El debate lleva ya varios años, ¿es necesario (o conveniente) obligar mediante la ley a instalar cámaras de vídeo vigilancia en mataderos? Durante los últimos años se han publicado vídeos grabados con cámara oculta en los que se podía ver el maltrato de animales en mataderos franceses, británicos y en otros países de la Unión Europea.
Entre el 2009 y el 2016 la ONG ‘Animal Aid’ introdujo cámaras ocultas en 11 mataderos del Reino Unido, y según la organización en 10 de ellos no se cumplían las normas de protección del bienestar animal.
Los legisladores franceses aprobaron en enero de este año que los alrededor de 1.000 mataderos franceses tendrán que tener obligatoriamente cámaras de videovigilancia para el año que viene. Las cámaras serán obligatorias en todas aquellas zonas donde haya animales vivos, en zonas de transporte, descarga, alojamiento o reposo, aturdimiento y sacrificio.
Con la nueva ley francesa a aquellos que se les sorprenda incumpliendo la ley exhibiendo comportamientos crueles con los animales podrán ser condenados a un año de prisión.
Como consecuencia de la ley francesa la mayoría de ONGs relacionadas con la protección del bienestar animal del Reino Unido han solicitado con más fuerza que se apruebe una ley similar. Su argumento ha sido que cuando han colocado cámaras ocultas se han grabado malas prácticas y el abuso de animales lo que justificaría una medida similar a la francesa.
Actualmente la Asociación Veterinaria Británica (British Veterinary Association) está también a favor de que las cámaras de videovigilancia sean obligatorias, y hoy en día habría más de 200 diputados británicos de la Cámara de los Comunes que también apoyarían esta medida.
La Agencia de Seguridad Alimentaria Británica donde trabajo, y que es responsable de los controles oficiales en mataderos, también ha expresado que es el momento de hacer obligatoria la instalación de videovigilancia que daría las garantías y confianza necesaria de que las cosas se hacen bien. Además los circuitos de videovigilancia ya no son tan caros con un precio entre 3.500 y 10.500 euros por matadero.
El Comité Consultivo del Bienestar de los Animales de Granja (Farm Animal Welfare Committee) del Ministerio de Agricultura también ha reconocido los beneficios de la videovigilancia pero no ha recomendado su obligatoriedad y ha expresado que en ningún caso deben reemplazar, reducir o considerarse un substituto de las inspecciones veterinarias.
Quizás por todas estas opiniones y por el hecho de que el gobierno británico incluyo el uso de videovigilancia para mejorar los estándares de bienestar animal en su programa electoral, el día 11 de agosto, el ministerio de agricultura británico ha publicado una consulta para hacer obligatorio su uso en los mataderos de Inglaterra.
Dejando a un lado el efecto negativo que el maltrato animal tiene en la calidad de la carne, los consumidores y algunos grupos políticos están cada vez más concienciados con el maltrato animal durante el sacrifico.
Lo cierto es que el nivel de cumplimiento con las normas de bienestar es muy alto pero cualquier incidente, por pequeño que sea, genera desconfianza y preocupación entre los consumidores y esto, unido a los aspectos medio ambientales asociados a la producción de carne y los posibles efectos negativos en la salud derivados del consumo excesivo de carne en países desarrollados, puede ser la tormenta perfecta para el sector cárnico.
Y por esto sorprende que algunos mataderos y sus asociaciones aún no se tomen en serio este tema y erradiquen de raíz malas prácticas, aunque sean minoritarias, sin tener que esperar a la intervención del legislador.
Algunas organizaciones de mataderos argumentan elementos legales y técnicos relacionados con la protección de esas grabaciones y quien tendría acceso a ellas. Está claro que para que una medida de estas sea efectiva los Veterinarios Oficiales deberían tener libre acceso a esas grabaciones.
También es muy probable que esta medida ayude a mejorar el cumplimiento de las normas por el personal de mataderos y podría ayudar a la industria a demostrar a los ciudadanos que están dispuestos a tomar todas las medidas para proteger el bienestar animal y que se lo toman en serio.
Como veterinario, el bienestar animal me importa y me preocupa, y por eso con mi equipo de investigadores sociales estoy impulsando un estudio para determinar qué factores culturales, económicos, personales, psicológicos, sociológicos, etc. influyen de modo positivo y negativo en el cumplimento de las normas de bienestar animal en mataderos.
Los resultados de este estudio ayudaran al sector cárnico y al legislador a introducir mecanismos que ayuden a prevenir el maltrato y de este modo mejorar el bienestar animal.
De cualquier modo en mi opinión y teniendo en cuenta que las cámaras de videovigilancia están presentes en la mayoría de los sectores industriales y en la vida cotidiana, unido a los requerimientos legales Europeos actuales, creo que introducir la videovigilancia en mataderos sería beneficiosa para ayudar a desincentivar malas prácticas y garantizar mejores estándares de bienestar animal.
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