Tan productivo como memorioso, el sector agropecuario en todas sus economías se animó el domingo a votar sin temor. Quedaron atrás los tiempos del comicio legislativo de 2009, donde se demostró que los agrodiputados no sirvieron a la causa y mucho más aquel 2011 con el temor de la inestabilidad económica. Con un 2013 […]
Tan productivo como memorioso, el sector agropecuario en todas sus economías se animó el domingo a votar sin temor. Quedaron atrás los tiempos del comicio legislativo de 2009, donde se demostró que los agrodiputados no sirvieron a la causa y mucho más aquel 2011 con el temor de la inestabilidad económica.
Con un 2013 híbrido y con el inicio del cambio en la actitud ciudadana, los productores llegaron a esta elección agotados. Sin rentabilidad, porque de cada cien pesos que genera más de 94 van a parar al pago de distintos impuestos, con retenciones absolutamente fijas y devastadoras, sin ampliaciones de negocios internacionales, pero mucho menos la promoción de una tarea tan sencilla, atrapante y conveniente como la producción de alimento.
Sin una planificación concreta en lo económico y dentro del ámbito de la Agricultura para la propuesta del oficialismo, con el añadido de la designación del “Topo” Rodríguez como futuro posible encargado del sector, trayendo una mala herencia bonaerense, no hubo tentación posible al momento de poner las boletas en el sobre. Macri aún no da nombres posibles.
Los distritos más rurales de Buenos Aires, sus similares en Santa Fe, con abrumadora mayoría en Córdoba, en gran parte de Entre Ríos, en Mendoza, los principales puntos productivos de la Argentina le dieron la espalda a la propuesta de continuidad de Scioli, que nunca se animó a andar por los caminos de la concreción de promesas y de esta manera el campo hizo una lectura directa de una década de deterioro. Las lógicas expansiones productivas que hubo se corresponden con la incorporación de tecnología mínima, pero con el simple hecho de pensar en una mayor recepción política de la voluntad rural de generar más productos y más ganancias, ¿cómo estaría hoy el país si eso hubiera sido aprovechado en tiempo y forma?.
La respuesta quizá roce los objetivos de hace un tiempo atrás para 2020, que hoy quedan absolutamente lejos, con una retracción del 11 por ciento para la superficie maicera, 28 por ciento menos de trigo, hasta el retroceso del uno por ciento en soja, añadido a la pérdida de más de diez millones de cabezas de ganado, la misma producción de leche ahora que en 2009, con precios pagados al productor, como hace dos años atrás y una inflación acumulada cercana al 30 por ciento en pesos y en dólares mucho más, claro que con la menguada producción metalmecánica, el arrastre de cierres en casi dos centenas de frigoríficos, incluyendo al mal recuperado Nestor Kirchner, de Tostado, cerrado por segunda vez en pocos años.
El fracaso de la política agropecuaria del kirchnerismo no dejó lugar a dudas, no hubo un segmento que pueda respirar y trabajar tranquilo.
Se conoció ayer que sin una vía exportadora que permita colocar peras y manzanas y con un mercado interno con una demanda débil, Mendoza deberá destinar a descarte unos 8 millones de kilos de esas frutas, según los datos brindados por la Asociación de Productores y Exportadores de Frutas Frescas (Aspeff). Estos productos, sumados a los ya desechados en el Alto Valle de Río Negro.
El rechazo a la propuesta presidencial oficial quedó claro y va a ser muy complejo que esta tendencia se revierta en el balotaje, simplemente por los motivos antes mencionados, donde el deterioro de la renta desanimó justamente al sector que sacó adelante a la economía en el 2003 tan mencionado en la multiplicidad de discursos por cadena nacional y en actos conexos.
En el Parlasur, cuya actividad se esperará recién a partir de 2019 habrá un representante bien agropecuario, como es el caso del hombre de Canals, Córdoba, Néstor Roulet, ingeniero agrónomo, analista del sector, expresidente de Cartez y vice de CRA. Será fundamental tener en ese espacio una promoción de las políticas conjuntas para el Mercosur y con palabras autorizadas.
Por otra parte, quedó afuera del Congreso y también de la probabilidad de ser Ministro de Agricultura, por UNA, Carlos Garetto, ex titular de Coninagro, quien prometió seguir trabajando para el sector, al igual de Alfredo De Angelli, en su fallida carrera por la gobernación entrerriana.
Con más del 60 por ciento del electorado votando por alternativas diferentes a la oficial y con un camino de cuatro semanas entre dos opciones, el campo pesará más que nunca en la definición de resultados, será por eso que la estrategia de Scioli y Macri apuntarán a explicitar propuestas, a definir plazos de mejoras en el mercado, en las condiciones de producción, en las habilitaciones comerciales, pero también en el tipo de cambio, que va a conducir la posibilidad de generar una mayor competiti-vidad a nivel global, con el añadido de opciones de inversión que puedan derivar en futuros agregados de valor en los diferentes rubros, tantas veces mencionados y tan poco concretados. Objetivos y promesas sobran, habrá que esperar el curso de la realidad.
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