La organización rabínica sionista ortodoxa, Tzohar, anunció la puesta en marcha de un nuevo servicio para la supervisión de restaurantes kosher en Israel, tarea que hasta ahora recaía de forma exclusiva sobre el Gran Rabinato.
Un proceso de certificación novedoso, ofrecido por este grupo compuesto por 800 rabinos ortodoxos, que busca proporcionar “servicios de supervisión alternativos en condiciones más favorables que las del Estado”, de acuerdo con el diario Yediot Aharonot.
Esta iniciativa nace después de que el fundador de Tzohar, el rabino David Stav, afirmara en mayo que el sistema estaba “corrupto” y que había llegado el momento de “abrir el mercado kosher a nuevos actores”, mostrándose muy partidario de su privatización.
“El sistema kosher en este país está en una espiral descendente. No hay otra solución para sanar esta crisis que la privatización”, declaró Stav.
“Necesitamos ver una separación completa entre los agentes del poder político que financian este sistema corrupto -y que al mismo tiempo se niegan a comer los alimentos que son responsables de supervisar- y abrir el mercado kosher a nuevos actores”, concluyó a raíz de una serie de irregularidades publicadas en el informe anual del contalor del Estado, Joseph Shapira.
Según este texto, la mayoría de los supervisores kosher estatales reciben su salario de los negocios que revisan, lo que podría generar un conflicto de intereses y de “dinero negro”.
También se menciona la existencia de supervisores que carecen de la formación necesaria para ejercer como tales, además del pago de horas no trabajadas y de posibles casos de nepotismo.
Los alimentos y bebidas kosher son considerados aptos para el consumo de los fieles judíos en consonancia con los preceptos religiosos de la Torá, y se comercializan bajo esta etiqueta tras la supervisión y aprobación del Gran Rabinato.
La ley israelí no obliga a los restaurantes a ser kosher, y los establecimientos no kosher son comunes en las áreas donde reside una población judía menos observante.
El costo de las inspecciones oficiales y de un certificado para un restaurante de tamaño medio cuesta unos 9.500 shekels por año (unos 2.400 euros).
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