sábado, 1 de junio de 2013

¿Hacia dónde van los sistemas lecheros?
El especialista en nutrición animal, Alejandro Castillo, propuso diversas herramientas para observar tendencias y certezas de la lechería global y los desafíos de los tamberos argentinos. Planteó que seguirán los fuertes desafíos de mayor eficiencia y sustentabilidad para los tambos.


¿Hacia dónde van los sistemas lecheros?
¿Hacia dónde van los sistemas lecheros?
 
 LECHERÍA
 Nuevas líneas de financiamiento para el sector lechero 
 Estiman que la tendencia alcista en precio de lácteos se terminó 
 Lechería a la mexicana 
 

En una jornada convocada por la empresa Conecar, disertó en el sport Social Club de Villa María, el especialista en nutrición animal, Alejandro Castillo, quien revista en la Universidad de Davis.

Castillo propuso al auditorio diversas herramientas para observar tendencias y certezas de la lechería global y los desafíos de los tamberos argentinos, al tiempo que planteó que seguirán los fuertes desafíos de mayor eficiencia y sustentabilidad para los tambos.

En principio destacó que es claro que a nivel mundial se verifica una mayor demanda de proteínas animales, una gran volatilidad de precios, un fuerte impacto de la globalización, y que los sistemas lecheros tienen una dura competencia con la agricultura y la urbanización por el uso de la tierra. Añadió que las plantas de etanol agregaron una disputa por los granos y que el mundo está permanentemente signado, de aquí y en adelante por la crisis energética. Otro elemento que forma parte de las tendencias globales es el aumento del valor de la tierra y el incremento de los costos de producción de la leche, en un contexto donde el cambio climático será cada vez más acentuado, al igual que las regulaciones ambientales.

Evaluando qué impacto tienen estas tendencias hacia las que inexorablemente se avanza, en los sistemas de producción de leche, Castillo subrayó que en todos los países productores de leche, sin excepción se verifica “una mayor producción por vaca, un intensificación de la producción, más allá de en qué tipo de sistema se produzca, es decir una mayor escala de producción, un proceso de concentración, lo que implica menos tambos, y menos productores, con más vacas por tambo, con mayor riesgo ambiental”, y que en todos los países se torna imprescindible lograr estos objetivos “con mayor eficiencia y con esquemas sustentables”.

Para abonar estas certezas, tomó como ejemplo a Estados Unidos y Nueva Zelanda, es decir dos sistemas de producción opuestos y todas las curvas tendenciales son similares, incluso en Argentina. “El incremento de la producción se explica por el aumento de la producción individual en algunos casos y por el incremento de vacas por tambos en iguales o menores espacios”
Expresó que hoy California es un ejemplo en el fuerte aumento de la escala, sin que se detenga la sangría de productores. “En los últimos dos años desaparecieron 200 productores”. Hoy ese estado que produce alrededor de 20 mil millones de litros de leche tienen tan solo unos 1.500 productores, o quizás menos.

A modo de ejemplo y para no engañarse, invitó a reflexionar sobre Nueva Zelandia, sobre el que dijo “no es el país verde que dicen que es. Hay una gran contaminación por el crecimiento vertical de los tambos y un consiguiente mayor uso de fertilizantes, fósforo y nitrógeno sobre todo”. Sobre este punto dijo que la cadena láctea de aquel país sabe “que están destruyendo su sistema” y que por eso han salido a producir leche en otros países como Chile, Uruguay, México y China, ya que en el país del kiwi habrá “muchas regulaciones ambientales en poco tiempo más”, lo que elevará el costo de producción en ese país, que explica el 37% de la leche que se vende en el mundo.

Mencionó además que está totalmente demostrado que los sistemas pastoriles son mucho más contaminantes que los estabulados, sobre todo por una mayor emisión de metano y óxido nitroso (gases efecto invernadero), y que medido por vaca, los tambos intensivos actuales contaminan menos que los tambos que los han antecedido, en su inmensa mayoría pastoriles o base pastoriles.

Respecto a la Argentina puso de relieve el fuerte crecimiento en productividad en la década del `90, donde se pasó de 6.000 millones de litros/año a 10.300 millones de litros en 1998. Hacia adelante expresó que “de acuerdo a cálculos probabilísticos tenemos un 87% de crecer”, y que, a su juicio, para el 2020, Argentina producirá entre 12 mil y 14 mil millones de litros. Todo eso claro está será producido por menos tamberos, puntualizando que existe un 90% de posibilidades que en Argentina en la próxima década desaparezcan entre 2.000 y 5.000 tambos, y que la producción promedio por tambo, que hoy es de 2.500 litros por establecimiento, pase a ser de una media cercana a 4.000 litros por tambo.

Sobre este punto destacó que son tiempos en que hay que buscar mayor eficiencia y escala. Ya con que “la escala aumenta notablemente la eficiencia física de las empresas tamberas”.

En las consideraciones finales, castillo concluyó en que:
*Los sistemas de producción son cada vez más intensivos.
*Que la intensificación significa mayor riesgo e impacto ambiental y que hay que pensar en balancear nutrientes.
*En el futuro habrá menos tambos, más producción por vaca y mayor escala, con más vacas por tambo (crecimiento vertical).
*Los minerales de la leche deben ser evaluados. Para hacer un balance mineral hay que incluir los minerales del agua de bebida.
*Hay que vincular la nutrición de las vacas y la nutrición de los suelos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.