Los chilenos comen 53 kilos de papas al año per cápita. Actualmente un 7% a 10% del área de plantación agrícola en Chile está destinada al cultivo de este tubérculo, producción que está localizada principalmente en el sur del país, en zonas de rezago.
Uno de los problemas que amenaza este tipo de plantaciones es el tizón tardío, enfermedad provocada por un hongo que afecta la planta, hoja y el tubérculo mismo, y que puede producir un 60% a 70% de la pérdida de una plantación al año, afectando la competitividad de los productores agrícolas.
Es una de las enfermedades más serias en el cultivo de la papa en el mundo y que origina pérdidas económicas avaluadas en US$2,75 mil millones anuales. Una manera de controlar este tipo de plagas es el uso de una gran diversidad de productos químicos, llamados fungicidas, mayor a la que se aplica en otros cultivos.
El proyecto se adjudicó $200 millones del Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondef), en su primer concurso IDeA en dos etapas en la línea inocuidad y calidad alimentaria.
La iniciativa es liderada por la académica de la Facultad de Medicina de la USS, Dra. Erica Castro, como directora principal del proyecto y el fitopatólogo de la U. de Concepción, Ernesto Moya como director alterno.
El estudio se desarrollará en la región del Biobío por dos años, con el apoyo de la empresa Easy, Programa de Desarrollo Locales de INDAP de Arauco e Isla Mocha y dos sociedades de paperos de esa zona.
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