“Si hablamos de la nueva Argentina, en términos de oportunidad o desafío y lo pensamos en términos regionales, estamos hablando del Mercosur y en el único lugar donde funciona el Mercosur aceitadamente es en el Barcelona, la delantera del Barca es un ejemplo de cooperación, generosidad, alegría y aplicación de mucho talento”, aseguró con una pizca de humor Gordon Storey.
El director de Kilafén aseguró, “si a Argentina le va bien, a Uruguay le puede ir mejor”.
Storey recordó que desde la década del 70, hasta el 2000 Uruguay sembraba 100 mil hectáreas con fines agrícolas, entre el 2000 y el 2014 se pasó a sembrar alrededor de 1,4 millones de hectáreas, área que representa un poco más del 10% de la superficie del país, pero que significaba en torno al 35% de sus exportaciones.
“Pero hay alrededor de 4 millones de hectáreas con posibilidades agrícolas en Uruguay, que hoy no se explotan con fines agrícolas porque el país no ha invertido en infraestructura portuaria, ni en caminería, ferrocarriles, etc”.
Por otra parte sostuvo que se habló mucho que la venida de los argentinos a sembrar generó mucha riqueza y así fue. “Que se vayan, si es que se van a ir, no lo veo como una amenaza, más bien una oportunidad”, expresó. Y fue más allá: “Uruguay está equipado con un buen parque de maquinaria, técnicos bien preparados, líneas de crédito para proyectar liquidez en el sistema y están todos los operadores internacionales presentes en busca de su producción”.
En cuanto a los márgenes agrícolas sostuvo que para los dueños de la tierra siempre van a estar aún a estos valores. “Lo que no da es la renta para sembrar, ese negocio ya no existe, salvo en muy buenos campos a menos de 150 km del puerto”.
Sobre Argentina consideró que va a volver a crecer con su stock ganadero, pues su capacidad de producción es enorme y gradualmente va a volver a ser lo que fue.
No obstante ello, mencionó que “Uruguay ha dado un paso fundamental en avanzar sobre mercados que Argentina ha dejado y volver a lograrlos no va a ser de un día para otro, por lo cual Argentina tiene un largo camino y Uruguay tiene ese tiempo a favor para consolidar su ventaja”.
Al analizar el negocio ganadero, dijo que pensando en términos de commoditie, o sea venta de carne por hectárea, “toda la ventaja del enorme esfuerzo que hace el productor para trazar su ganado, se lo lleva el frigorífico”. Si pensamos el negocio de producción de carne como una especialidad, “los beneficios se comparten. Y acá Uruguay puede marcar diferencias”.
Según su punto de vista, en la recría está la clave de un posible aumento de productividad de carne por hectárea, “en un país donde casi todos los campos, por más duros que sean, tienen un rincón con aptitud agrícola”.
Por eso manejó el concepto de “Agricultores de forraje”.
Mencionó que como agricultores de granos “aprendemos a planificar minuciosamente, los tiempos ganaderos son más largos y en muchos casos consideramos más flexibles, pero no lo son”.
La planificación y la continuidad son muy importantes para lograr buenos mercados y precios sostenidos.
Según Gordon Storey, el productor uruguayo está hoy en un lugar de privilegio para pegar el salto de calidad. “Para lograr eso, dijo, “debe alimentar mejor su ganado en forma sostenida y continua”.
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