Girasol sano, negocio estrella
Producir girasol en el norte de Santa Fe no es lo mismo que hacerlo en el centro y sur de Bs.As. La situación climática en esa zona obliga a un manejo sanitario particular del cultivo. Un productor líder de la región cuenta cómo controla las enfermedades foliares con el fungicida Amístar Top y obtiene diferencias de rindes de 700 kg/ha en híbridos de 3600 kg/ha.
Córdoba/Santa Fe, 16 de Noviembre de 2010. En el norte de Santa Fe, el girasol se ve afectado durante la mayor parte del ciclo del cultivo por altas temperaturas, que cuando son acompañadas por lluvias, generan las condiciones predisponentes para la evolución de patógenos que luego generarán enfermedades foliares. En esta zona trabaja Mariano Ruatta, un joven productor que cultiva en lotes ubicados en el límite entre Córdoba y Santa Fe, en la zona de Eusebia, departamento Castellanos. “Trabajamos en campos arrendados y por contrato nos exigen un 25% de rotación de cultivo por campaña. A pesar de que en esta zona no se siembra mucho girasol, nuestra estrategia es sembrar maíz sobre girasol. En esta campaña 2010/11 tenemos previsto cosechar el girasol alrededor del 10 de enero y sembrar maíz. El año pasado, con esta estrategia, en estas fechas sacamos 3600 kilos por hectárea de girasol y 6000 kilos de maíz”, señala.
Parte del secreto de esta experiencia es el manejo sanitario del cultivo. Desde hace dos campañas, Ruatta y su equipo han incorporado la aplicación de fungicidas foliares para controlar las enfermedades del girasol, con muy buenos resultados. “En la campaña 2008/2009 hicimos la primera experiencia. Usamos el fungicida Amístar Top, de Syngenta, en 120 ha y dejamos un testigo de 50 ha para poder evaluar resultados. Ese fue un año con buena humedad y veníamos teniendo merma de plantas por enfermedades en campañas anteriores. Los resultados de ese año nos dieron 500 kilos más por ha en los tratados”, afirma Mariano.
“Más allá de los beneficios que registramos en la campaña 2008/2009, en la campaña pasada tomamos la decisión de aplicar, porque fue un año muy llovedor. Según los registros de lluvias, cayeron 480 milímetros en el último trimestre. Fue un año excelente para la soja y para el maíz, pero para girasol fue complicado porque la humedad trajo enfermedades. Dada la altura que tiene el girasol, se genera un microclima entre los surcos que genera un ambiente favorable para los hongos. Por eso en la campaña pasada aplicamos en el total de la superficie”, agrega.
La enfermedad prevalente en esta región es la Alternaria helianthi desde los primeros estadios del cultivo. Otra enfermedad foliar que se presentó en los últimos años fue la roya blanca, ocasionada por Albugo tragopogonis, a principio de los estados reproductivos. Incluso trajo problemas la roya por Puccinia helianthi, presente en toda la zona, que suele afectar las hojas medias y superiores de cultivos cuando el botón floral recién está formado.
Según cuenta Ruatta, la diferencia entre los lotes aplicados y los campos sin aplicar salta a la vista. “En la campaña pasada elegimos aplicación aérea. Donde no pudo llegar el avión porque estaba muy cerca de los silos, perdimos el 35% de las plantas, que se enfermaron y se cayeron. Se vio muy claro por dónde pasó el avión y dónde no llegó el producto. A nivel rendimiento la diferencia fue importante, tanto en kilos por ha como en materia grasa. En las 120 ha que se trataron obtuvimos diferencias de rindes de 700 kg/ha, en híbridos de 3600 kg/ha. En otros lotes las diferencias fueron menores, de 500 o 600 kilos por ha a favor del tratado, aunque siempre significativas. En materia grasa obtuvimos un 3% más en los tratados que en los testigos", afirma.
Según describen los especialistas, el estado fenológico de mayor susceptibilidad es R1, cuando está en estado de estrella, que es además un momento en que aún los patógenos no han llegado a la fase exponencial de su progreso y por lo tanto el control es eficiente. Sin embargo, Mariano Ruatta y su equipo eligieron experimentar. “El primer año aplicamos en prefloración, junto con una aplicación de Curyom porque teníamos un gran problema de isocas. En la segunda campaña aplicamos cuando el botón floral está florecido en un 80%. Y si bien es cierto que hoy se está recomendando que la aplicación de fungicida se haga en prefloración, nosotros seguimos buscando nuestra propia experiencia”, agrega.
Campaña 2010/11:
“Parece que en esta campaña tendremos buenos precios, pero nos preocupa la falta de agua. En esta zona cayeron sólo 110 mm de lluvia, y si bien es cierto que el girasol necesita poco agua, este volumen es demasiado poco. Comparando, el 12 de noviembre del 2008 en esta zona habían caído 215 mm y en el 2009 teníamos 260 mm. Este año, a esta misma fecha tenemos sólo 110 mm caídos, en consecuencia los cultivos no tienen el nivel de desarrollo que tenían el año pasado. En esta situación de poca humedad igual decidimos la aplicación del fungicida porque los girasoles ya están con el botón floral. El uso del fungicida es una tecnología para mejorar la rentabilidad del cultivo y lograr producción estable en el tiempo. Los rindes pagan el producto largamente. Vale la pena. Y eso que la dosis que hay que usar de Amístar es el doble de lo que hay que usar para soja, por el volumen de follaje que tiene el girasol”, concluye.
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