domingo, 2 de junio de 2013

CHILE: Facultad de Ingeniería ofrece solución a vertidos de tambos

 


 Los tambos y los feed-lots han sido señalados como responsables del deterioro de la cuenca del río Santa Lucía, la fuente de agua potable para 1,6 millones de uruguayos. ¿Pero cuánto contaminan? La información disponible permite calcular que los establecimientos lecheros menores generan entre 25 y 30 toneladas de estiércol tratables al año; mientras que los establecimientos mayores generan 800 toneladas. En 2011 había 3.218 productores en el país. Actualmente, la mayoría de la carga pestilente termina, más tarde o más temprano, en un curso de agua.

Un estudio de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) de 2011 ya alertaba que “no hay una gestión adecuada” de estos residuos porque se vierten y se infiltran al terreno; al tiempo que la mayoría de los feed-lots no tiene previsto un sistema para retirar y tratar las excretas.

El decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República, Héctor Cancela, agregó a las recomendaciones hechas por sus colegas de Ciencias, Química y Agronomía que el Estado dé apoyo económico para que los pequeños productores cuenten con sistemas de tratamiento eficientes. Una alternativa es el uso de biodigestores. Estos reactores logran que el productor gestione residuos, genere biogás y biocarbono y evite agroquímicos.

Otra opción más económica es instalar una o más lagunas de decantación. Su funcionamiento puede ser ilustrado como un tanque séptico. Mauricio Passeggi, investigador del Instituto de Ingeniería Química de la Facultad de Ingeniería, explicó a El Observador que pueden funcionar “moderadamente bien” para la reducción de materia orgánica “pero no son eficientes para remover nutrientes” (nitrógeno y fósforo). Esta falencia, más la falta de limpieza, pueden hacer que “rápidamente llegue el agua residual a las capas subterráneas” y sean contaminantes.

Un relevamiento realizado por la Facultad de Ingeniería encontró lagunas que no habían sido limpiadas en más de ocho años. Algunas tenían aspecto verdoso y rojizo por la presencia de algas. Lo ideal es desagotarlas una vez al año.


Experiencias positivas
La solución más completa para tambos y feed-lots es un biodigestor. El Departamento de Ingeniería de Reactores tiene varios convenios con industrias que ya han implementado esa tecnología.

Una experiencia es la de Maltería Oriental en la que se generan unos 350 metros cúbicos de biogás por día, equivalentes a 13 garrafas de supergás. Para la Cooperativa de Lechería de Melo se desarrolló un digestor para la grasa. Hay otro en Maldonado. Se proyecta construir uno para una planta de Conaprole.

Además, se operó un reactor piloto para residuos sólidos de un frigorífico de Melo y otro en la facultad para una mezcla de desechos ruminales, grasas y lodo de una aceitera. “Eso funcionó excelente”, afirmó Liliana Borzacconi, profesora titular de Ingeniería Química. El objetivo era evaluar la capacidad del residuo estabilizado para mejorar los suelos. El remanente de nitrógeno y fósforo y de materia orgánica “estabilizada” puede ser aplicado como mejorador de suelos, por lo que se evita el consumo de agroquímicos. “Es una especie de ciclo que se cierra”, ilustró la ingeniera. Empero, esta solución no podrá ser aprovechada en terrenos con exceso de nutrientes o si hay cursos de agua o capa subterránea vulnerables.

Los ingenieros aseguran que es una tecnología accesible para pequeños productores, aunque consideraron necesario que el Estado otorgue préstamos para facilitar su adquisición.

“Nuestro objetivo es que los costos sean competitivos para el país”, afirmó Borzacconi. El precio –que depende de la capacidad– podrá abaratarse si el reactor es fabricado en serie.

Los productores lecheros de nivel familiar recibirán un apoyo estatal de US$ 8.000 no reembolsables para usarlos en obras de tratamiento de efluentes. El aporte oficial sumará US$ 1 millón, informó ayer El Observador.

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