miércoles, 17 de enero de 2018

URUGUAY: Flexibilidad como herramienta para crecer


Uruguay : El productor de la región de Cuchilla del Perdido, en Soriano, implementa un sistema que apunta a la ren- tabilidad de corto plazo sin descuidar ser sustentable económica y ambientalmente en el mediano y largo plazo.
Ernesto Battisti combina en su establecimiento ubicado en Cuchilla del Perdido, departamento de Soriano, varios rubros de producción, aunque el principal es la lechería. Tiene un sistema flexible que le permite, en base al errático devenir del clima y la evolución de los precios del mercado, ir acomodando el énfasis de los distintos rubros con el objetivo de lograr rentabilidad en el corto plazo, pero sin descuidar el potencial productivo de mediano y largo plazo. En entrevista para Agrotemario, Battisti, al frente del establecimiento desde el año 2001, explicó las líneas madre en que se basa el sistema, en el que la fertilidad del suelo y el agua ocupan un papel preponderante.
¿Cuáles son los puntos clave de su sistema?
Lo principal es que tratamos de tener un sistema flexible, tanto al clima como a la coyuntura de precios. En segundo lugar, tratamos de desarrollar un sistema que nos permita crecer. Tenemos un esquema que apunta al desarrollo de todos los participantes, tanto en la parte económica como personal. El sistema es cambiante de acuerdo con las condiciones, apuntando a su rentabilidad de corto plazo pero que también ha demostrado ser sustentable económica y ambientalmente en el mediano y largo plazo.
¿Qué aspectos concretamente definen la sustentabilidad económica?
Creo que básicamente son dos cosas: la flexibilidad del sistema y un trabajo ajustado de planificación y control de procesos. La flexibilidad permite adaptarse a cambios en las relaciones de precios de la carne, los granos y la leche, los rubros se expanden y contraen a lo largo del tiempo. Por ejemplo, en algún momento llegamos a hacer 50% del área de soja y para este año este cultivo será casi cero.
La base del sistema son 9.000 litros (700 kilos de sólidos) por hectárea de vaca masa, con 50% de la dieta a pasto. Con 40 años de selección encontramos la vaca que se adapta al sistema. En nuestro caso, al ser la lechería el rubro principal, tenemos una ventaja comparativa para aportarle un valor agregado a los granos cuando su precio está deprimido.
¿Cómo es la dinámica de uso de suelo?
Es super dinámico, pero mantenemos dos o tres líneas madres. La primera es sembrar siempre en invierno y en verano, no dejar chacras sin cultivo; el clima en Uruguay es tan variable que no sabemos con cuál cultivo nos irá bien o mal cada año.
La segunda es alternar cultivos y pasturas. En la progresión de cultivos y pasturas apuntamos a complementar ciclos, diferentes sistemas radiculares, diferentes coberturas, resistencia a insectos y enfermedades.
La tercera es incluir especies C4 en la rotación para aportar rastrojo de calidad y cantidad. El 95% de los cultivos son en siembra directa, solo roturamos el suelo en chacras puntuales que lo necesitan (pisoteo de ganado, corrección de drenajes, etc). Sobre esas bases nos guiamos hacia las decisiones que se van tomando en el corto plazo.
¿Qué aspectos han incorporado de manejo ambiental?
Hace tres años incorporamos terrazas al sistema; es algo que vamos implementando progresivamente y nos está aportando algunas soluciones. Por otra parte, invertimos mucho en la sistematización de caminos y distribución de aguadas. En lechería, trabajamos con el ganado siempre en el campo, debemos permitir a las vacas que regresen caminando solas del tambo al pasto y que dispongan de agua en la parcela para que permanezcan allí. En cuanto al manejo de efluentes, reciclamos nutrientes a través del equipo de riego y los distribuimos en 80 hectáreas previo tratamiento. Nuestra represa y demás fuentes de agua es lo que siempre estamos mirando y no encontramos señales de que se encuentren afectadas por los manejos que implementamos.
¿Cómo enfocan el tema de la fertilización a nivel del sistema?
Hace 10 años estamos trabajando con el objetivo construir la fertilidad del suelo, es decir, alcanzar determinados niveles de fertilidad para luego mantenerlos. Entiendo que esa etapa ya la hemos cumplido en gran parte del área. Ahora el desafío es mantener el estatus de fertilidad, para lo cual muchas veces nos encontramos faltos de herramientas que colaboren con la toma de decisiones. Hacia dónde conducir la fertilidad es todo un tema y esto es más complejo en lechería que en la propia agricultura.
