Asegura que la actual situación es revertible. Estima que con los cambios que pueda llevar a cabo el Estado en materia de regulación sanitaria, las compañías del sector podrían retomar la competitividad y tener menores costos de producción
El gerente general de SalmonChile, Felipe Manterola, no niega que la industria atraviesa uno de los momentos más complejos de su existencia, probablemente el más difícil después de la crisis del virus ISA que tuvo que enfrentar hace unos años atrás. Al contrario, el gremio reconoce, con todas sus letras, que lo que enfrentan es una nueva crisis, pero esta vez no sanitaria, sino de precios y de regulación. De hecho, el 2015 ha sido un año estable desde el punto de vista de mortalidad de los peces, que ha estado más baja que en otras oportunidades. Pero esta vez factores externos como los bajos precios del salmón, la mayor competitividad de Noruega, el incremento de las exportaciones de Canadá hacia Estados Unidos y la depreciación de las monedas en importantes mercados de destino como Brasil y Rusia los afectan profundamente.
Sin embargo, el problema más importante que golpea a la salmonicultura chilena es la estricta regulación sanitaria, que hoy tiene a las compañías operando con márgenes negativos por los altos costos que conlleva. Muchas de esas exigencias son lomos de toro que no se traducen necesariamente en mejores condiciones sanitarias, dice. Por el contrario: el actual modelo y los negativos elementos externos han llevado a que se cuestione la rentabilidad de la industria incluso en otros mercados.
La semana pasada, Anne Hvistendahl, jefa del negocio de salmón del banco DNB, la institución financiera más grande de Noruega y el principal banco financista de la industria salmonera en el mundo, fue categórica en una entrevista con “El Mercurio”: “La industria salmonera está siendo muy rentable en Noruega y no en Chile”, advirtió.
Frente a estos dichos, Felipe Manterola aseguró que los bajos precios que enfrenta actualmente la industria, sumado al exigente modelo regulatorio, no les permite ser rentables. No obstante, está seguro de que la compleja situación financiera del sector es pasajera y recalca que es absolutamente revertible. “Si tenemos una regulación más eficiente, podemos hacer que se revierta en un plazo no muy largo”, señaló.
En ese contexto, hace un llamado a la autoridad, porque tener menores precios y mayores costos no es sostenible en el largo plazo. “La urgencia de nuestro llamado es a que actuemos de forma rápida porque sabemos que esta situación se puede revertir pronto si es que le damos el sentido de urgencia que esto tiene”.
Urgen los cambios
La salmonicultura ya no puede seguir esperando, sostiene Manterola. Es uno de los pilares de la economía del sur de Chile y les da empleo a 70 mil familias. Si bien se han llevado a cabo conversaciones entre el Gobierno y el sector privado para solucionar las complicaciones que se enfrentan hoy, aún no hay una respuesta concreta. “No queremos más regulación, sino que una mejor regulación”, sostiene.
Para SalmonChile, es fundamental que se genere un cambio en el sistema que permita tener mejores condiciones sanitarias, pero a la vez ser más eficientes. Una de las modificaciones primordiales es que implementen medidas para que “el crecimiento y decrecimiento de la industria dependa de sus resultados, manteniendo siempre en los mejores términos las condiciones sanitarias y ambientales, lo que permitiría disminuir el costo por enfermedades”.
En segundo lugar, plantea que las concesiones deben estar en los lugares correctos en cuanto a posición y que tengan un tamaño óptimo. “Llevamos más de cinco años intentando tener un proceso de relocalización de las concesiones (…) Sin embargo, ha corrido extremadamente lento y requerimos celeridad”, advierte.
Otra de las cosas que propone el gremio que deben trabajar en conjunto con el sector público es en la promoción del salmón y el posicionamiento del producto chileno. “Generamos la mejor proteína del mundo en uno de los lugares con mayores ventajas para producirla, con un tremendo futuro por delante, pero en el corto plazo (la industria) está muy comprometida por la situación financiera que atraviesa”, recalcó. Y aclaró: la complejidad del actual escenario no se da por una crisis productiva, sino de precios y modelo regulatorio.
Lejos de ser el fin de la salmonicultura, afirma que el sector puede salir a flote en el corto plazo si se toman las medidas necesarias. “Es una industria que tiene tremendas posibilidades y gran parte del éxito va a depender del trabajo público-privado que logremos hacer para tener una regulación más eficiente y una mejor promoción”, concluyó Manterola.
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