A través de un software se detectan hasta 200 especies, optimizando recursos y disminuyendo costos
El problema que provocan las malezas difíciles, las cuales evolucionan a pasos agigantados, fue siempre una de las principales preocupaciones de quienes trabajan la tierra y se dedican a la agricultura. Por ello, a medida que las labranzas, los insumos y las tecnologías fueron desarrollándose se las ha combatido de distintas maneras. Hoy significa una inversión del sector de alrededor de U$S1300 millones al año.
El mercado actual cuenta con una amplia variedad de opciones y herramientas tendientes a reconocerlas y eliminarlas con el fin de ayudar al productor a optimizar sus rindes e incrementar los beneficios del negocio agrícola.
Desde los’90, cuando comenzó el uso de la electrónica en el agro, hasta nuestros días, la tecnología no dejó de buscar alternativas que arrojen diagnósticos cada vez más precisos para el diseño estratégico de control adecuado. Hasta ahora se conocieron los detectores de malezas a través de la detección de clorofila, luz infrarroja, solo utilizable en barbecho.
Sin embargo, en esta primera entrega de Campo2020, vamos a mostrarte cómo la utilización de visión artificial y robótica diferencia el cultivo de las malezas. Un sistema que permite detectar hasta 200 especies y distinguirlas del resto, reduciendo el daño que causan, optimizando recursos, disminuyendo los costos que se destinan a combatirlas y cuidando el medio ambiente.
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