martes, 4 de octubre de 2016

Chile : El salto internacional de los viveros


La industria exportó US$ 16 millones en material vegetal y plantines de frutales y hortalizas a países de la región e incluso Australia. También abrió, en conjunto con el SAG, un nuevo sistema para agilizar en dos años la importación de material genético
Al principio fue el dólar bajo y los retornos más bien deprimidos, que llevaron a que los fruticultores no plantaran. Por lo mismo, los viveros se quedaban sin compradores. Entonces, salieron a buscar alternativas para colocar esas plantas.
Por esos días Perú comenzaba a invertir en nuevas superfices frutícola y los chilenos ofrecieron un material que tenía buena reputación y el respaldo de un control sanitario estricto realizado por el SAG.
De eso hace ya unos cuatro años. Hoy Chile es el mayor exportador de la región de plantas de uva, a las que ha sumado cerezas, arándanos, nueces, olivos y avellano europeo. Incluso con estas últimas saltó el charco y realizó envíos a Italia y Australia. El nuevo negocio crece bien. Así en 2015 generó ingresos del orden de los US$ 16 millones FOB, un crecimiento de cerca de 28% respecto de 2014, donde fueron US$ 11,5 millones FOB.
Con esto los viveros, que siempre dependían de la evolución de la fruticultura nacional, se consolidan como una industria independiente. Tanto es así que incluso este año decidieron organizar Agro Planttrade en forma independiente (antes era parte del Fruit Trade), lo que concretarán mañana y pasado en el club Los Lirios de Rancagua.
“Habíamos crecido siendo parte de otro evento y llegó el momento de independizarnos porque había una creciente demanda de extranjeros. Quisimos salir fuera de Santiago, dando acceso así a los productores locales y a los internacionales de ver qué se está produciendo en el país. Esto ha generado un gran interés. De hecho, está viniendo gente de Perú, Argentina, Uruguay y Brasil”, comenta Jorge Valenzuela, presidente de la Asociación Gremial de Viveros y vicepresidente de Fedefruta.
Ponerse pantalones largos significó cambios tanto a nivel de los viveristas como de la institucionalidad para agilizar procesos y mejorar la oferta chilena.
El despertar exportador
Cuando los viveristas decidieron salir a buscar compradores en el exterior la principal y casi única exportación de material vegetal chileno eran las frutillas, enviadas por el vivero Llahuen. Sin embargo, con la arremetida chilena en Perú, y en otros países de la región, uvas y arándanos comenzaron rápidamente a ganar espacios. Así, de acuerdo a los datos de la Asociación las especies más exportadas en 2015 fueron, en orden de volumen, frutilla, uva, arándano y olivo.
En cuanto a mercados de destino, Perú en el principal cliente. “En los últimos cuatro años, Perú es el que más compra plantas chilenas, especialmente frutas y algo de hortalizas”, enfatiza Valenzuela. Lo siguen Brasil, Colombia, Ecuador. Fuera de la región está México y también se han sumado Italia y Australia, con avellano europeo.
“Los australianos, al decidir introducir la especie, buscaron dónde comprar plantas que les garantizarán tanto calidad como sanidad. Chile cumplía todas las exigencias. Estuvieron dos semanas acá realizando las pruebas y se las llevaron con todas las autorizaciones. Esto -lo rápido del proceso- fue un hito. Un reconocimiento a la labor del SAG -como fiscalizador- y a los viveristas”, recalca Valenzuela.
Reconoce que en este camino algunos han criticado que se venda material para que otros produzcan lo mismo que Chile, pero, argumenta que “si no otro lo hará”.
UN hito histórico
“En enero de 2016 se hizo el hito más importante de la fruticultura nacional: por primera vez Chile importó plantas de portainjertos de nogales sin cuarentena desde EE.UU. Para ello tres profesionales del SAG fueron a Estados Unidos a validar todos los protocolos y procedimientos de un centro para certificarlo en el cumplimiento de los requisitos chilenos. Fue un proceso de dos años, pero cuando estuvo listo se trajo material a raíz desnuda, se plantó y brotó el 98% de las plantas. Son plantas resistentes a Phitophtora, lo que significa que se pueden utilizar en muchos suelos que hoy no están habilitados”, resalta Valenzuela.
El viverista insiste en esto significa modernizarse. “El sistema tradicional era válido hace 20 años. Hoy existe la tecnología para hacer un screening completo en 24 horas para saber si la planta presenta algún problema o enfermedad”.
Agrega que ello implica abrir nuevas zonas geográficas para plantar, estar más preparados para el cambio climáticos, tener más variedades para el mercado. “Se abre la oferta varietal para que Chile cambie y también exporte. También significa estar ofreciendo más rápido lo que buscan los consumidores, pues con el sistema tradicional cuando la nueva fruta estaba disponible, los gustos ya habían cambiado”, comenta.
Se impusieron como met abrir dos de estos centros al año. Ya trabajan en eso: dos expertos del SAG está en Francia validando un centro de carozos.

Los pendientes
Valenzuela reconoce que Chile, en el exterior, es visto con dos grandes virtudes. “uno el patrimonio fitosanitario alto y, segundo, el SAG. Entonces, afuera ven que mientras el SAG certifique que se cumple con los estándares, las plantas serán confiables”.
Eso es precisamente lo que ha permitido avanzar a nivel internacional. Sin embargo, quieren dar un nuevo salto.
“No todos los países tienen acuerdos de riesgos de plagas con Chile. Por ello es clave certificarse con empresas internacionales que validen esos estándares. Eso es como tener visa diplomática. Igual serán chequeadas, pero ingresarán por una puerta más rápida”, comenta.
Explica que ya trabajan en el tema con el SAG, donde han encontrado una muy buena recepción, dice.
“Está bien tener un alto control, pero también es importante no tener freno para lo que significa un avance al país, con los controles que corresponde. Ninguna de las plagas que han entrado a Chile ha sido por material vegetal autorizado, sino por causas anexas, como la maquinaria”, dice, refiriéndose a los nuevos avances que están trabajando para agilizar el ingreso, sin descuidar la sanidad.
La otra tarea pendiente es el ingreso de nuevas especies. “Hasta ahora nos hemos concentrado en variedades… pero hay mucho por hacer en frutales de nuez que tienen una demanda interesante y que pueden producirse en Chile. Por ejemplo, ¿qué pasa con los pistachos, con los pecans, con las macadamias, las castañas de cajú? Algunos, como el pistacho, responden muy bien en suelos salinos. Hoy es la nuez más cara del mundo y los californianos son los principales productores. ¿por qué no nosotros?

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