Si hasta el momento las alarmas han servido de muy poco para corregir los errores, caer en el ridículo puede resultar un campanazo para cambiar el rumbo. Simplemente porque el ridículo es inapelable y deja al desnudo una realidad en la que no hay relato capaz de esconderla.
Le sucede ahora a Venezuela, que atraviesa la vergonzosa situación de tener que racionar el papel higiénico, la pasta dental o hasta las hostias de las iglesias. Ni cien power point que expliquen el fracaso venezolano de realizar un desarrollo económico sostenible con un barril de petróleo a 100 dólares tienen el poder de concientización de una cola de gente en los almacenes preocupada por su higiene personal.
Aquí, y en materia de producción agropecuaria, ya entramos en un territorio peligroso donde caer en el ridículo es posible. Al punto que se puede llegar a experimentar una vergüenza parecida a la venezolana con sus papeles higiénicos. ¿No sería ridículo tener que importar trigo antes de fin de año? La inquietud es insólita pero se convierte en probable para cualquiera que haya agarrado una calculadora por estos días. Puestos a sumar y restar toneladas oficiales de trigo, la cantidad de cereal disponible para la molienda interna alcanzaría hasta el mes de octubre, un mes antes de la nueva cosecha. Las 520.000 toneladas mensuales que se muelen por mes necesitan sí o sí del auxilio de la exportación. Sólo con el millón y medio de toneladas que todavía están en manos de los productores sin comercializar y las 930.000 toneladas del stock industrial no se llega a empalmar con el nuevo trigo. Las perspectivas se oscurecen si se tiene en cuenta la confiabilidad de los datos con los que se realizan estas estimaciones. ¿Habrá sido de 9 millones de toneladas la última cosecha? ¿Los exportadores tienen 2,3 millones de toneladas en sus manos o sólo les queda 500.000 toneladas? En las próximas semanas se irá develando la gravedad de la situación aunque la sensación de escasez ya está instalada. El poco trigo existente, tanto de los productores como de los exportadores está en el sur bonaerense muy lejos de los molinos harineros de la región central donde el cereal brilló por su ausencia en la última campaña. Situación que lleva a un ridículo ya no por verse sino confirmado: la tonelada de trigo argentino supera en un 20% al precio internacional y está por arriba de todos los países productores.
Lamentablemente el trigo no es el único protagonista de las situaciones ridículas de la producción agropecuaria. La carne vacuna también tiene lo suyo. Guillermo Moreno desactivó las alarmas que en su momento le acercaron los técnicos del Senasa advirtiéndole sobre la caída del stock y mantuvo firme la política de desaliento y restricciones hasta destruir un stock de 10 millones de cabezas. Entre otras consecuencias Paraguay acaba de mandarnos al puesto número 11 del ranking de exportadores de carne que en algún momento supimos liderar. Si esto fue difícil de digerir vale comenzar a preguntarse cómo sobrellevar el ridículo cuando antes de fin de año es más que probable que Nicaragua también nos supere en las exportaciones.
Del ridículo no se vuelve, pero quizá se pueda aprender. A esta altura es lo único que queda.
RESUMEN
- 60
kilos de carne vacuna
Es el consumo por habitante por año. La carne se abarató respecto del pollo y se consume más.
LA FRASE
- EDUARDO BUZZI
Presidente FAA
"Hay que seguir en la calle construyendo una nueva identidad"
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