Mercado global de vinos, maduro

Mientras en la Argentina la crisis lleva más de seis años golpeando a la industria del vino, a nivel global el sector atraviesa una etapa de estancamiento que puede adjudicarse a una desaceleración del PBI mundial o mirarse como un momento de madurez que trae consigo una competencia feroz.   Durante el último cuarto de […]

Mientras en la Argentina la crisis lleva más de seis años golpeando a la industria del vino, a nivel global el sector atraviesa una etapa de estancamiento que puede adjudicarse a una desaceleración del PBI mundial o mirarse como un momento de madurez que trae consigo una competencia feroz.

Durante el último cuarto de siglo, el mercado mundial de vinos vivió un crecimiento único. Mucho tuvo que ver la globalización comercial, tecnológica y financiera y en especial el papel jugado por las economías emergentes, la mayoría de ellas sin hábito de consumo de vino, pero con la apertura mundial y cierto proceso de occidentalización comenzaron a demandar vino importado.

Otra parte de la expansión del comercio estuvo vinculada a nuevos hábitos de consumo de generaciones jóvenes, como fue el proceso de EE.UU. y Reino Unido. En contraposición, la disminución del consumo de vino en países tradicionales impulsó su expansión exportadora y una menor importación. En números, desde los u$s 8 mil millones que se exportaron en 1990 a los más de u$s 34 mil millones que se alcanzaron en 2014, el comercio mundial se cuadriplicó con una tasa de expansión promedio del 5,9% anual, algo menos que el crecimiento del comercio total de bienes y servicios, que fue del 7% anual.

Pero de esa expansión sin igual, el mercado mundial comenzó a mostrar indicios de estar ingresando en una etapa de madurez, dado que en los últimos años crece menos que el comercio global de bienes, según se desprende de un estudio elaborado por la División Vinos del Banco Supervielle al que tuvo acceso Ámbito Biz.

El comercio de vinos ha mermado su tendencia creciente, sentencia Mauro Sosa del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este. Por su parte, Walter Bressia, presidente de Bodegas de Argentina apunta que el mercado en el mundo es uno solo y los volúmenes que se mueven son los mismos.

El informe destaca que -producto de este nuevo escenario de madurez- se prevé en el corto plazo un ambiente de fuerte rivalidad cuyas consecuencias serán jugadas competitivas más agresivas que presionarán en la estrategia de las empresas a través de menores márgenes de ganancias.

Hasta el momento, el volumen se mantiene. Pero cuando un país, en este caso la Argentina, por cuestiones de política macroeconómica, deja de vender a un destino, ese espacio lo cubre otro, explica Bressia. Nuestro espacio lo están cubriendo países como España, Chile, Italia, Sudáfrica, que han ingresado en el mercado de vinos que estaba ganando la Argentina, amplía.

En esa línea, Sosa citó: Todo depende de los precios, si otro país ofrece uno mejor, se lo compran, el clásico juego de la oferta y la demanda. Y recordó que antes Rusia compraba vino a granel a la Argentina, pero que ese mercado lo ganaron España y Sudáfrica. Por ello no dejó pasar la oportunidad para advertir que si la Argentina corrige las variables que le hicieron perder competitividad, tendrá oportunidades en el mercado internacional.

Según el informe de Supervielle, para los próximos años la expectativa es que el crecimiento de PBI per cápita se ubique por debajo del 1% anual, por lo que, ante el ingreso en una etapa de madurez, es probable que el comercio de vinos crezca a una tasa similar o menor. Además, la participación del vino en el total de mercancías comercializadas a nivel mundial se expandió desde 1990 hasta 1998 para luego comenzar una declinación errática provocada por crisis mundiales hasta ubicarse hoy en su mínimo histórico. En tanto, el volumen total de vinos exportados en la actualidad comparado con el total consumido se ubica por encima del 40%, lo que sugiere cierto nivel de competencia muy fuerte con las producciones de vinos locales en muchos países.