El líder de Investigación y Desarrollo (I+D) de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea), Federico Bert, consideró que “atraer talentos” es uno de los desafíos que tienen que encabezar la agenda del agro argentino para lograr el salto productivo que lo consolide como líder mundial en la provisión de alimentos.
“Es necesario refundar la relación entre las personas y la agroindustria para lograr una producción en armonía con la sociedad, pero también para atraer a talentos, en especial jóvenes que encuentren en el agro una oportunidad de desarrollo. Son ellos quienes traerán la innovación y profesionalización necesaria para un salto productivo”, manifestó Bert durante la jornada “Argentina 2030 – Israel 2048”, organizada en el marco del Programa Argentina 2030.
Para Bert, “la tecnología es el principal camino para aumentar la productividad. En este sentido se están generando una ola de desarrollos tecnológicos, muchos sobre la base de tecnologías digitales, que apuntan a aumentar la producción y mejoran la eficiencia en el uso de los recursos”.
Ejemplos
Bert mencionó, como ejemplos, que “hoy utilizamos sensores y software para el manejo del ganado, pero ajustado a necesidad de cada animal; sensores y actuadores para aplicar herbicida específicamente en donde hay malezas, imágenes y software para detectar necesidades de fertilización y aplicar las dosis de fertilizantes óptimas a cada metro cuadrado de suelo. Y hasta robots que pueden realizar controles de plagas sin usar fitosanitarios. Todo apunta a mejorar la productividad y en última instancia la competitividad. El gran desafío es lograr adopción masiva y rápida”.
Sobre los desafíos de la Argentina 2030, destacó la necesidad de “acompañar e impulsar a los emprendedores como una responsabilidad del sector privado y del público, no sólo porque necesitamos mejorar la productividad, sino también porque un emprendimiento exitoso se convierte en una empresa que genera riqueza, que dé empleo”.
También agregó: “La Argentina puede convertirse realmente en un país agroindustrial. Hoy, la demanda por un lado y las nuevas tecnologías por el otro, ofrecen un amplio abanico de posibilidades al empresario agropecuario; con este escenario, el desafío es promover el desarrollo de nuevos productos, alimentos de calidad y diferenciados, bioenergía, bioinsumos, biomateriales y en simultaneo desarrollar mercados para los mismos. El cambio tiene que venir de la proyección individual de cada empresario impulsado por la promoción del Estado”.
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