Gran parte de la industria del palto en nuestro país se desarrolla en un área donde el agua es escasa. En este escenario, el INIA ha venido haciendo estudios de casos para cuidar los recursos hídricos optimizando el uso del agua, mejorando su eficiencia y siendo coherente con los recursos actualmente disponibles.
En un predio ubicado en el sector de Alicahue, donde el INIA posee una parcela demostrativa, se llevó a cabo un día de campo en el marco de un proyecto financiado por Corfo sobre uso de sensores para medir el contenido de agua en el suelo. El proyecto se titula “Incremento de la competitividad de los productores de palto ‘Hass’ de la Región de Valparaíso mediante la transferencia y capacitación del uso de sensores de humedad de suelo”.
Son alrededor de 25 productores los que hoy utilizan estos instrumentos con mucho éxito, contribuyendo con disminuciones importantes en el consumo de agua e importantes aumentos en los rendimientos del cultivo y calibre del fruto.
El experto en riego, Raúl Ferreyra explicó la estrategia con que se logró aumentar producción de calibre de fruta y rentabilidad de un huerto de palto ubicado en el sector de Alicahue, el cual contaba con agua insuficiente para cubrir los requerimientos hídricos de todos los árboles de la superficie de plantación. Este caso corresponde a un huerto de palto de 245 hectáreas donde se eliminaron 65 hectáreas de palto.
“La dotación de agua del predio no era suficiente para suplir totalmente los requerimientos hídricos de las plantas”, asegura Raúl Ferreyra. “Lo fundamental, es que el agricultor al hacer una disminución de la superficie cultivada en un 38%, junto a otras prácticas como la instalación de sensores, pudo aumentar la producción total del campo y la calidad de la fruta cosechada”, agregó.
Alan Vega, Administrador de la Agrícola Pirilén, en el valle del río La Ligua, sector Alicahue, donde se realizó este estudio de caso que presentó Raúl Ferreyra recuerda: “Nosotros empezamos con los problemas el 2010, veníamos con producciones muy bajas y nos estábamos dando cuenta que intentábamos regar todas las hectáreas y nos iba mal. Repartíamos pobreza porque teníamos agua para 150 has y regábamos 250, y los kilos totales y los calibres eran malos. Al reducir en 90 hás. esa misma cantidad de agua la distribuimos en menos hectáreas y mejoramos los kilos totales y kilos por hectárea”.
El administrador afirma que fue una experiencia basta buena y una acción muy valiente. “Fuimos subiendo los kilos por hectárea y los kilos totales del campo al reducir la cantidad de hectáreas”.
De acuerdo a este caso, los sensores de humedad fueron una muy buena herramienta porque, tal como explica el experto, “estábamos tratando de ser eficientes y había que controlar la variable del riego”. El éxito de un cultivo, un porcentaje prioritario es el agua. “Había que incorporar esta herramienta aconsejado por el INIA”, destaca el administrador del campo.
Más adelante afirma: “Tan importante como el agua es como tú pones el agua, porque puedes estar poniendo el agua de una forma tal que no favorezca el desarrollo de raíces y por lo tanto puede no tomarla la planta. Las dos cosas tienen que ir de la mano. El palto es sensible a la falta de oxígeno por lo cual hemos manejado la frecuencia de tal manera que permita oxigenar el suelo para que se desarrolle las raíces. De esa forma podemos tener buenos sistemas radiculares para que la planta aproveche el agua que le estamos aportando, y a la vez, al tener buenos sistemas radiculares es más fácil la absorción de los nutrientes”.
Luego de la exposición técnica, el grupo de asistentes a este día de campo realizó una visita al sector de las calicatas para que pudieran observar la actividad radicular del cultivo. Explica el investigador, Raúl Ferreyra: “para tener un adecuado desarrollo de la parte aérea y radicular del palto es necesario evitar que las plantas estén sometidas a falta de agua o de oxígeno en el suelo, lo que obliga a ser muy precisos en el riego para evitar déficit y exceso de humedad”. Más adelante agrega: “los excesos de agua en el suelo provocan problemas de aireación lo que afecta el desarrollo del cultivo”.
En terreno los asistentes pudieron observar la textura, estructura y profundidad ya que son aspectos que hay que conocer para realizar un correcto programa de riego. Así, al menos, lo aseguró el experto, “es necesario analizar el sistema de suelo en forma integral, viendo la posible interacción entre la aireación, la retención de humedad y la resistencia mecánica del suelo”.
El experto en riego, Raúl Ferreyra, afirma que esta información permitió afinar la relación entre clima y agua en el suelo, de modo de mantener el equilibrio y conocer mejor la disponibilidad hídrica.
El campo donde se hizo este día de campo posee una seguridad de riego cercana al 80% de probabilidad de ocurrencia. Hablamos con su administrador y esta fue su opinión de la experiencia en el uso de sensores:
Pablo Basualto, Ing. Agr. Administrador Parcela 57, Cabildo, Provincia de Petorca
“Estos sensores han sido una herramienta importante para monitorear en cada momento y conocer la tendencia en el tiempo del estado hídrico del cultivo. Los beneficios de los sensores de humedad es darnos cuenta de la oportunidad del riego. Uno tiene ojos en el suelo que antes no tenía y desarrollas una mayor conciencia respecto a cómo van las raíces en el suelo. Antes, la mayoría de las veces, dábamos palos de ciego. Esto ayuda a estar pendiente todos los días con los sensores y, al constatar con calicata o barreno, se sincronizan muy bien el trabajo”.
“El gran beneficio de esta herramienta radica en ver cómo se está ocupando el agua y darle optimización, es decir, no gastar más de lo que necesita el árbol. Antes regábamos, pero no teníamos suficiente conciencia de cómo estábamos regando. Ahora sí sabemos cómo se gasta el agua diariamente, lo cual hace que rinda más el recurso hídrico”.
En la actualidad, existen diferentes tecnologías de sensores que permiten determinar el contenido de agua en el suelo. El proyecto del INIA instaló este instrumento en 25 predios de las provincias de Quillota y Petorca. El experto en riego Raúl Ferreyra explica que los sensores son instrumentos que determinan de manera eléctrica el contenido de agua del suelo y entregan la información a través del tiempo mediante gráficas.
Por ende, ayudan a tomar mejores decisiones de riego en parámetros tales como duración del riego y oportunidad de riego.
“Los sensores son un instrumento que ayuda a gestionar la cantidad exacta de agua que necesita la planta y le permite al productor ser más eficiente en el uso de los recursos”, explica Raúl Ferreyra. “Una de las líneas de investigación del INIA La Cruz ha sido generar protocolos de manejo en riego desarrollando estrategias prácticas para optimizar el uso del agua”, concluye.
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