Dos informes de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) y de la Fundación Libertad de esa ciudad, difundidos en los últimos días, son coincidentes en relación con que el mercado de la soja se encuentra en una suerte de ” stand by ” producto de dos motivos: el retraso de la cosecha por las inclemencias climáticas y los precios estancados en torno a 3.500 pesos la tonelada, la misma cotización de un año atrás.
El principal motivo que está dejando a los valores tan quietos y generando que muchos productores prefieran guardar la mercadería reside en un tipo de cambio que no se ha actualizado al menos a la par de la inflación; automáticamente, se reanima el cíclico debate argentino cada vez que hay pérdida de competitividad: los pedidos para aumentar el valor del dólar.
Alberto Padoán es uno de los hombres fuertes del Grupo Vicentín y, desde fines de 2015, preside la Bolsa rosarina. Desde su punto de vista, esta coyuntura invita a utilizar la remanida metáfora del árbol que tapa el bosque: cuando se lo consulta sobre cuáles son los principales problemas que enfrenta la agroindustria argentina para ser competitiva, no duda en señalar que el atraso del dólar es apenas ese árbol que impide ver que el problema estructural reside en la falta de infraestructura para trasladar los granos, y en los altos costos impositivos.
Congestión que complica
Algunos datos recopilados por Julio Calzada, director de Estudios Económicos de la BCR, son contundentes en relación con por qué Rosario es un “embudo” que necesita urgentemente obras de infraestructura para garantizar un mejor acceso a los puertos que, a su vez, significará una reducción de los costos logísticos.
En 70 kilómetros a la vera del Paraná, al norte y al sur de Rosario, hay 11 ciudades en las que operan 29 terminales portuarias que despachan granos, aceites y subproductos a través de 19 puertos; sobre 86 millones de toneladas agroindustriales que exportó Argentina en 2016, el 78 por ciento se embarcó en esta zona; por año ingresan dos millones de camiones, con picos de hasta 14 mil por día, a los que hay que sumar 173 mil vagones, 2.900 barcazas y 2.400 embarcaciones de ultramar; en resumen, el 30 por ciento de las cargas de todo el país se concentra en una pequeñísima superficie de 589 kilómetros cuadrados en la que, además, viven 1,2 millones de personas.
El Banco Mundial le puso números a la consecuencia negativa que genera esta inevitable congestión de tránsito en el Gran Rosario: un aumento en el costo de la logística de 8,1 dólares por tonelada, un sobrecosto que representa entre 10 y 13 por ciento del costo logístico FAS en el caso de la soja. Es decir, que si se tiene en cuenta que por año ingresan 55 millones de toneladas de granos por camión y cuatro millones por ferrocarril, solucionar este problema representaría un ahorro para la cadena de 450 millones de dólares.
Por caso, los productores del norte pagarían 25 dólares por tonelada menos si pudieran cambiar la matriz de transporte, con una carga mayor a través del ferrocarril, lo que significa recuperar entre 15 y 27 por ciento del valor por tonelada de cada grano.
En la jerga futbolera, se diría que es un jugador o entrenador “sin casete”: la investidura institucional que impone una de las entidades más importantes del país no ha cambiado el modo de ser del presidente de la Bolsa de Rosario, Alberto Padoán, que mantiene su estilo directo y sin vueltas a la hora de declarar.
Para Padoán, “hay problemas más graves” que el atraso del dólar, como la falta de infraestructura y la fuerte presión tributaria, respecto de lo cual critica a los gobernadores de la Región Centro.
-¿Cuál es el panorama que avizora para la soja?
-La campaña tuvo muchas idas y vueltas, porque el clima en algunos momentos jugó una mala pasada, pero ahora se estabilizó y somos optimistas. Los problemas que se están dando no son generales sino en algunas zonas, y lo que afecta allí a otras beneficia, porque con buena humedad se logran muy buenos rendimientos.
-Con los bajos precios actuales, ¿es negocio? ¿Qué hay que hacer con las retenciones?
-El Gobierno nacional ya tiene en marcha un programa para ir bajando las retenciones a partir del 1° de enero de 2018 y es algo en lo que finalmente coincidimos; si bien es cierto que la promesa original era otra, no lo es menos que había otros sectores que también merecían una atención. El agro ya había recibido la quita de las retenciones a trigo, a maíz, a girasol y a cebada; y, mejor que eso, la eliminación de los ROE, que tenían un efecto mucho más perjudicial que las propias retenciones. El productor tuvo su recompensa con el nuevo gobierno.
