina y profesionales de todo el mundo vienen a formarse a nuestro país”, comenta Rosberg.
Del 15 al 20 de abril, Mendoza recibirá a 700 sommeliers de 60 países y 100 periodistas especializados en vinos de todo el mundo en el marco de la 15» edición del Mundial de Sommeliers. “Lo que va a suceder es muy importante. Mendoza será por cinco días la capital del universo del vino. Es una gran oportunidad para mostrar nuestros vinos, nuestra cultura y nuestros paisajes”, explica.

Mendoza fue la ciudad elegida, no sólo por ser una provincia productora, sino también por contar con la estructura necesaria para alojar un evento internacional. Para Rosberg, el hecho de que el evento tenga lugar en nuestro país posiciona a la Argentina como uno de los centros de la sommellerie del mundo, dando a conocer a los profesionales y atrayendo a personas de otros países de la región para que vengan a formarse aquí.

“Si los sommeliers del mundo son argentinos emigrados o latinoamericanos formados en la Argentina, eso ayuda al posicionamiento internacional del vino argentino”, añade.


Perspectivas

Otros factores a la recuperación del negocio son el sinceramiento del tipo de cambio y la liberación de las exportaciones. “El negocio del vino, tanto de las bodegas como de los productores de uva, estuvo muy complicado en los últimos dos o tres años. Mi visión es que va a mejorar mucho el panorama y nuestros vinos van a volver a ser competitivos en el mundo. El sector tiene razones para ser optimista”, asegura Rosberg.
Aún queda mucho por crecer. La Argentina es hoy el séptimo productor mundial de vino, pero representa sólo el 2,5% del comercio mundial. De la producción nacional se destina a la exportación apenas el 25 por ciento.
El joven sommelier señala que a pesar de las adversidades climáticas y macroeconómicas, en los últimos años la Argentina mejoró notablemente la calidad de sus vinos. “Ahora que cambia la música podemos salir a vender los mejores vinos que hemos producido. Hubo mucha renovación en los últimos años, mucho cambio de cabeza”, concluye.

Fuente: La Nación.-

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