En estos casos, aplicaciones de pequeñas cantidades de fertilizantes nitrogenados pueden mejorar el crecimiento en el corto plazo, para que las raíces puedan empezar a regenerarse. Sin embargo, ésto debe hacerse en combinación con otras prácticas, como son extender los períodos entre cortes, buen drenaje, o mejorar las prácticas de riego y fertilización. El cultivo de alfalfa tiene excelente capacidad para recuperarse de estreses severos, pero una vez que las raíces se recuperen definitivamente, la fertilización nitrogenada debe cesar. Examinar las raíces para asegurarse que la nodulación se ha restablecido.
En resumen
Hay algunos productores que rutinariamente aplican grandes cantidades de fertilizantes nitrogenados en alfalfa. Ésto ha sido especialmente cierto en suelos desérticos. En nuestra visión, ésto es un error. La ciencia no lo avala. Es caro, requiere combustibles fósiles y no es necesario. Si la nodulación (infección con bacterias benéficas que fijan N) no es exitosa, hay que tratar de solucionarlo. Puede ser resuelto aplicando bacterias viables de la especie y cepa correctas al suelo (y repetir la aplicación si fuera necesario), corrigiendo factores del suelo como pH, salinidad, o deficiencia de molibdeno, o mejorando las prácticas de riego para no perjudicar a las raíces. Algunos productores en el desierto aplican rutinariamente fertilizantes nitrogenados, pero si analizaran económicamente esta práctica, sería raramente beneficial. En raras circunstancias, aplicaciones de cantidades modestas de N para “potenciar” el crecimiento de alfalfa puede ayudar si las raíces están perjudicadas, si las plantas son jóvenes, si los suelos están fríos o existen otros estreses, pero ésto debe ser usado como una solución a corto plazo, y no como una práctica de rutina. | |
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