A punto de ingresar en instancias críticas para la definición de los rindes en el hemisferio norte (85% de la producción mundial de maíz; 92% de la de trigo, y 48% de la de soja), la plaza en Chicago plantea numerosos interrogantes. Las posiciones lejanas en dicho mercado muestran cotizaciones con descuentos considerables que se verían convalidados si las estimaciones de producción se verifican. Por el contrario, los precios podrían "volar" si el clima genera recortes productivos de regular significación. No hay espacio alguno para sorpresas luego de un ciclo productivo como el 2012/2013 en EE.UU. No hay margen de maniobra.
La siembra tardía de maíz en EE.UU. plantea serias dudas, pues la floración del 70% de los cultivos en dicha nación se daría en semanas que habitualmente se corresponden con temperaturas muy elevadas respecto de las tolerables para poder obtener rindes potenciales. A su vez, si bien los precios en Chicago parecieran apostar a un verano benigno, es importante destacar la presencia menor de los fondos de inversión con fines especulativos en la plaza maicera. Ello pareciera compadecerse con una generalizada convicción de que se viene un contexto mundial menos promisorio para las commodities en general por la probable decisión de la Reserva Federal de los Estados Unidos de finalizar con la inyección de liquidez que signara los últimos años.
En tal sentido, nos parece oportuno apuntar que las commodities agrícolas podrían tener argumentos propios como para diferenciarse del resto. El petróleo y el oro (entre otros) debieran acomodarse a la eventualidad de un dólar fuerte y de una tasa de interés en suba. Pero la soja, el trigo y el maíz son alimentos muy estratégicos para las naciones que en los últimos años motivaron alzas en sus cotizaciones. No debiera extrañarnos que China tomara el eventual descenso en los precios que muestra Chicago para fines de año como una oportunidad para recomponer stocks. El clima tendrá la última palabra, pero nuestra convicción es que los niveles de precios actuales en la plaza internacional tienen un potencial de baja relativamente acotado y un potencial de alcista más que significativo ante el menor tropiezo productivo.
MERCADO DOMÉSTICO
En el plano local, la soja es la única que podría copiar los vaivenes de Chicago. En el caso del trigo, el error estratégico de la política oficial -tantas veces anunciado en esta columna- comienza a expresarse en su máxima dimensión. El papelón de tener que enfrentar la posible necesidad de importar trigo es una eventualidad que la Secretaría de Comercio Interior se niega a aceptar, al tiempo que los cómplices de semejante "desaguisado" la sindican como la única solución.
En la plaza maicera, la cuestión no es muy distinta. La discusión es el volumen del consumo interno. Siempre fue la variable de ajuste del balance de oferta y demanda doméstico. Si el mismo se ubica en los 7 millones de toneladas anuales, el volumen de ROE Verdes anunciado es tolerable. Si se ubica en 9 millones, la plaza maicera promete repetir la historia del trigo. Más allá del desenlace final, la conclusión es sencilla: la intervención en los mercados, en la forma en que se ha llevado a cabo, ha sido un error inexplicable. Al fin y al cabo, se ha convalidado nuestra predicción. El sistema ha servido para defender la mesa de algunos argentinos durante varios años (hoy devenidos en víctimas) y ha quedado en evidencia la falsedad del argumento del "valor agregado".
En semejante contexto y en un año político, la consideración de eventuales alteraciones en la política cambiaria no puede ni debe ser despreciada por los productores con soja sin vender. Para el 2014, nuestro consejo es no precipitar decisiones. Son muchas las "aduanas" por superar hasta marzo próximo.
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