“¿Qué hacer después del incendio?”, fue la consigna con la que el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), acompañado por el INTA, organizó una jornada a campo en el Establecimiento San Severino, de la localidad de Perú, La Pampa, una de las más castigadas por los incendios de enero de este año.
En San Severino, un campo de 12.000 hectáreas, “solamente” se quemaron 3000, gracias a que las picadas de contrafuegos estaban limpias y a que un equipo de doce personas trabajó a destajo con tractores y maquinarias para contener los otros focos que se habían producido por las tormentas eléctricas. Esos incendios, descontrolados, muy distintos de los “fuegos fríos” que pueden planificarse en las quemas programadas de otras estaciones del año, representaron costos directos y e indirectos para los productores de la zona.
A la jornada asistieron cerca de 400 productores de la región a los que se sumaron Ulises Forte, presidente del Ipcva, y Amadeo Nicora, presidente del INTA.
Ese rebrote del pastizal genera mayor digestibilidad y un gran porcentaje de proteínas, aunque también permite el crecimiento y la competencia de algunas especies que no son palatables para el bovino, lo cual puede hacer que a futuro el pasto más comestible no crezca, situación que debe manejarse con el pastoreo rotativo.
Para los sitios muy quemados, que quedaron con la “tierra desnuda”, los técnicos del INTA están sugiriendo la incorporación de especies forrajeras probadas en la región, como por ejemplo entre las megatérmicas el pasto llorón, el mijo perenne y la digitaria, y entre las especies de invierno, el agropiro, como para dar un reinicio al pastizal que luego dará lugar para que se instalen las especies nativas, como la flechilla en los campos de monte.
El problema del renoval
Más allá del rebrote de los pastizales, los incendios plantean problemas a corto y mediano plazo, ya que se puede pasar en pocos años de una situación de bosques a una de renovales, que va a ser peor a la del punto de partida.
Érica von Hinke, una productora de la zona que sufrió la mitad de la quema de su campo el pasado 7 de enero, hizo hincapié en que “si bien el pasto es bueno por el buen banco de semillas naturales, tenemos grandes problemas con el renuevo, porque si no se trabaja, termina siendo un fachinal que no es aprovechable. Se quema un caldén al poco tiempo salen veinte renovales de donde se quemó un solo árbol y allí no crece el pasto natural”, concluye.
Además, la producción ganadera, dado que los animales no comen arbustos ni renuevos, favorece el crecimiento y la competencia de estos últimos por sobre los pastizales.
De cara al futuro, para Von Hinke, hay que “concientizar a los vecinos para hacer las picadas y los contrafuegos, además de adiestrarse en el manejo del fuego. “También sería bueno que los trámites para el manejo del fuego fueran más accesibles”, concluyó.
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