El cultivo de la ostra del Pacífico o japonesa se está convirtiendo en una nueva alternativa de trabajo e ingresos económicos para acuicultores y pescadores artesanales de Centroamérica.
La iniciativa de “ampliar la producción” de ese molusco, que ya se cultiva en algunos países centroamericanos como El Salvador y Costa Rica, es de la Organización del Sector Pesquero y Acuícola del Istmo Centroamericano (Ospesca), dijo a Efe Mario González Recinos, director de ese organismo, que es parte del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA).
De acuerdo a González Recinos, todos los países de la región tienen “potencialidad” para implementar el nuevo cultivo, aunque reconoció que es necesario buscar en cada uno de ellos los lugares adecuados del océano Pacífico para llevarlo a cabo.
“El Salvador podría convertirse “a futuro” en el centro de excelencia de la producción de la semilla de la ostra en Centroamérica, debido a que cuenta con un avanzado laboratorio acuícola de producción de moluscos, ubicado en Puerto El Triunfo, en el departamento de Usulután (oriente)”, agregó.
El laboratorio cuenta con la asistencia técnica y financiera de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA, por sus siglas en inglés) y hasta el momento produce un millón de semillas de ostra.
“Se prevé que con el nuevo proyecto regional se beneficiará a unos 2.500 pescadores y acuicultores en el Pacífico, de los 150.000 que habitan Centroamérica y República Dominicana, este último también miembro del SICA y ubicado en el Caribe”, precisó González.
PASO A PASO HACIA EL CULTIVO DE OSTRAS
“Los primeros pasos para potenciar la producción de la ostra del Pacífico (Crassostrea gigas) en aguas centroamericanas ya se comenzaron a dar con el intercambio de experiencias en este cultivo, que actualmente se está realizando en El Salvador y Costa Rica”, dijo González.
“En Panamá también se están llevando a cabo bastantes ensayos”, indicó a Efe Mario Córdova, técnico salvadoreño de la Estación Acuícola de Puerto El Triunfo de la Dirección General para el Desarrollo de Pesca y Acuicultura (Cendepesca), del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).
“Primero hemos conocido las expectativas que tienen los países y el siguiente paso que vamos a dar es ampliar la producción”, señaló González, de Ospesca.
De los 150.000 pescadores artesanales que hay en la región, “actualmente unos 2.500 están ya con el tema (del cultivo de ostras). Es un número pequeño, pero la idea es irles creando una nueva alternativa”, agregó.
Aunque indicó que todos los países de la región pueden llevar a cabo el proyecto, enfatizó que se debe hacer un “mapa” para “buscar aquellos lugares que tengan las condiciones apropiadas para que los pequeños y medianos productores puedan optar a dedicarse a estos cultivos” y mejorar sus condiciones de vida.
La ostra puede cultivarse “en mar abierto, pero también en interiores, por lo que todos los países de la región tienen posibilidad de cultivo”, dijo a Efe Kiyotaka Kani, experto del proyecto de reproducción del molusco de la JICA.
Actualmente, el sector de la pesca y la acuicultura representa el 4,1% del Producto Interno Bruto (PIB) regional y el 32,3% de la producción del sector agropecuario, según datos de Ospesca.
Este sector genera alrededor de 150.000 fuentes de empleo sólo en la fase extractiva de la pesca marina, de los cuales el 90% son pescadores artesanales y el 10% tripulantes de la flota industrial (capitanes y marineros), añade.
EL SALVADOR Y COSTA RICA A LA CABEZA
De los países centroamericanos, El Salvador y Costa Rica están a la vanguardia en el cultivo de ostras, desarrollado por pequeñas cooperativas.
En El Salvador, al menos 60 personas están trabajando en este peculiar cultivo, que requiere del esfuerzo y la dedicación constante de los pescadores para que las ostras alcancen el peso necesario y poderlas comercializar en el mercado, según datos del MAG.
Los cultivos salvadoreños están en las aguas de las islas de Meanguera y Conchagüita, en el Golfo de Fonseca, que El Salvador comparte con Honduras y Nicaragua, precisó Córdova, de Cendepesca.
El Salvador, con la ayuda de la JICA, inició en 2001 el proyecto de desarrollo acuícola, pero no fue hasta en 2008 que comenzó con el cultivo de la ostra como primera prueba en la isla Zacatillo, siempre en el Golfo de Fonseca.
Luego se trasladó el proyecto hacia Meanguera y Conchagüita, en el departamento de La Unión (oriente), donde tras un período de capacitación los pescadores ya han producido “sus primeras cosechas”, dijo Córdova.
Desde septiembre de 2012 hasta la fecha a las cuatro cooperativas de acuicultores de Meanguera y Conchagüita se le han “entregado un total de 600.000 semillas” de ostras, de la que ya se comenzaron a sacar “las primeras cosechas”, añadió, sin precisar la cantidad.
“Cada docena (de ostras) se las compran a cinco dólares” y “luego éstas son comercializadas en el mercadito de Santa Tecla”, en el departamento de La Libertad (centro), agregó.
