Investigadores del INTA Anguil, con el financiamiento del Ministerio de Agricultura y la Asociación Argentina de Girasol (Asagir), pusieron en marcha un relevamiento sobre el impacto de la paloma en la campaña girasolera 2011/2012. Allí surge que el uso de defoliantes químicos constituye una alternativa para minimizar el daño. "Esta estrategia de manejo acorta el secado del cultivo de 18 a 22 días, reduciendo el tiempo de exposición del grano a la paloma y contribuye a homogeneizar el nivel de humedad del cultivo antes de entrar a la trilla, aumentando la eficiencia de la cosecha", resaltaron los técnicos.
"Estos productos se deben aplicar cuando el cultivo se encuentra en estado de madurez fisiológica, es decir, cuando el envés del capítulo vira a un color marrón claro, o la humedad está aproximadamente en el 28%", explicaron y señalaron que la experiencia fue realizada con distintas dosis de carfentrazone más glifosato y paraquat.
Brechas
A todo esto, la disponibilidad de nutrientes es uno de los factores de estrés abiótico que afectan los rendimientos del girasol. Y nitrógeno y fósforo son los elementos más limitantes. En este contexto, con variaciones que dependen de las regiones de producción, "el adecuado manejo de la nutrición del girasol explica entre un 5 y un 15% de las brechas de producción observadas con respecto a cultivos limitados nutricionalmente", destaca Martín Díaz Zorita, de Estudio DZD Agro.
Según el especialista, para un eficiente manejo de los fertilizantes es muy importante establecer programas de decisión que incluyen el diagnostico, la interpretación y recomendación específica para cada nutriente.
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