Llega el momento de la trilla y con ella vienen asociados gastos comerciales ligados a la cosecha, así como también la fecha para pagar los alquileres. En este contexto, donde hay que afrontar necesidades financieras, es que surge la pregunta de cómo hacerlo.
Para tomar una decisión comercial estratégica hay que tener en cuenta distintas variables. La primera que sobresale es cuál es el nivel de precio vigente de los productos y si están por encima o por debajo de lo presupuestado. Actualmente si miramos este factor, no es el mejor momento de venta. Sin embargo las ventas también se pueden originar por necesidades logísticas y financieras.
De este modo, si se poseen necesidades financieras, la mejor estrategia es aprovechar las bajas tasas para financiarse. Tanto las líneas de créditos en dólares como en pesos resultan atractivas. Si se opta por el financiamiento en dólares, las tasas rondan el 3% anual, las cuales se podrían fácilmente compensar con las expectativas de suba de precio o con los mismos pases existentes en el mercado. Por otro lado, si miramos las tasas en pesos y la comparamos con la expectativa de devaluación, también se verían compensadas. Este fenómeno se observa si miramos los contratos de dólar Rofex Noviembre, que hoy cotizan en $17,43, estos llevan implícita una expectativa devaluatoria del 15%, muy cercana a las tasas que se podrían tomar en pesos.
Sin embargo, si el financiamiento no es una herramienta disponible y es necesario vender mercadería, el producto con el cual se debería aprovechar para hacer caja es el maíz. El motivo es que posee el mercado más plano y en vista al volumen de la cosecha local tiene menos expectativa de suba interna. Cuando miramos las cotizaciones actuales del cereal nos encontramos con que existe un premio por la mercadería disponible, con lo cual todos los que posean maíz temprano deberían aprovechar para venderlo. Para los que cosechen maíz en julio habría que evitar venderlo en ese momento, aunque endeudarse para aprovechar las cotizaciones de diciembre nos deja un nivel de precio similar al actual, con lo cual no sería conveniente. La razón existente por premio por el disponible es por la competitividad que tiene la Argentina en este momento en el mercado externo, ya que en julio entra a competir con zafrinha de Brasil.
El segundo lugar lo ocupa el trigo. El cereal todavía tiene expectativa de suba ya que en estos meses es cuando comienza a crecer la participación de Brasil en las exportaciones. El efecto que tiene en los precios es que este destino tiene una capacidad de pago mayor que los otros países del mundo, ya que existe un menor diferencial de flete. Sin embargo, hay que seguir de cerca el comportamiento de la exportación. Ya se han adquirido 8,7 millones de toneladas y si se considera que la cosecha 16/17 fue de 15 millones de toneladas -de las cuales 5 se vuelcan al mercado interno- la exportación sólo necesitaría originar 1,3 millones de toneladas. Esto es importante porque una vez que la exportación se corre del mercado, los precios internos se deprimen. El panorama es distinto si se considera que la producción 2016/17 fue de 18 millones de toneladas como estima el Minagri, ya que existe lugar para que continúe la comercialización.
Finalmente tenemos la soja. Este producto ha bajado un 10% en lo que va del año. Si miramos las posiciones de cosecha nos encontramos con que cada día tocan nuevos mínimos. Hoy en día los valores negociados rondan los u$s225 por tonelada y a medida que nos acercamos a la cosecha, la expectativa es cada vez peor porque se empieza a sentir la presión de la oferta local. El mercado de Chicago está asimilando la mayor producción de Brasil y además se empieza a preparar para la siembra de Estados Unidos, que se espera que incremente la superficie en 1,8 millones de hectáreas. De todas formas no hay que desesperar. La soja es un mercado liderado por la demanda. Esta caída de precios en un contexto de compradores ávidos por la mercadería generará en algún punto un rebote.
De este modo, con la cosecha en puerta, creemos que es el peor momento para salir a liquidar soja porque el mercado paga el embolsado. Nos encontramos con que actualmente existe un pase por la posición noviembre de u$s17. Existiendo chances de mejora más adelante, los productores argentinos venderán lo menos posible. Sin embargo, hoy en día sólo el 6% de la campaña tiene precio y con los compromisos que hay que enfrentar parece inevitable que se generen nuevas ventas en los próximos meses. Los especialistas estiman que al 30 de junio el 40% de la cosecha ya va a tener precio, es por ello que se podría esperar que bajen las cotizaciones de la soja un poco más en los próximos meses. Pasada estas fechas podemos esperar mejoras, aún cuando se tiene en cuenta que se espera que los productores se encuentren más reticentes a vender en el segundo semestre, en vista a la rebaja de retenciones proyectada para 2018. A raíz de esto, la recomendación es aprovechar las bajas tasas de interés en dólares, ya que con la volatilidad de las cotizaciones de la soja este costo financiero puede recuperarse fácilmente.
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