sábado, 22 de octubre de 2011

Pasturas: el negocio empieza antes de la implantación

Se largó Admite Forrajero



La etapa de siembra define el 70% de la pastura. La fecha ideal es otoño y es necesario considerar el trabajo desde el cultivo antecesor. En las sembradoras, lo importante es elegir las partes de acuerdo al suelo y ajustar adecuadamente el tren de carga. Primera jornada del entrenamiento para producir el mejor alimento.

            Las pasturas son como una película. Si no tienen un buen principio, difícil que el resultado final sea bueno. “Una correcta implantación define el 70% de la producción”, advirtió Hernán Ferrari, especialista en mecanización agrícola del INTA Concepción del Uruguay y encargado del primer módulo teórico de la jornada inicial de Admite Forrajero, el entrenamiento en maquinaria para operarios, productores y contratistas más importante de la Argentina.
            Venado Tuerto había despertado con una niebla que no dejaba ver más allá de los 200 metros. A pesar de eso, hombres de Formosa, Chaco, sudeste de Córdoba, Tandil y hasta Paraguay se agruparon en las instalaciones de la Casa Salesiana “Alejandro Estrugamou” para escuchar atentamente todo aquello que les está complicando el comienzo del negocio.
            Las claves que Ferrari lanzó van desde la cosecha del cultivo antecesor hasta el tipo de rueda tapadora del surco. Afirmó que si lo que se busca es que las cuentas no den en rojo, la pastura debe durar de los 2 años para arriba. “Por más henolaje que hagamos, si no hacemos bien la siembra, estamos fritos”, remarcó.
            Para el especialista, el trabajo no comienza en la sembradora, sino antes, con el cultivo antecesor, del cual es importante obtener poco rastrojo bien distribuido, una desocupación temprana del lote, un suelo firme y poroso y un buen control de malezas. La cosecha de ese cultivo deberá contar con un sistema de trituración, así como realizarse en condiciones de baja humedad, de forma de evitar el pisoteo.
            Hay dos posibilidades. La siembra de otoño o la de primavera, épocas en que se pueda lograr una germinación rápida para evitar malezas a partir de buenas temperaturas de suelo y un fotoperíodo largo. La recomendación de Ferrari es otoño. “Si siembro en primavera, el 60% de la plantación se me va en el primer pastoreo porque la germinación es rápida, pero el desarrollo radicular y la captación de nutrientes es baja”, aclaró.
            Ferrari llamó a tener en cuenta qué es lo que se quiere lograr en el animal para decidir entre leguminosas o gramíneas. Mientras que la alfalfa brinda proteína y es clave para el desarrollo muscular del novillito, las gramíneas aportan energía fundamental para una etapa más avanzada.
            El otro dato a tener en cuenta es la adquisición de las semillas. Ferrari sugirió adquirir semillas peleteadas, aunque remarcó que tienen que ser de buen origen, ya que en muchas ocasiones suelen venir mezcladas con otras semillas.  “Si bien hay una diferencia de un 30% en el precio, una captura 600 kilos de N por año, mientras la no peleteada no llega ni a los 200”, destacó.

Con las máquinas

            Después del mediodía, el sol empezó a mostrarse y todos querían ver los fierros. El hombre del INTA se paró frente a una sembradora VHB, sponsor de las jornadas, y detalló paso por paso cada uno de los inconvenientes que está mostrando la siembra de pasturas. La semilla (de alfalfa) es muy pequeña y tiene poca reserva energética; suele ser corrediza y es difícil lograr que el dosificador trabaje bien; es sensible a la profundidad de siembra; muestra bajos índices de eficiencia (10-30%); el sector no cuenta con sembradoras específicas y muchas veces se utilizan las a chorrillo.
            Con ese panorama, empezaron las recomendaciones. “Para decidir la profundidad de siembra, hay que tener en cuenta el tipo de suelo; si es arcilloso, la siembra puede ser más superficial, pero si es arenoso, conviene ir más abajo”, ejemplificó. En general, se utiliza entre 1 y 2 cm.
            El sistema de siembra que se impone es la SD, pero el experto recalcó que hay que exigirle una buena microlabranza de suelo, que localice a una buena profundidad el fertilizante, que localice bien la semilla y cierre el surco. Resaltó el buen trabajo que realizan las cuchillas turbo (con ondulaciones) por sobre las demás.
            Entre las recomendaciones finales, Ferrari señaló que es importantísimo tener en cuenta la carga del tren de siembra. En ensayos de maíz realizados en la experimental de Concepción, realizaron siembras con la máxima carga y con la carga justa (“se sabe cuando no deja huella en el suelo”). “Germinó primero el que tenía la máxima carga, a los dos días el otro. Pero al poco tiempo eso se revirtió, y hubo una diferencia del 17% en el rendimiento. Puedo tener 1000 kilos de diferencia por haber regulado la carga del maíz”, concluyó.

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