"Hay 27,5 hectáreas [en mi explotación] y cada una de ellas está sembrada; bueno, lo estaba. Ahora no hay nada", cuenta René “Papo” Cruz, agricultor de 60 años, y añade que su familia depende de lo que él produce y vende para sobrevivir.
En octubre, cuando HuffPost visitó Puerto Rico tras el paso del huracán María, Cruz confiaba en que recibiría ayuda del Gobierno, asistencia económica para comprar semillas y limpiar los escombros. En todo caso, al menos había asegurado su explotación, "pero [la compañía] no va a pagarlo todo", apunta. "Las pérdidas fueron demasiado grandes".
Pero cuando HuffPost regresó a la propiedad de Cruz la semana pasada para ver qué tipo de ayuda habían recibido él y su familia, su mujer, Limary Pérez-Sánchez, de 42 años, aseguró que no habían recibido ayuda de ninguna entidad.
Carlos Alberto Flores Ortega, el secretario del Departamento de Agricultura de Puerto Rico, culpa a la limitada comunicación que hay en toda la isla; en torno a un cuarto de ella todavía no tiene acceso a los servicios de telecomunicación, por lo que comunicarse con los agricultores para hablar de cómo facilitar las ayudas ha estado avanzando a ritmo lento.
"Hay mucha gente que no recibirá toda la información porque no tenemos ni teléfonos ni internet", y añade que los agricultores tienen que personarse en una oficina del Gobierno para informarse de todos los programas y beneficios que tienen disponibles.
Sin embargo, más de dos meses después del huracán María, Flores Ortega opina que el sector agrícola "ha pasado la fase de emergencia".
La mayoría de los agricultores de Puerto Rico perdieron gran parte de su sustento a causa de los huracanes Irma y María. Flores Ortega señala que el 80% del valor del cultivo de la isla fue arrasado por las tormentas. Subraya que se podrían tardar entre 10 meses y 1 año en regresar a los niveles de producción normales.
Evaluación de daños
Las pérdidas económicas del sector agrícola han sido un duro golpe para la ya frágil y endeudada economía puertorriqueña. Flores Ortega calcula que el sector ha perdido 245 millones de dólares en productos agrícolas y 1.800 millones en daños a infraestructuras –almacenes, sistemas de riego, vallas– como resultado de las tormentas.
Flores Ortega agrega que todas estas pérdidas retrasarán su objetivo de reducir la cantidad de alimentos importados de un 85% a un 70%. De hecho, está previsto que esa cifra se incremente, pues la importación de mercancía es la única forma que tienen los agricultores como Cruz de mantener abiertos sus negocios hortofrutícolas mientras esperan la próxima cosecha.
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