| La Meliponicultura es la cría, producción de miel y otros productos de las abejas sin aguijón de la Tribu Meliponini, a diferencia de la apicultura que se lleva a cabo con las abejas que todos conocemos, Apis Melífera.
Antes que nada debemos poner en contexto, que en el mundo existen alrededor de veinte mil especies de abejas, cada una con su particular morfología, forma de vivir y de hacer sus nidos, abejas con aguijón y sin aguijón, algunas almacenan miel, otras no e incluso existen las que se dedican solo al saqueo de otros nidos. Las hay peligrosas e inofensivas. La mayoría de las abejas son solitarias y solo el 5 por ciento son sociales y viven en colonias, dentro de las cuales se encuentran las meliponas. Su hábitat se extiende desde México hasta el centro de Argentina y se desarrollan únicamente en climas tropicales y subtropicales.
Estas son abejas sociales, es decir que viven en colonias permanentes en las cuales hay división de castas, división del trabajo y por lo tanto conviven varias generaciones a la vez en la colonia. Las abejas sociales más conocidas son las Apis Melífera como productoras de miel común, los abejorros y las abejas sin aguijón.
En el mundo existen aproximadamente 500 especies, de las cuales solo en Brasil hay 400 identificadas, en cambio en nuestro país se han identificado aproximadamente 7 especies, habiendo también algunas más de las cuales se conocen solo por su nombre común y los dichos populares, señala un trabajo elaborado por la Perito Apícola María Rosa Bernasconi que Portal Apícola presenta en versión periodística.
Las abejas sin aguijón reciben este nombre, dado que su aguijón es vestigial no funcional, de manera que no lo pueden utilizar para defenderse, pero ellas han desarrollado otros sistemas de defensa como son: morder ya que tienen sus mandíbulas más desarrolladas, atacar las partes blanda del cuerpo, como los ojos, introducirse en la nariz, los oídos, cortar el pelo y las pestañas. No por esto hay que asustarse y pensar que son peligrosas, ya que su tamaño varía entre los 3 a 10 milímetros de longitud.
Distribución las abejas sin aguijón en nuestro país En la actualidad, las abejas nativas sin aguijón están desapareciendo como consecuencia de la destrucción y el desmonte indiscriminado de los bosques nativos, para la expansión de la agricultura y la ganadería.
Además, otra de las causas es el daño producido por personas que no poseen conocimientos sobre la cría de estas abejas y solo con el objetivo de extraerles la miel destrozan todo el nido matando así la colmena, sin ver el daño ecológico que están produciendo. En nuestro País, encontramos a estas abejas nativas sin aguijón en un área donde la práctica del desmonte está a la orden del día.
El área donde se encuentran y donde se las debe criar está compuesta por las siguientes provincias: Este de Jujuy, Salta, Formosa, Este de Catamarca y Este de La rioja, Tucumán, Santiago del Estero, Chaco, Centro y Norte de Córdoba, Noreste de San Luis, Norte de Santa Fe, y Misiones.
Características de las abejas nativas sin aguijón Como toda colonia de abejas, tienen tres castas bien definidas que son: reina, obrera y zánganos, que conviven con la colonia por más de una generación. La colonia se divide naturalmente por enjambrazón, pero no en la forma que lo hace Apis Melífera, es un proceso muy diferente.
El número de individuos varía según la especie desde cientos a unas centenas de miles. Sus panales son construidos casi la mayoría en forma horizontal, ya sea en espiral o racimos y se caracterizan por no construir celdas reales.
Generalmente sus nidos naturales los podemos encontrar en los huecos de los troncos de algunos árboles, aunque algunas abejas nativas lo hacen bajo tierra usando nidos de hormigas abandonados.
El almacenaje de la miel y el polen, lo realizan en una especie de vasija u ollita, que son los que posteriormente se cosecharán, bajo estrictas normas de higiene.
Producción artesanal Esta producción es la que se realiza directamente en su hábitat natural, a través de la recolección de los troncos y el acopio en lo que llamaremos a partir de ahora meliponario. Las técnicas de cultivo de estas abejas son transmitidas de generación en generación y la miel, polen, propóleos y cera que se obtienen son únicamente para consumo familiar, y son incluidos en su dieta habitual, además de usarlos en forma medicinal por sus valiosas propiedades curativas, lo que marca un abismo entre la miel de las abejas nativas con la miel de Apis Melífera .
Estas costumbres siguen muy vigentes en el norte de nuestro país, donde las comunidades Toba y Wichís siguen con el cultivo de estas abejas.
Producción racional y tecnificada En primer lugar, para tomar la Meliponicultura como alternativa de trabajo y poder aprovechar los productos que estas abejas nos ofrecen, es fundamental capacitarse a través de cursos teóricos-prácticos, ya que la biología y el funcionamiento de estas colmenas son totalmente diferentes al de Apis Melífera.
Segundo, no olvidar que al ser meliponicultor se adquiere la responsabilidad de cuidar a las abejas y su entorno.
Al conservar los ambientes que utilizan las abejas favorecemos la presencia de las especies vegetales que ellas necesitan, además de mantener el equilibrio polinización–insecto, y esto hace que se mantengan fuertes, bien alimentadas y que puedan reproducirse más fácilmente.
Para criarlas, debemos saber primero cuales son las abejas nativas sin aguijón que habitan en la zona que queremos instalar el meliponario, porque vamos a comenzar trasladando las colonias de su habitad natural (hueco de troncos) para hacer el trasiego a la colmena racional.
Debemos ofrecerles las mejores condiciones ajustándonos a sus necesidades, de esta forma tendremos que conocer las plantas que visitan, si es necesario cultivar las plantas de las que ellas obtienen su alimento en la zona donde las instalemos. Hay que hacer un calendario con la época de floración de las mismas, para saber en qué tiempo va a ser necesario reforzar la alimentación cuando halla escasez de flores silvestres y determinar cuando podemos dividir una colmena o cuando podemos cosechar la miel y el polen.
Ya entrando en el tema, el uso de las colmenas racionales, nos permite una mejor inspección de los nidos, hacer división de los mismos para aumentar la cantidad de colonias, y tener mayor facilidad para realizar la cosecha de miel.
Fuente: Portal Apícola |
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