El Gobierno buscaría tomar medidas. El tipo de cambio y las encuestas estarán en la mira de los mercados.
Argentina sigue de elecciones. Hay por delante otras cuatro semanas de mayor incertidumbre, con final abierto por el resultado equilibrado en la primera rueda y ello tendrá impacto en la marcha de la economía durante las próximas semanas.
El final está abierto porque se abrió un nuevo escenario con la pérdida del Frente para la Victoria de provincias y distritos claves y una diferencia a favor de Scioli menor a la esperada.
Identificado con una política de eliminar de golpe el cepo, arreglar con los holdout y reajustar las tarifas – Macri amenaza al oficialismo, y eso abre una mayor expectativa en el “clima de negocios”. Las correcciones sobre la economía que, según el mercado, se demoran tendrían más posibilidades de ocurrir bajo un gobierno de Mauricio Macri.
Así, en lo inmediato, este nuevo escenario debería manifestarse en un salto en los precios de las acciones – en especial de bancos y energéticas – y los bonos dolarizados porque se afianza la posibilidad de un fuerte ajuste del tipo de cambio y un retoque de las tarifas. Y eso podría derivar en que tanto fondos y bancos del exterior podrían colocar varias fichas más en la Argentina.
En tanto, el dólar seguirá la marca de las últimas semanas que lo tuvieron como protagonista, como se manifestó en la caída de las reservas del Banco Central, suba de la brecha cambiaria, achique del superávit comercial y mayores compras de futuros.
No obstante, no se descarta que el Gobierno tome o avance con medidas, como las anunciadas de Ganancias y devolución del IVA, o intensifique la obra publica o planes de vivienda, que beneficien la performance de Scioli.
Se descuenta que los consumidores continuarán con más fuerza las compras de artefactos para el hogar y hasta autos e inmuebles, financiados y tarjetas de crédito mediante, anticipatorios de los ajustes que, con más o menos intensidad, adelantaron ambos candidatos.
Según la consultora ACM, “en una economía altamente dolarizada como la nuestra, en los procesos electorales se acentúa el sesgo de preferencia por activos externos que caracteriza (razonablemente) la conducta de los argentinos. Sin embargo, en 2015 esta conducta muestra una pujanza más intensa que lo habitual, rankeando en términos relativos peor a lo ocurrido durante todos los comicios presidenciales desde la vuelta de la democracia”.
El informe difundido el viernes pasado arriesgaba un pronóstico: “Si hubiera una segunda vuelta, el Gobierno intentará mantener el status quo hasta el 22 de noviembre lo que justificará, entre otros aspectos, una retracción mayor de las reservas internacionales, elemento que en definitiva hará aun más compleja y difícil la tarea del próximo Gobierno”.
Así las cosas, si bien ambos candidatos acuerdan que la política económica kirchnerista está agotada, el alcance de los cambios y el cómo y a qué ritmo implementarlos serán los ejes de la nueva campaña electoral sobre un electorado que muestra fatiga de los discursos y de las promesas.
Se inician 4 semanas en las que la economía estará en un “suba y baja” al compás de las encuestas con las apuestas en lo que pasará el mismo 22 de noviembre.
De todas maneras, si el balotaje redundará en un Poder Ejecutivo más fuerte o más débil solo podrá verse sobre el terreno de las medidas que instrumente quien resulte electo y de las reacciones que generen. Y también de las coaliciones al que se verán obligadas a armar los que resulten ser el nuevo oficialismo y la nueva oposición.
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