Mejoran la calidad, color y permite controlar el proceso de maduración
En Europa la tendencia de utilizar mallas para el cultivo nace entre los años 2008 y 2009, debido al cambio climático que afectaba principalmente con granizados a los cultivos de hortalizas en países como Alemania, Italia y España, según comenta a www.portalfruticola.com el Dr. Richard Bastías de la Universidad de Concepción (Chile).
Bastías es académico de la Universidad de Concepción y hace un par de años viajó a Italia a realizar su doctorado en Cultivos de Árboles Frutales y Agro-Ecosistemas en la Universidad de Bolonia. Es ahí donde se encuentra con el uso de las mallas antigranizos y con la nueva tecnología de las mallas de color para frutales como manzanos y durazneros, que permiten filtrar la luz y granizos para evitar quemaduras en la fruta.
“Últimamente la fruticultura está enfrentando bastantes riesgos de granizados. Hay zonas como el sur de Alemania, el norte de Italia y España que han tenido bastantes granizadas en las plantaciones demanzanos, entonces frente a eso, la mayoría de los huertos nuevos de manzanos hoy en día están cubiertos por mallas, es decir, no se justifica hacer una inversión de un huerto si no se cubren con mallas”, comenta.
El investigador llevó los nuevos conocimientos a Chile, específicamente a la Región del Maule (VII Región) y comenzó a experimentar este año. El objetivo era que estas mallas protegieran a los cultivos pero no de los granizos, sino de los golpes de sol.
“Hay plantaciones nuevas donde se está considerando la implementación de estructuras para colocar mallas a control de golpe de sol, ya que en variedades como Fuji y Pink lady que son muy sensibles, se puede llegar a perder entre el 40 y 50% de la producción sino se protege la fruta”, explica.
“Además, las variedades nuevas que hemos ido introduciendo son muy sensibles al estrés radiativo y térmico, y manifiestan muchos problemas de desordenes de post cosecha asociados a temperaturas extremas, entonces a raíz de eso es que hoy día existe bastante interés en plantar más hacia el sur”.
En Chile, debido al cambio climático las zonas productivas se han ido desplazando hacia el sur. Años atrás, la Región Metropolitana y la Región de O´Higgins (VI Región) lideraban la producción. Hoy por hoy la Región del Maule (VII región) es la que concentra la producción, con una tendencia a movilizarse hacia la Región del Bio Bio (VIII Región) y la Región de la Araucanía (IX Región), donde según Bastías, el crecimiento ha sido de un 65% en las plantaciones de manzano.
“Uno esperaría que al trasladar las plantaciones hacia el sur, las quemaduras de sol fueran menores por las condiciones más frías, pero la realidad ha mostrado que no ha disminuido. Las plantaciones hoy día se queman en la misma intensidad, fundamentalmente por que las temperaturas han ido en alza en verano. En Angol por ejemplo, hemos registrado hasta 37°, entonces con esas condiciones térmicas y la radiación que en Chile siempre supera al normal de otros países, la fruta igual se quema”.
Experimentación y resultados esperados
Bastías comenta que en un inicio el trabajo fue con mallas tradicionales, donde se buscaba la protección de las plantaciones, pero hoy el estudio está enfocado en las mallas de color, que permiten modificar aspectos fisiológicos de las plantas, estimulando ciertos procesos asociados al componente lumínico.
“Hay mucha desinformación sobre su uso, muchos creen que sólo sirve para controlar la intensidad de la luz, pero la verdad es que cambia mucho el microclima, por lo tanto la planta responde distinto, hay que mejorar la gestión hídrica”.
“Hoy nuestro proyecto está focalizado en las mallas de color, donde ya pasamos a otra etapa. Ya no es tan sólo cubrir el huerto donde hay que solucionar ciertas inquietudes sobre cómo debemos regar o los aspectos ambientales críticos que están determinando el potencial de calidad de producción bajo las mallas, sino que estamos viendo cómo estás mallas de color, que están diseñadas con espectros luminosos diferenciales, te permiten modificar los aspectos fisiológicos en la planta y así no sólo protegerla, sino que también estimular ciertos procesos asociados al componente lumínico”.
Cada color tiene su función, en el caso del proyecto de Bastías se está trabajando con mallas de color rojo y perla.
“Esta composición lumínica particular influye en procesos específicos de la planta y que están medidos por foto-receptores que regulan aspectos de interés agronómico, como es el crecimiento vegetativo, la coloración y además en la fotosíntesis. Todo esto tiene un impacto sobre el potencial productivo de la planta y obviamente sobre la calidad de la fruta”, detalla.
“Nosotros apostamos a tener un mejor rendimiento, lograr controlar mejor el crecimiento vegetativo de la planta y además mejorar la calidad de la fruta, tanto en el almacenaje como organoléptica”.
La Universidad de Concepción está elaborando un convenio con la empresa exportadora Unifrutti, que tiene plantaciones de manzanos con mallas en la VI, VII Y VIII región. Principalmente las variedades con las que se está trabajando son Gala, Fuji y algo de Pink Lady.
“Estamos en una etapa donde le damos funcionalidad a las mallas, no sólo para proteger del granizo y del golpe de sol, sino que para dar beneficios adicionales y Unifrutti está muy interesado en explorar más allá esto”.
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