César Augusto Gómez Velásquez, médico veterinario y magíster en Ciencias Veterinarias, señaló que la reproducción está íntimamente ligada a la nutrición y, en segundo lugar, con la temperatura y la humedad.
“En el verano, se baja mucho la humedad, pero el animal no se estresa tanto. El problema es que en esta temporada se afecta la calidad nutricional de los forrajes, entonces el rumiante empieza un proceso de catabolismo nutricional para mantener sus funciones específicas de supervivencia”, explicó.
De esta manera, a medida que los alimentos pierden nutrientes esenciales por la falta de agua y la nutrición empeora, el animal comienza a suprimir aquellas funciones secundarias, como la producción de leche y la reproducción.
En el caso de la vaca, su organismo debe quemar grasa corporal para obtener energía, y los órganos que primero pierden estos depósitos son los ovarios. En los toros, se altera el proceso de espermatogénesis.
“Para afrontar este problema, los animales estacionalizan sus servicios y montas. Por ejemplo, las vacas se dejan preñar en época de abundancia, con buenas condiciones climáticas, que les permitirá prepararse para darle buena nutrición a la cría en verano”, indicó Gómez.
Por esta razón, el experto recomendó que el ganadero haga una programación de los ciclos productivos en la temporada con buena oferta de forraje y agua, para garantizar que tanto hembras como machos estén dispuestos a la monta y el servicio.
Si no lo ha hecho, lo primordial es garantizar alimento de calidad para sus bovinos, con comida almacenada, como silos, henos o bloques multinutricionales, sin olvidar el suministro de vitaminas y minerales con sales o, de ser necesario, de forma terapéutica con inyecciones. En cambio, los concentrados son menos recomendados por su alto costo.
De igual manera, el médico veterinario señaló que hay que estar atentos a la proliferación de parásitos por la baja de defensas que genera la escasez de alimento, que podría afectar el organismo de los bovinos.
Finalmente, el productor puede sembrar árboles que den sombra sobre los potreros, o eventualmente implementar sistemas silvopastoriles que generan microclimas y permiten que el animal no sufra de estrés calórico.
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