Los productores denuncian anormalidades en la operatoria de exportadores y molinos
La intervención oficial en el mercado y la restricción de exportaciones de trigo están provocando graves distorsiones en la comercialización de la campaña 2010/11, que afectan económicamente a los productores, sin ningún beneficio para los consumidores.
La comercialización del trigo Disponible recientemente cosechado no resulta fluida. “La exportación no compra partidas o, si lo hace ocasionalmente, paga 30-40 dólares por tonelada por debajo del precio teórico de paridad, que sería de 230 dólares por tonelada, a partir de un valor FOB del orden de 310 dólares por tonelada”, distingue Juan Balbín, vicepresidente de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA).
A su vez, los otros compradores, los molinos harineros, establecen altas exigencias de calidad para concretar compras. Esto significa que el trigo debe tener un mínimo de 26-27% de gluten y otros requerimientos para que la masa no se corte. Muchas partidas cosechadas en el actual ciclo no reúnen esas características, por lo cual no se pueden vender ni a los molinos ni a la exportación.
Otro problema que dificulta la ubicación de lotes por parte de los productores es la alta oferta estacional, que determina que las industrias compren sólo en su zona de influencia. Además, muchos molinos están retirados de la compra por el atraso en recibir subsidios por parte de la Oncca.
Ventas diferidas selectivas
“La exportación está comprando pequeños volúmenes de trígo de muy alta calidad – con peso hectolitrito superior a 78 y más de 11% de proteína- para embarques futuros. En esos casos puntuales pagaría cerca del valor teórico de paridad, pero operando selectivamente con diferentes corredores y sólo algunos días de la semana. Sucede que los exportadores no pueden comprar más que los volúmenes que tienen autorizados por los ROE. Entonces, sólo adquieren la cuota del mercado que les toca embarcar y eso evita la competencia.
Los exportadores no compran mercadería que no reúna esos parámetros de calidad porque no pueden hacer mezclas de partidas de distintos orígenes como en los ciclos anteriores. Lamentablemente, en esta campaña son muy pocos los productores que disponen de un producto con esas características.
“Los molinos compran trigo a futuro con precio de FAS teórico menos 50 ó 100 pesos de descuento por tonelada, con pago a los 30-60 días de la recepción de la mercadería”, critica Balbín.
Otra posibilidad con los molinos son las ventas “a fijar”, en las que también hay descuentos sobre el valor teórico, con pago a partir de los 30 días de cada fijación, que tiene, además, límites semanales.
Productores perjudicados
Orlando Williams, miembro del CREA Alberdi, del norte bonaerense, afirma: “Dos compradores están pagando 795 pesos por tonelada en Chacabuco por partidas con alto porcentaje de gluten, pero han comprado muy pocos camiones. Exigen una calidad a la que es difícil llegar, por lo que se conversan contratos que luego no son concretados”.
“Los productores están esperando que los compradores paguen lo más parecido al valor teórico, pero hasta que no se libere completamente la exportación y haya competencia entre exportadores y molinos, éstos seguirán pagando el precio que quieran”.
En línea con lo expuesto, Alejandro Carafí, miembro del CREA Seguí - La Oriental, en la misma región, afirma que en su zona “quien entrega mercadería al acopio, sólo puede venderla a través del Mercado a Termino a un valor del orden de 174 dólares por tonelada, muy alejado del valor de paridad”.
“Sé que hay molinos que están comprando trigo en la zona, pero exigen 26% de gluten, que es un rango de calidad que casi nadie puede cumplir”, apunta.
Benjamin Banks, asesor del CREA San Cayetano-Tres Arroyos, del sur bonaerense, expresa: “En la zona de influencia de mi CREA hay molinos que compran trigo de buena calidad a 870 pesos, pero el resto cotiza entre los 600 y 620 pesos. La cuestión es que entre los 620 y los 870 alguien se queda con esa diferencia”.
Fernando Pacín, Asesor del CREA General Lamadrid, en el sudoeste bonaerense, observa: “Lo que se está vendiendo actualmente es lo que estaba comprometido previamente; no se han hecho nuevas ventas a acopios porque no hay compradores”.
Juan Cameron, del CREA Necochea-Quequén, afirma: “En mi zona es muy poco lo que se compra. Además hay mucha exigencia de calidad en lo que respecta a proteína y este año tuvimos un bajo porcentaje. La situación es compleja y los pequeños productores están desesperados al no poder vender la mercadería”.
Una situación inédita
“Como se puede observar en distintas zonas y con distintos actores, se da la paradoja de que una muy buena cosecha, que podría generar riqueza y trabajo para toda la cadena agroindustrial, se queda en el campo forzosamente, porque no hay precios ni compradores dispuestos a procesarla y agregarle valor”, lamenta Balbín.
“En 2011, los productores no piden la baja de retenciones ni ningún tratamiento especial, sino simplemente que le paguen lo que corresponde como retribución a su trabajo”, distingue.
“La eliminación de las trabas la comercio de trigo no va a incrementar el precio del pan al consumidor ni va a disminuir la recaudación impositiva, pero permitiría que miles de agricultores cobren lo que tienen que cobrar en vez de bonificar con 50 dólares por tonelada a un pequeño grupo de empresas compradoras”, resalta.
“El laberinto provocado por las graves distorsiones comerciales ha sido generado por medidas del Gobierno y debe ser resuelto por él, corrigiendo políticas equivocadas y dejando operar libremente a las fuerzas del mercado, sin prolongar los problemas con paliativos inútiles”, concluye Balbín.
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