¿Qué tipo de nutrientes se están aportando al suelo?
Los nutrientes básicos que miramos son el nitrógeno, fósforo, potasio, azufre y calcio. El componente pasturas contribuye con buenos niveles de materia orgánica, a partir de las vacas pastoreando y el elevado reciclaje. En maíz con riego afinamos un poco más la fertilización para capitalizar el potencial, incluso aportando algunos micronutrientes. De esta forma alcanzamos por encima de 60.000 kg de materia verde por hectárea de silo. Sin embargo, este año el maíz lo haremos en secano porque la pastura que tenemos en el área de riego está muy buena y preferimos mantenerla. Entonces, coyunturalmente, pasamos a maíz un área que hubiera sido de soja, aprovechando que los números de la lechería son mejores que los de este grano.
¿Cuáles son los principales desafíos del sistema en el futuro?
El principal desafío es estabilizar el sistema, venimos de muchos años de crecimiento y estamos en una etapa de consolidación. Como desafío específicamente tecnológico, creo que todavía no encontramos la solución a la compactación que es causada por altas cargas y clima tan errático. En los sistemas a cielo abierto como el nuestro, cuando pasan varios días lloviendo el campo se acaba. Hemos aplicado recientemente algunas alternativas de labranza vertical y es algo que estamos evaluando.
¿Qué rol juega el riego en el sistema?
El riego como norma general lo usamos sobre pastoreo directo, porque con las vacas devolvemos gran parte de los nutrientes y le otorgamos mayor eficiencia al proceso. Es por eso que tenemos el sistema de riego metido en el área del tambo, dos círculos de riego específicamente. Sería inviable para nosotros hacer únicamente cultivos bajo riego, porque se concentrarían los nutrientes en otro lado. Como vimos que con silo de maíz es posible superar los 60.000 kg., manejamos la posibilidad de hacerlo cada año alternados y potenciar el resto del sistema.
Para la toma de decisiones como las que incluyen al riego ¿se apoyan en bibliografía? Lo hacemos al momento de seleccionar híbridos, líneas genéticas, así como variedades de pasturas, pero en cuanto a las decisiones estratégicas de cómo organizar los rubros a la empresa lo discutimos con nuestros asesores a la interna.
¿Qué importancia le asigna al análisis de suelo?
Es una herramienta muy importante como diagnóstico y seguimiento, aunque entendemos que todavía se puede generar más información que nos permita ajustar la forma y el momento de muestreo para optimizar la fertilización. En Uruguay, la herramienta de mayor impacto en la producción y más barata es la fertilización y no la estamos usando tanto como se podría. Nosotros nos centramos mucho en el concepto de aplicar fertilizante que sea capitalizado eficientemente en pasto. Incluso la erosión por lluvias desciende muchísimo al contar con mayor cobertura vegetal y generamos suelos con mejores niveles de materia orgánica y mejor estructurados.
¿Cuáles son los aspectos clave en el armado de las pasturas?
Tenemos muchas pasturas que se comportan como perennes y que logramos en base a una mezcla de varias especies. Combinamos componentes más perennes con otros de carácter bianual con potencial de resiembra. De esta manera logramos pasturas de seis, siete y hasta ocho años produciendo muy bien. Especies como festuca, dactylis, cebadilla o achicoria van modificando su frecuencia de aporte a la mezcla a través de los años, siempre respondiendo a la fertilización y sin problema de malezas.
¿Está conforme con el manejo que hace del pastoreo?
Es complicado porque no tenemos un método eficaz de cuantificar el manejo del pastoreo y es muy errática la forma de crecimiento de las pasturas en Uruguay. Se producen picos de crecimiento muy variables y muy difíciles de presupuestar, por lo que no sabemos cuánto vamos a disponer y cómo lo vamos a aprovechar exactamente. Al estar las condiciones cambiando permanentemente, entonces nosotros también tenemos que estar cambiando permanentemente para adaptarnos y lograr un manejo lo más adecuado posible.
 

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