-Lo que se reactivó ahora es la discusión por el dólar…
-Principalmente por el tema del blanqueo, hubo una avalancha de dólares que, como el tipo de cambio es de libre flotación, hace que la divisa quede estabilizada. Lógicamente, a nosotros nos gustaría que la suba ojalá estuviera en 17 o 18 pesos, pero no solamente el tipo de cambio hace a la competitividad. Hoy en día, tenemos dos o tres problemas más graves.
-¿Cuáles?
-El primero, los impuestos provinciales: hay una gran falta de criterio. Los gobernadores de la Región Centro se muestran preocupados por que haya un precio de referencia para la leche, como existe para los granos, pero hay otro temas que no sé si no ven o se hacen los distraídos, como los costos de la energía o Ingresos Brutos. Yo no sé qué hacen con el dinero. Obeid (Jorge, exgobernador de Santa Fe) hacía obras con mucha menos coparticipación que lo que tuvieron después los gobiernos socialistas; había máquinas, rutas, se arreglaban carreteras. Y cuando no lo hacían, salíamos a criticarlos. Pero hoy realmente son tantas las falencias que si hay que enumerarlas decís “todas”, y no le errás a ninguna.
-¿El pedido, entonces, es bajar el gasto?
-La producción primaria y agroindustrial genera los fondos que las provincias necesitan; creo que no están bien manejados. Las plantas de personal de las provincias siguen creciendo y creciendo y ¿cómo lo hacen? Aumentando los impuestos. Así se beneficia al que trabaja en negro. Cada vez son menos los que pueden subsistir pagando impuestos, la carga tributaria es inmensa.
-¿El Gobierno nacional también debe esta tarea?
-Sí, está bien que haya gente que necesita subsidios para pasar el día, pero hay que pedirle algo a cambio. Generación espontánea de recursos no hay, y la carga tributaria que pagan las empresas que están en blanco es cada vez más pesada, al punto que a veces las hace sucumbir.
El tren del crecimiento
-¿Cuál es el otro tema grave por solucionar con prioridad?
-La logística, los costos de las tarifas. Es fundamental que haya una competencia que permita el ingreso de nuevos actores, porque la cartelización en todos los sectores es mala. Por el lado del ferrocarril, el Gobierno está buscando soluciones, que aún no vemos con claridad, pero al menos hay consultoras que trabajan en ver cómo podemos generar un open access, que permita operar a cualquier empresa y así exista una competencia en origen para que los productores lleguen a puerto con un precio razonable. Este tema es tan o más importante que el tipo de cambio y a veces no se lo ve o no se lo quiere ver.
-En conclusión: más que el dólar, infraestructura y sistema tributario son las claves.
-El problema con el tipo de cambio es que arrastra la inflación y uno lo puede retocar como una solución temporal, pero a los dos meses ya estás desfasado de nuevo. Lo otro es más estructural, te da una solución para siempre; el tipo de cambio va a ir y venir, pero vos vas a tener costos más razonables para tu sector productivo.
-¿Qué necesita el Gran Rosario en materia de infraestructura, pensando que no están lejos los 50 millones de toneladas de producción nacional?
-Hay un plan de obras consensuado y que cuenta con el apoyo del Gobierno nacional, pero ahora algunos municipios no estarían tan de acuerdo; el tema es que actualmente cobran un peaje para mantener los caminos, pero no arreglan nada y se torna insostenible el acceso a los puertos. Hay doble cola de camiones sobre la ruta, es una bomba de tiempo.
-Y al agro en general, ¿qué le falta para seguir creciendo?
-Si uno ve el sector agropecuario como el motor de la economía, la agroindustria que lo rodea es el turbo que lo potencia, que le da la fortaleza. Lo que no puede ser es que importemos productos a cinco mil o a diez mil dólares la tonelada y los exportemos a 300. Si tenemos esa posibilidad de ser tan competitivos para hacer productos primarios, hay que imaginar cómo lograr valor agregado para que la exportación traiga más dólares. Tenemos que potenciar ese crecimiento de toneladas y despacio ir agregando valor, preferentemente en origen. Va a ser costoso, pero lo mejor que pudo haber hecho este gobierno es haber puesto los ojos en un sector tan dinamizador de la economía.
Premios para proyectos innovadores en el agro. La Bolsa de Rosario lanzó un concurso de alcance nacional. La Bolsa de Comercio de Rosario convoca a participar del concurso de alcance nacional para distinguir proyectos de base tecnológica y de valor agregado.
En esta primera edición, el premio está dedicado al agro y las problemáticas por abordar son: nuevas tecnologías aplicadas al agro; nuevos usos para los productos agrícolas, y emergencias climáticas, alertas tempranas. Los premios serán: 150 mil pesos para el ganador, 100 mil pesos para el segundo y 50 mil pesos para el tercero.
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