Por el momento, la JICA les compra las ostras a los productores para venderlas en el mercado de Santa Tecla porque “es difícil” que ellos por sí solos “abran mercado”, y “por eso nosotros estamos vendiendo para que conozca la gente” el producto, explicó Kani.
Sin embargo, destacó que se está capacitando a los productores para que en el futuro realicen las ventas por su cuenta, sin la intervención de la JICA y del MAG.
Por su parte, Costa Rica cuenta con “cuatro granjas” que tienen “producción activa todas las semanas”, dijo a Efe Yahaira Jiménez, integrante de la Asociación de Acuacultores Marinos de Colorado de Abangares, que participó en un reciente taller regional en El Salvador para ampliar la producción de la ostra en la región.
En ese taller, aparte de intercambiar experiencias, se identificaron las acciones a seguir para el desarrollo sostenible del cultivo de la ostra del Pacífico en la región, lo que incluye las regulaciones ambientales y experiencia en el comercio de ese molusco, dijo a Efe Reportajes Atsushi Kamishima, experto de la JICA.
Jiménez señaló que en el proyecto en Costa Rica al mes se producen “entre 35.000 y 40.000 (ostras) por granja y esas las comercializamos en el mercado nacional”, aunque no precisó cuánto les queda de ganancia.
“Eso varía. Estamos buscando la manera de trabajar directo con los restaurantes, porque también trabajamos con intermediarios, y de granja a granja varían los costos”, justificó.
En este caso los productores costarricenses trabajan con la semilla producida en el laboratorio de la Universidad Nacional (UNA) de ese país, que tiene un proyecto que busca recuperar el Golfo de Nicoya.
De acuerdo a Jiménez, la UNA “está proyectada a tener 15 granjas en el Golfo de Nicoya, pero a pesar de tener 15 granjas no podríamos exportar” a otros países, reconoció.
Por tal razón es necesaria la regionalización de este producto para que entre “los cinco países” centroamericanos se haga una mejor comercialización, agregó.
EL SALVADOR PODRÍA PRODUCIR SEMILLAS PARA CENTROAMÉRICA
El laboratorio salvadoreño del Puerto el Triunfo se perfila como el centro distribuidor de semillas de ostras en la región, dijo Efe Reportajes el director de Ospesca.
González expresó que “el centro de producción que tiene El Salvador puede convertirse en un centro de excelencia de la producción de la semilla que se requieren en distintos cultivos de Centroamérica”.
“En lugar de ir haciendo en cada país un centro de estos”, es mejor “fortalecer” el de “El Salvador para que se convierta en un suministrante de las semillas”, enfatizó.
En la estación acuícola del Puerto el Triunfo, que es donde se producen las semillas de ostras para cultivo, el año pasado se produjeron “un total de un millón de semillas listas para engorde”, indicó Córdova.
Destacó que con unas remodelaciones hechas este año “se pretende que la capacidad de la estación se vaya incrementando y así poder llevar semillas a nivel regional, pero siempre apoyando a los pescadores locales”.
Kani precisó que el proyecto de la JICA es sólo para El Salvador, pero que si los cultivadores locales logran “producir más semillas” pueden con ellas “cooperar para otros países”.
“El año pasado producimos un millón de semilla de ostra, la meta que tenemos es cinco millones anuales”, enfatizó.
PRODUCIENDO OSTRAS JAPONESAS
La ostra del Pacífico o japonesa es oriunda de las costas asiáticas del Pacífico, pero ha sido introducida en diversas partes del mundo gracias a la tecnología acuícola que ha permitido aclimatarla a esas aguas.
“La ostra no es de acá; entonces, hay que acondicionar, engordar y madurarla en el laboratorio” para sacar las “semillas”, lo cual lleva unos “cinco meses”, detalló Kani.
Después de eso se hace un “shock térmico” para inducirla “al desove” de las larvas de ostras, que luego pasan entre 12 y 15 días “nadando”, hasta que se “metamorfosea, se fija en piedra y entonces empiezan como las semillitas (…) hasta que crecen 5 milímetros”; entonces se llevan a los pescadores para que las cultiven, añadió.
Los pescadores las colocan en unas canastas denominadas “lámparas” que están sujetas a unas boyas sobre el agua, donde semanalmente las sacan para limpiarlas hasta que alcanzan los “siete centímetros”, cuando ya están listas para venderlas y comerlas, explicó el experto.
Las ostras crecen entre “1 y 1,5 centímetros por mes” una vez cultivada en las aguas del mar abierto, precisó.
Para que crezcan adecuadamente y no se mueran es necesario limpiarlas y sacarlas de la canasta conforme van creciendo, indicó a Efe Reportajes Ixequiel Fuente, pescador de la isla Conchagüita.
Esta alternativa de cultivar ostras es “muy buena” porque “cada día se va agotando más la pesca, cada día la agricultura produce menos, entonces para nosotros es una gran salida”, agregó.
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