El informe técnico 41 del INIDEP describe la situación de la pesquería de merluza hubbsi a través de los años y marca un profundo cambio a partir de 2009, cuando la flota fresquera se vuelca a la pesca de langostino. Pero ese traslado, según los datos recolectados, no sirvió para impulsar la esperada recuperación del caladero.
La merluza común, junto con el langostino y el calamar, son los recursos pesqueros más importantes para la economía de la Argentina. Las biólogas Fernanda Villarino y Betina Santos, del programa Merluza y Fauna Acompañante, describen un cambio notable en la explotación de la pesquería: las toneladas exportadas de merluza se redujeron un tercio desde 2009 a 2012; en los últimos 7 años, en dólares, se ubicó detrás del langostino. También en volumen exportado durante 2015 y 2016, explican en el último informe de la especie.
A diferencia de lo que puede suponerse, esta baja en las exportaciones refleja el aumento en la presión pesquera sobre el langostino pero no una reducción en la explotación de merluza; los desembarques en 2016 de todas las flotas en conjunto fueron un 5% mayor a los de 2015. La flota congeladora, a pesar de estar limitada desde la normativa por un porcentaje determinado de cuota, “desde 2009 a 2016 declaró de 27% a 51% del total”.
Las declaraciones del efectivo sur de 41º S -de donde proviene el 90% de las capturas- muestran que en 2016 la flota congeladora capturó 122.313 toneladas; la fresquera 108.468; la costera 6.810 y la de rada/ría 2.814 toneladas. Comienza a verse, año tras año, el avance de la flota congeladora sobre la fresquera, que explica en gran medida la falta de pescado en las plantas de procesamiento.
En 2016 la captura total corregida con la inclusión del descarte, bycatch, captura de otros países (52.000 toneladas) y subdeclaraciones se estimó 408 mil toneladas. La captura total promedio entre 2008 y 2012 se había estabilizado en 340 mil toneladas, mientras que entre 2013 y 2016 subió a alrededor de 400 mil toneladas, mientras que la captura de otros países se mantuvo en unas 53 mil toneladas. Considerando todo el período de análisis, el descarte estimado tuvo un valor medio anual de 55 mil toneladas y el bycatch de 28 mil toneladas, pero entre 2014 y 2015 mientras el descarte subió el bycatch bajó.
En cuanto a la estructura de tallas en las capturas, el informe señala que desde 2009 se mantienen valores por encima de los 2,3 años aunque siempre por debajo de la edad de primera madurez, que es la talla a partir de la cual la mitad de los individuos se consideran maduros. “Esto ocurre porque la selectividad actual de la flota merlucera no considera este parámetro biológico. En un informe de Renzi de 2011 se describe que la malla vigente de 120 milímetros resulta en una edad y talla de primera captura de 1,7 años y de 27,65 centímetros, situación que es morigerada por la permanencia del AVPJM”.
A partir de los modelos utilizados se identifica un primer período de 1990 a 1997 con valores promedios de biomasa total de 1 millón de toneladas. A partir de 1998 se observó una disminución hacia valores mínimos en 2000 y 2001. Luego la biomasa total vuelve a aumentar entre 2004 y 2006 debido al ingreso de los buenos desoves de 2002 y 2003, pero a causa de la fuerte presión pesquera nuevamente disminuye en 2007. Recién desde 2010 se observa la lenta recuperación de la Biomasa Total. En los últimos 3 años ésta se ubicó, según el modelo utilizado (APV-XSA o ECE), entre 800 mil y 900 mil toneladas; y para el 2016 se estimó un 5% inferior a la de 2015.
Los especialistas describen que debido a la fuerte presión pesquera, sobreviven muy pocos individuos de edades 4 y mayores aunque ingresen cohortes fuertes al recurso, y sean en parte protegidas por el área de veda. “Se dificulta así la recuperación de la estructura de edad y biomasa reproductiva del efectivo sur. La fuerza de la clase anual 2015 se comprobará en las próximas evaluaciones (pero) lamentablemente a la fecha sabemos que aumentó la mortalidad sobre este grupo debido al bycatch y al descarte”.
