miércoles, 1 de noviembre de 2017

Cómo se gestó la caída de Buryaile y la llegada de Etchevehere al Gobierno


. El número uno de La Rural trabajó dos años para ser ministro. Internas y traiciones detrás del nombramiento.
En diciembre de 2015 el recién electo presidente Mauricio Macri tenía una decisión tomada: el entonces titular de la Sociedad Rural (SRA), Luis Miguel Etchevehere, sería nombrado ministro de Agroindustria de la Nación.
La jugada representaba un riesgo bastante alto para un mandatario que había ganado por escasa diferencia un balotaje apenas unas semanas atrás. Fue así como, en el marco de una reunión de “la mesa chica”, Alfonso Prat-Gay logró convencer a Macri.
En un gesto hacia el radicalismo y para frenar la polémica que había generado la posible designación de Etchevehere, se decidió entonces nombrar al diputado Ricardo Buryaile. “Lo convencí”, decía el escueto mensaje que le mandó Prat-Gay al formoseño.
Como era de esperar, el cambio de decisión no le cayó nada bien presidente de la SRA. Pero, enseguida, el dirigente entrerriano comprendió que quizá no era el momento adecuado para pasar del gremialismo rural a las grandes ligas de la política.
Fue así como Etchevehere se puso a trabajar para, llegado el momento, estar listo y asumir en reemplazo de Buryaile. Fue quizá el único dirigente del campo que mantuvo en estos últimos dos años línea directa y diálogo constante con Macri.
Es más, en algunos funcionarios generaba cierto recelo y llamaba la atención el trato privilegiado que tenía Macri con Etchevehere. Se sabía que el número uno de la SRA era el preferido del presidente y que su llegada al Gobierno sería un hecho consumado.
Algunos hechos que fue contando PRA permitieron predecir la designación anunciada por Marcos Peña. En cada gira que encaraba Buryaile por el exterior se encontraba Etchevehere casi en calidad de ministro paralelo y marcándolo de cerca al formoseño.
En alguna oportunidad trascendió que Buryaile fue al despacho de Macri en la Casa Rosada para reunirse por un conflicto por la fiscalización de semillas y quien se encontraba con el presidente reunido a solas era nada menos que Etchevehere.
También se supo de algún enojo en una reunión de Gabinete -que incluyó un reto público- de Macri a Buryaile por la falta de soluciones respecto a la crisis que atraviesan los productores de peras y manzanas del Alto Valle en Río Negro.
A fuerza de lobby Etchevehere logró un hecho inédito en la SRA. En septiembre de 2016 los integrantes de la tradicional Comisión Directiva lo eligieron por tercera vez al frente de la entidad sabiendo que lo usaría como plataforma para su salto a la política.
El dirigente rural era consciente que su tiempo estaba por llegar. Cuando lo sondearon para ser candidato en Entre Ríos, hizo fuerza para que el elegido sea el radical Atilio Benedetti porque, evidentemente, la posibilidad de ser diputado no era su objetivo.
Todo se terminó de cocinar en julio de este año después del discurso de Etchevehere en la exposición rural de Palermo. La mesa chica de Cambiemos aprobó en esos días la llegada del entrerriano de 54 años al Gabinete luego del fuerte respaldo público.
De todas maneras, el nombramiento de Etchevehere dependería, en definitiva, del resultado electoral. Con poder político a partir del triunfo del 22 de octubre, Macri supo que ahora sí podía nombrar en Agroindustria a quien quiso desde el primer día.
Contrariamente a lo que pasó en 2015, al presidente no le importó la reacción que podía generar la designación en sectores que rechazan la llegada de La Rural al Gobierno ni tampoco en dirigentes del campo que no tienen buena relación con Etchevehere.
Lo cierto es que ahora restará ver qué estilo adopta Etchevehere como ministro de Agroindustria, qué medidas toma y, sobre todo -la principal preocupación a nivel interno- a qué funcionarios de la gestión anterior corre, mantiene o asciende.
Reacciones políticas
En este contexto, la decisión de echar a Buryaile del Gobierno cayó como un baldazo de agua fría. Tal es así que PRA tenía previsto para esta semana una entrevista con el ahora ex ministro en la sede de Agroindustria y que, por obvias razones, se suspendió.
“Ricardo se va por la puerta grande; en dos años, gracias a un trabajo en conjunto, logramos levantar al sector agropecuario con récord de producción y apertura de mercados internacionales”, dijeron en su entorno, aún sorprendidos por la medida.
Sin embargo, en los pasillos de Agroindustria existe cierto sabor a traición en función de que hace algunos meses atrás los estrategas de campaña le negaron a Buryaile la candidatura en Formosa sabiendo que sus días como ministro estaban contados.
En tanto, en la mayoría de las entidades, asociaciones, cámaras y empresas vinculadas al agro hasta el momento no se expresaron sobre la llegada de Etchevehere en un silencio que, en algunas ocasiones, dice mucho más que un comunicado de prensa.

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