Brad Griffith, vicepresidente del Negocio de BioAg, de Monsanto, destacó que para alcanzar este crecimiento en el rubro de los biológicos se debe partir de la penetración de mercados importantes con productos ya existentes o testeados.
La microbiología agrícola es uno de los segmentos que en los últimos años ha crecido sustancialmente. Una de las particularidades de este crecimiento fue la complementación de las compañías químicas con las de los productos biológicos. Así es como los ejemplos sobran: Basf compró Becker Underwood y Bayer invirtió en la compra de Biagro.
Y la última gran unión es la que se llevó a cabo entre Monsanto y Novozymes: “Monsanto BioAg”, una alianza estratégica en la que ambas empresas aportan sus mayores fortalezas para llevar productos microbiológicos de alta tecnología al mercado. En esta alianza, Novozymes invierte su potencial y recursos en Investigación y Desarrollo, mientras que Monsanto acompaña esta inversión en testeos a campo y en su fuerte brazo comercial.
En este contexto, Infocampo llegó hasta las oficinas que tiene la compañía en Pilar, ya que contaron con la visita de Brad Griffith, vicepresidente del Negocio de BioAg, de Monsanto. Este año lanzaron para la Argentina Nitragin Triple (cuyo nombre es Tag team LCO en EE.UU. y Canadá). Para la compañía, Sudamérica representa el 40% del negocio y buscan que en un tiempo sea el 50% o mayor.
-¿Qué importancia tiene la microbiología agrícola dentro de Monsanto, una de las grandes compañías tanto en cultivares como de agroquímicos?
-El foco de Monsanto está en el germoplasma y en el tratamiento de la semilla. Esto hace referencia a que los productores puedan incrementar los rendimientos de los cultivos y tener un mejor control de malezas, plagas y enfermedades a partir de estos productos. Se ve al agro y al sector de los biológicos como un sistema integrado, en donde el resultado final es el incremento de rinde, pero estos productos biológicos que integran este sistema funcionan en diversas etapas y son usados en aplicación de tecnología en semilla, en el tratamiento de la semilla, en el tratamiento en el surco y en el trata- miento del cultivo ya emergido.
-Uno de los puntos principales que se viene pregonando tanto desde el sector público como privado es la sustentabilidad del sistema; desde la empresa, ¿cuál es la visión sobre este concepto y en qué ayudarían los pro- ductos biológicos?
-Todos los microbios son obtenidos de fuentes de origen naturales, con lo cual es ya es positivo trabajar con este tipo de productos. Uno de los desafíos en el que estamos trabajando a nivel global es derribar, entre los productores, la percepción que tienen algunos países que consideran que los productos biológicos no son tan eficientes como esperaban en comparación con los productos químicos. Nosotros en Monsanto creemos que debe existir un balance en el uso de productos químicos y microorganismos agrícolas, como parte de este sistema integrado de tratamiento y manejo de enfermedades. Hay situaciones en las que consideramos que los productos microbiológicos podrían aplicarse solos, estamos muy interesados en la categoría de biocontrol. Estamos estudiando, por ejemplo, el mercado de la Unión Europea en donde incluso hay posibilidad de reemplazo de los productos químicos por parte de los biológicos. Hoy las grandes empresas están introduciedose en el negocio de los biológicos, esa es la tendencia global.
-Y a partir de esta afirmación, ¿cree que en un futuro los biológicos reemplazarán a los agroquímicos?
-Es extremadamente importante entender bien cómo funcionan los productos químicos y los biológicos, y la interacción que se lleva a cabo en la rizósfera. Por ejemplo, los productos de biocontrol actúan por contacto, el insecto tiene que entrar en contacto con el material biológico. Por ello, la mejor forma de avanzar en esto es tomarlo como un sistema. Se debe probar el poder del químico, su resistencia, pero también su interacción con el biológico; no queremos que derribe también al producto biológico. Estamos trabajando en nuestros productos actuales para desarrollar la próxima generación de biológicos, que creemos estará disponible en uos 4 a 7 años.
-¿Cuál es la base de trabajo de la empresa hoy en día?
-Estamos trabajando sobre dos plataformas: biofertilidad, que tiene que ver con inoculantes y promo- tores de crecimiento fundamentalmente (que es el negocio básico de Nitragin) y biocontrol.
-¿Cuáles son los planes para el futuro?
-Queremos triplicar el negocio para 2018. Y esto se basa en tres pilares: una de las formas es penetrar mercados importantes con productos ya existentes y testeados: estos mercados son China, Sudáfrica y México. Este es el movimiento más rápido que queremos realizar. El segundo pilar de este crecimiento es el testeo a campo. Con todas cepas propias testeadas a lo largo y a lo ancho de todas regiones geográficas en las que tenemos presencia, va a ser la empresa con mayor cantidad de pruebas a campo. Monsanto no ofrece al productor productos para que sean probados, ofrece productos ya probados para que el productor obtenga los mejores resultados con el uso y aplicación de los mismos. Nuestro proyecto es en tener testeadas nuestras cepas en 2 millones de sitios. Y la otra pata de desarrollo es la penetración de nuevos mercados llevando las tecnologías probadas de negocios como la soja y el maíz a nuevos negocios en los que no tenemos participación, por ejemplo, caña de azúcar y arroz. El ingreso a estos mercados se piensa hacer a través de alianzas con socios estratégicos o partners que sí tienen experiencia en estos nuevos negocios. Con la alianza Novozymes-Monsanto lo que buscamos es tener un portfolio de productos completo y apropiado para alcanzar esta meta desafiante.
-Para esta campaña en Argentina ya lanzaron un primer producto…
-Sí. Se trata de Nitragin triple. Son tres tecnologías biológicas combinadas: bradyrrhizobium, que aporta a la fijación de nitrógeno, moléculas LCO, una especie de facilitador de la comunicación entre la planta y las bacterias, potenciando el crecimiento de la planta desde el inicio, y Penicilium bilaiae, un hongo que ayuda a la planta a obtener mejor los recursos disponibles del suelo para que la planta los tome de la mejor manera.
-¿Cuál fue la aceptación del mismo en Estados Unidos, el otro país donde lanzaron este producto donde la inoculación no es una práctica habitual?
-Fue muy buena porque no canibalizó productos existentes sino que aumentó el negocio, ya que fue tras esos productores que no inoculaban. Mientras que en Argentina y Brasil cerca del 90% y del 85%, respectivamente, de los productores utiliza inoculantes, en Estados unidos sólo lo hace el 40%. Los productores que no inoculaban, si bien no creían en el efecto del inoculante, eligieron el producto por los beneficios adicionales aporta- dos tanto por los LCO como por el Penicillium bilaiae. Es por ello que el crecimiento fue muy importante.
-¿Cuáles serían los otros mercados de esta nueva tecnología?
-La idea es lanzarlo en otros países como Ucrania o Rusia, donde la soja es el gran negocio.
-¿Van a invertir en otros cultivos más allá de soja?
-Sí, sobre todo en el mercado del maíz, porque es muy importante. Allí tenemos una alta participación. Se testearon el año pasado 200 cepas en este cultivo y encontramos 9 con efectos positivos, donde se aumenta el porcentaje de rinde en un 14% (sobre un área muy productiva). Estamos aún en etapa de testeo (3 años mínimo) de productos para este segmento. Además tenemos un negocio pequeño en Estados Unidos de trigo y buscamos tener participación en el negocio de arroz a través de socios colaboradores.
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