A partir de las evaluaciones realizadas, de los resultados obtenidos sobre la abundancia de edad 1, de la proporción de grandes reproductores, el nivel de biomasa total y reproductiva, el bycatch, los descartes y los objetivos de recuperación planteados se propusieron como es habitual desde los últimos años, seis escenarios de explotación para 2018 que implican distintos grados de posibilidad de recuperar el recurso.
Para alcanzar una biomasa reproductiva mayor o igual a 600 mil toneladas y un porcentaje de grandes reproductores no inferior al 16% en el corto plazo, la captura debería estar entre 232 mil y 259 mil toneladas; en el mediano plazo este volumen puede llevarse a rangos entre 254 mil y 280 mil toneladas.
El porcentaje promedio de los últimos 5 años de grandes reproductores se ubicó en 14%. Esto no ha permitido la recuperación de la biomasa reproductiva pero de todos modos fue presentado como un escenario de explotación posible; los resultados de captura se situaron entre 252 mil y 281 mil para el corto plazo y entre 265 mil y 293 mil en el mediano plazo.
Claro que debe tenerse en cuenta que en las recomendaciones de manejo, las autoras del informe han insistido en que el valor de CMP “es solo una medida dentro del conjunto de medidas necesarias para lograr la sustentabilidad de la explotación del recurso. Sin embargo en los últimos años se detectó un aumento pronunciado de los valores de descarte de merluza en su pesquería y como bycatch en la de langostino. Además, la captura de merluza declarada por otros países se duplicó entre 2011 y 2013 y se sostiene”. A esto deberá añadirse la mentira de los partes de pesca, una situación que quedó evidenciada en las declaraciones de nototenia de la empresa Solimeno SA.
El número final que terminó recomendando el INIDEP fue de 290 mil toneladas, es decir el escenario menos precautorio; pero debe tenerse en cuenta que este valor implica las capturas realizadas por otros países, establecidas en un promedio de 53 mil toneladas. Por lo tanto, para el efectivo sur la flota argentina no debería superar las 237 mil toneladas. Aclaran a la vez los especialistas que “se deben tomar medidas concretas para disminuir la captura de juveniles y para evitar la pesca de reproductores cuando comienzan a concentrarse para su reproducción”.
Las medidas complementarias que deberían aplicarse junto con la CMP son: mantener las actuales dimensiones de la veda de juveniles; utilizar artes de pesca y dispositivos selectivos u otras medidas de manejo tanto en la pesquería de merluza como langostino; aumentar los controles sobre las declaraciones de captura; lograr una efectiva protección de las concentraciones de adultos en la temporada reproductiva (octubre-abril) cuando la flota langostinera actúa dentro del AVPJM; adecuar el programa de observadores para obtener estimaciones más precisas, tanto en merluceros como en la flota dirigida al langostino.
Crece la captura incidental de merluza
La captura incidental de merluza se estima empleando la relación observada entre las capturas de merluza y de langostino y los desembarques de este último. “Sin embargo, dichas declaraciones están afectadas por el descarte a bordo de la flota tangonera que llegó en 2016 al 10%. Existen otros aspectos que podrían afectar esta fuente de información, por lo que se deben hacer esfuerzos en mejorarla”.
Los valores de bycatch entre 2013 y 2015 fueron en promedio de 26.000 toneladas. En 2016 se estimaron en 30.000 toneladas como resultado del incremento de la actividad extractiva sobre el langostino y se observó un aumento en las capturas de las edades 1, 2 y 3. Respecto de la mortalidad por pesca de la edad 1, disminuyó a partir de 2010 cuando la flota tangonera abandonó el Golfo San Jorge, de manera que desde 2012 la mortalidad ejercida por la flota merlucera fue ligeramente superior; sin embargo, en 2016 fue superada por la de la flota tangonera.
Las consecuencias de no tener campañas
La campaña global de evaluación de la población de merluza al sur del 41º S se realiza en invierno y permite conocer las fluctuaciones de la abundancia del recurso por grupo de edad. Los datos de las campañas globales que se utilizaron en esta evaluación corresponden al período 1996-2016, aunque no es una serie completa. Faltan los datos de todas las campañas que no se realizaron en 2004; 2006; 2008; 2009; 2010; 2014 ni en 2015. A esta cronología de la ineficiencia estatal en colaboración con la burocracia sindical debe sumarse el 2017.-
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