Desde noviembre, la tonelada tributará del 22 al 26%. El perjuicio ronda los US$1.000 millones.
Tras el notable despegue registrado en los últimos cinco años, la industria del biodiésel se encuentra en una verdadera encrucijada. La suba de aranceles dispuesta la semana pasada por la Unión Europea, por considerar que el precio del biodiésel argentino está por debajo del costo de producción, implica el virtual cierre de ese mercado, y contabilizan pérdidas por US$1.000. Frente a esto, las grandes productoras y exportadoras de biodiésel, entre ellas AGD, Vicentín, Renova, Unitec Bio, Cargill y Patagonia Bioenergía, advierten sobre la “delicada situación del sector” y reclaman medidas (baja de impuestos y un mayor corte del gasoil con biodiésel), para compensar el cierre del mercado europeo.
La disputa comercial se inició en mayo, en sintonía con los reclamos de productores europeos por el bajo precio del biodiésel argentino. De este modo y en forma provisoria, se aplicó un arancel de entre el 6 y el 10% (según la empresa), un cambio que produjo una brusca caída en la actividad. De enero a agosto, según revela un estudio de la consultora IES (Investigaciones Económicas Sectoriales), la producción de biodiésel cayó un 39,7%, y las exportaciones, un 58,4%. “El delicado panorama del sector -concluye el informe- se debe al conflicto comercial con la Unión Europea, que en 2012 representó casi el 90% de los envíos de nuestro país”. Con la confirmación de la sanción, el biodiésel argentino pasará a tributar a fines de noviembre entre 22 y 26%.
“El panorama ya era preocupante, con luces amarillas pasando a color rojo. Hoy es rojo, directamente”, graficó el economista Alejandro Ovando, de IES, y agregó: “Hay que olvidarse de Europa, por lo menos hasta 2016″. Esa mala percepción es compartida por los empresarios del sector. Si bien se muestran optimistas en cuanto a la posibilidad de revertir la sanción, que sería apelada por el Gobierno ante la OMC (Organización Mundial del Comercio), admiten que el trámite llevará “entre dos y tres años, como mínimo”.
La joven industria del biodiésel creció en forma notable, favorecida por la demanda interna (por ley, es obligatorio mezclar el gasoil con un 7% de biodiésel) y la externa, principalmente desde Europa. Las exportaciones sobre todo, crecieron exponencialmente en los últimos años. De acuerdo con una estadística de la Carbio (Cámara Argentina de Biocombustibles), de 2007 a 2012 las ventas al exterior se multiplicaron por 10 (de 168.365 toneladas a casi 1,6 millones).
En la actualidad, hay 29 plantas funcionando, 11 de las cuales son consideradas “grandes”, esto es, que cuentan con una capacidad para producir al menos 200.000 toneladas. Casi todas pertenecen a grupos agroindustriales exportadores, como Cargill, Bunge, AGD (Aceitera General Deheza), Molinos y Vicentín. Hay otros, como Patagonia Bioenergía y Unitec Bio (del grupo Eurnekián), que se sumaron a la movida atraídos por la alta rentabilidad del negocio.
Hoy, todo es incertidumbre. “Se pueden estudiar otros mercados alternativos para compensar la caída”, dice Ovando, de IES, “como Perú y Estados Unidos”. La otra variante es volcar parte del volumen destinado a Europa en el mercado interno, que es el reclamo de las empresas grandes del sector. Para que eso sea posible, sin embargo, se necesitan cambios impositivos y normativos, como una suba en el corte del gasoil con biodiésel y un “trato igualitario” con el gasoil importado, que no tributa el 41% del impuesto a los combustibles.
La búsqueda de mercados alternativos que suplanten a Europa es realmente dificultosa, coinciden en el sector. “Lamentablemente, las posibilidades son limitadas”, señala Andres Iostler, gerente Comercial para Biodiésel de Cargill. Para este ejecutivo, Perú y Australia son posibilidades, pero nunca de la envergadura de Europa. Las exportaciones a EE.UU. registraron en lo que va del año un salto muy significativo (totalizan el 17,7% del total), pero Iostler aclara que eso se debe a una serie de incentivos fiscales al corte con biodiésel importado y al encarecimiento del precio del gasoil. “Esto se termina a fin de año”, sentenció.
El golpe propinado por la sanción provisoria de la Unión Europea se visualiza claramente en el informe de IES. Comparando los primeros 9 meses de 2012 con el mismo período de este año, las exportaciones de biodiésel pasaron de 1,3 millones de toneladas a 761.000. Y la facturación pasó de US$1.538 millones a US$712 millones. Todo indica que la suba de aranceles será decisivo. Los envíos a Europa, dicen en el sector, no superarían las 500.000 toneladas, esto es, un tercio del volumen exportado en 2012.
En el mercado creen que no existe una solución rápida al problema. Las grandes productoras, además, advierten sobre el riesgo de cierres de plantas. En realidad, de acuerdo con la Carbio, el año pasado la producción alcanzó un total de poco menos de 2,5 millones de toneladas, pero la Argentina tiene una capacidad instalada de 3,634 millones. Básicamente, las expectativas empresarias no guardan relación con la evolución del mercado.
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