El 1° de junio comienzan a regir las nuevas exigencias para las faenas rituales de bovinos con destino a Israel y varios frigoríficos del Mercosur pueden quedar afuera de ese mercado.
“Aún es preocupante el suministro de carne Kösher desde varios frigoríficos de Sudamérica”, aseguró a El País el consultor en faenas para Israel y alimentos producidos bajo la ley Kösher, Felipe Kleiman.
El sistema tradicional de faena, con el animal colgado previo al degüelle no corre más. Argumentando prácticas de bienestar animal, el Ministerio de Agricultura de Israel, estableció la exigencia de instalar cajones rotativos que inmovilizan mecánicamente al vacuno antes de ser degollado sin insensibilización. El argumento es que esta tecnología causa menor estrés previo al sacrificio. El rabino encargado de desangrar al animal precisa que el vacuno esté quieto, sin movimientos violentos, para poder hacer el corte limpio que le producirá el rápido desangrado y para que la menor presión sanguínea resulte en una pérdida de sangre más completa durante el proceso de sacrificio religioso. El corte debe hacerse dentro de los 10 segundos posteriores a la inmovilización del animal, según establece el reglamento. La especialista y referente en bienestar animal -también es consultora de la industria cárnica mundial-, Temple Grandin, no está en contra de la faena ritual, se opone cuando están mal hechas, causando un dolor innecesario en el animal previo a su muerte.
“En la sociedad israelí el bienestar animal tiene un peso muy grande y no respetarlo es motivo de conmoción social”, explicó el experto que gerenció operaciones bajo la ley Kösher en 20 frigoríficos. La difusión en Internet de un video mostrando una faena Kösher en un frigorífico paraguayo pegó duro en los consumidores y los grupos defensores del bienestar animal, se hicieron sentir con sus protestas.
Esa presión, provocó que el Servicio Veterinario de Israel reaccione comunicando que a partir del 1° de enero de 2016 comenzaría a exigir los cajones de inmovilización rotativos para las faenas rituales de vacunos cuyos delanteros, pero no reglamentó la decisión. Los frigoríficos abastecedores de todo el mundo protestaron contra esa exigencia, pero como no estaba la reglamentación, todo siguió igual. En 2017 surgió la reglamentación de la norma escrita. A partir del 1° de junio de 2018 se deben instalar los cajones rotativos de inmovilización y usarlos en las faenas de animales para Israel.
Esa presión, provocó que el Servicio Veterinario de Israel reaccione comunicando que a partir del 1° de enero de 2016 comenzaría a exigir los cajones de inmovilización rotativos para las faenas rituales de vacunos cuyos delanteros, pero no reglamentó la decisión. Los frigoríficos abastecedores de todo el mundo protestaron contra esa exigencia, pero como no estaba la reglamentación, todo siguió igual. En 2017 surgió la reglamentación de la norma escrita. A partir del 1° de junio de 2018 se deben instalar los cajones rotativos de inmovilización y usarlos en las faenas de animales para Israel.
“Hoy no se trata de postergar la medida por medio año más. El Ministerio de Agricultura de Israel asumió el compromiso con la Suprema Corte de que a partir de 1° de junio 2018 no corre más el método de faena antiguo. Eso es lo que debería hacer que los frigoríficos tomaran en serio el tema”, dijo Kleiman a El País.
Preocupación. El consultor en faenas y alimentos Kösher, recordó que Uruguay siempre mostró resistencia a esta nueva exigencia y en Argentina, de los 17 frigoríficos que exportan carne Kösher, “quizás 10 están por el buen camino y tienen encargado el equipo o proyectos de reforma de la planta”, afirmó. “En el Mercosur avanza el interés por instalar los equipos pero todavía hay riesgo de que algunas plantas pierdan la fecha límite.
Los cajones rotatorios demoran dos o tres meses para ser producidos”, advirtió Kleiman que realiza consultorías en proyectos de adecuación de frigoríficos para exportar a Israel y en equipamientos y soluciones industriales para faena Köser. Según dijo, el costo de los equipos va de US$ 120.000 hasta 120.000 euros, en este último caso si son comprados a fábricas europeas que son referentes en la materia.
Kleiman sostiene que hay equipos hechos en Brasil a partir de US$ 125.000 o US$ 130.000. “La industria brasileña tiene alguna fábrica que es capaz de hacer buenos equipos y la argentina también”, dice el consultor.
Mercado. El consumo de carne en Israel “está aumentando”, según la visión del entrevistado. Años atrás las importaciones rondaban las 80.000 toneladas, pero hoy se supera ese volumen. Según los datos proporcionados por Kleiman a El País, de junio de 2016 hasta junio de 2017, la importación de carne bovina ya estaba en 90.000 toneladas y casi el 85% de ese volumen salió de frigoríficos del Mercosur. “Una parte pequeña sale de Polonia, que hizo en el mismo período 11.700 toneladas contra 23.000 toneladas de Uruguay”, reconoció.
Uruguay tiene 10 plantas habilitadas -tiene menos frigoríficos habilitados que Argentina-, pero exporta 23.000 toneladas anuales. Argentina tiene 17 plantas habilitadas y coloca 20.000 toneladas.
Pero hay otra ventaja a favor de Uruguay y según Kleiman es que “tiene contratos más largos con Israel y el menor tiempo de detención de las faenas cuando los grupos de rabinos se van por las festividades”.
Pero hay otra ventaja a favor de Uruguay y según Kleiman es que “tiene contratos más largos con Israel y el menor tiempo de detención de las faenas cuando los grupos de rabinos se van por las festividades”.
El consultor sostiene que la industria uruguaya “debería dar el ejemplo” y tomarse “más en serio las nuevas exigencias de Israel”. Es más, argumenta que pensar que Israel precisa que Uruguay le exporte delanteros, “es un error estratégico”.
Kleiman asegura que es al revés, “Uruguay necesita venderle delanteros a Israel”, destacó. La dependencia que se manejaba antes “expiró”, sostuvo.
Exportación Genera al año unos US$ 133 millones.
Uruguay vende 23.650 toneladas anuales al mercado israelí -son delanteros bovinos- a US$ 5.650 por tonelada a partir de 10 frigoríficos habilitados que reciben a los equipos de rabinos encargados de realizar y supervisar las faenas. Este mercado genera anualmente alrededor de US$ 133 millones.
El consultor en faenas y alimentos Kösher para Israel, Felipe Kleiman, aseguró a El País que “los números de exportación justifican la inversión en los nuevos equipos de inmobilización electrónica” que pide el Ministerio de Agricultura de Israel.
Pero más allá del costo de los equipos -que además son hechos por pocos proveedores en el mundo-, la barrera para varios frigoríficos uruguayos está en las reformas que se deben hacer en las plantas para poder instalar el nuevo sistema de inmovilización mecánico. En muchos casos, no hay espacio para esas reformas o son muy costosas de realizar, pero además tienen la ventaja de poder redireccionar los delanteros a otros destinos, sin necesidad de atender todos los detalles que exige una faena ritual como la kösher y sus estrictas certificaciones de todos los procesos. En la otra vereda, algunas empresas que habitualmente tienen negocios con la comunidad judía en el mundo, deberán ajustarse a la nueva normativa para poder continuar exportando y abastecer clientes de larga data, con los que han generado confianza.
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