La Unión Europea (UE) solicitó al presidente Mauricio Macri que la Argentina aporte su experiencia respecto del glifosato en la audiencia que los países del viejo continente deberán mantener antes del 15 de diciembre, fecha en que expira la licencia del polémico herbicida. Si una mayoría vota a favor, la licencia del glifosato en Europa se renovará por cinco años. Si la mayoría votara en contra, sería casi automática la prohibición al producto.
El pedido de la Unión Europea para que haya un mediador argentino en la audiencia que antes de fines de noviembre debe decidir si extiende la vida útil del agroquímico más popular de la compañía estadounidense Monsanto (pero que también fabrican los chinos en cantidades industriales) fue analizado en el Gabinete de Macri: allí se decidió enviar de urgencia a Bruselas al ministro de Ambiente y Desarrollo Humano, el rabino Sergio Bergman.
Hace unos días, los países de la Unión Europea fueron nuevamente incapaces de adoptar una decisión sobre la prórroga de la licencia del polémico glifosato. Ni los partidarios ni los detractores de este herbicida -el más usado del mundo y cuyo permiso de venta en Europa expira el 15 de diciembre- han logrado la mayoría suficiente para imponer su posición. En la práctica esto significa que no habrá renovación y que el glifosato ya no podrá ser utilizado en ninguno de los 28 países que integran ese bloque.
La Comisión Europea (CE), una suerte de gobierno que no gobierna salvo que exista consenso, convocó a una nueva reunión en los próximos días, a la que el enviado nacional asistirá como una suerte de árbitro y para explicar cómo hizo la Argentina -uno de los países que más glifosato utiliza en el mundo- para resolver la controversia entre ambientalistas y productores. La exposición de Bergman podría ser definitoria para el futuro de ese herbicida en todo el planeta, pues se conoce bien la influencia que las decisiones europeas tienen después en el escenario global.
El contexto para la mediación del rabino es más bien complicado, pues nunca antes la Unión Europea estuvo tan dividida como con este conflicto. Tanto es el grado de discrepancias que los países que la componen ya no enviarán a la reunión definitoria a técnicos o burócratas sin cintura, sino más bien a sus mejores políticos. Será una reunión a suerte y verdad.
“Esta es la lectura que hicieron en el entorno de Macri. Y por eso se decidió que había que enviar a una de sus mejores espadas: alguien que pudiera explicar a los europeos todo lo que está en juego en este momento crucial de la historia”, dijo una fuente de la casa Rosada.
La elección de Bergman se basó en ese criterio. La Argentina además ha dado un buen ejemplo a nivel mundial sobre cómo establecer una política racional en materia de uso de agroquímicos. Aunque aquí los políticos nunca fueran capaces de sancionar una Ley nacional de Agroquímicos, cuando el que gobernaba era el kirchnerismo y ser “hippie con Osde” estaba bien visto, entonces el Ejecutivo nacional alentaba los acampes frente a las plantas de la cuestionada Monsanto, como sucedió en Malvinas Argentinas. Pero cuando lo que prima es la búsqueda de inversiones externas, como sucede ahora, lo que se propicia en no intervenir en el mercado, de modo que no suceda nada.
Bergman ha sido uno de los mejores a la hora de aplicar esa política de no entrometerse en el mercado, ni siquiera cuando pudiera valer la pena. Nos recuerda un crítico que hace un año que su cartera debe reglamentar la inofensiva ley que obliga a retirar del campo y reciclar los envases plásticos vacíos de agroquímicos. Pero no lo hace y nadie sabe bien por qué motivo.
Volvamos a Europa y la definitoria gestión de la Argentina. Si el rabino no tuviera éxito en su misión (la más importante que le encomendará Macri además de la mediación entre Alfredo Leuco y el productor de Víctor Hugo Morales que putea a los judíos), el glifosato perderá la licencia y los países que componen ese bloque regional tendrán 18 meses para eliminar las reservas de glifosato que tengan.
Por eso, junto al titular de Ambiente viajará a Bruselas un emisario del Senasa, cuya misión será contar por lo bajo a los europeos que la Argentina, como en muchos otros casos, demorará un año o más en tomar sus propias decisiones. Así que las reservas europeas de glifosato bien podrían venderse aquí a un precio muy bajo de liquidación que permita hacer una buena diferencia.
El escenario que espera a Bergman no es el más propicio, pues la división es absoluta.
- 14 Estados miembros han votado a favor de prorrogar cinco años la licencia del glifosato: España, República Checa, Dinamarca, Estonia, Irlanda, Letonia, Lituania, Hungría, Holanda, Eslovaquia, Eslovenia, Finlandia, Suecia y Reino Unido.
- 9 países están decididamente en contra: Bélgica, Grecia, Francia, Croacia, Italia, Chipre, Luxemburgo, Malta y Austria.
- Por el momento se abstienen otros 5 socios de la UE: Bulgaria, Alemania, Polonia, Portugal y Rumania.
Como puede leerse, Alemania se abstiene. Según nuestros informantes, está esperando si finalmente las autoridades antimonopólicas de la CE aprueban o no la compra de Monsanto por parte de Bayer, en más de 60.000 millones de dólares. Si fuera sí, entonces no habría motivos para votar en contra del uso de glifosato. Si fuera no, guerra declarada al agrotóxico.
En este estado de cosas, el rabino está escribiendo a contrarreloj un “paper” con las recomendaciones que oficialmente hará la Argentina a las naciones europeas. “Le asignamos a la participación de Sergio en esta audiencia un valor mayúsculo, te diría histórico. Imaginamos dentro de un siglo o dos que allí se recordará a un emisario argentino que, vestido de planta, evitó la fractura de la Unión Europea. Bergman merecerá al menos un monumento. El problema es que muchos perros van a querer orinar en sus raíces”, imagina la fuente oficial. De todos modos se consuela: “No es lo mismo si te mea un perro en París o en Florencia que esos caniches de mierda de Belgrano o Caballito”.
La primera decisión del rabino ministro es justamente esa: asistirá a la reunión de la UE nuevamente vestido como una planta. Esto ya lo realizó meses atrás y provocó un impacto que incluso conmovió a los ciudadanos del viejo continente, muchos de los cuales viven como plantas aunque no se disfracen. “El ministro de Ambiente argentino se disfraza de planta”, titulo en esa ocasión el diario español El País de España.
Bergman, de todos modos, no utilizará el mismo traje al que apelara para advertir sobre los peligros del cambio climático. Los costureros de la Casa Rosada están por estas horas confeccionando a toda velocidad un nuevo disfraz, menos variopinto que el de la vez pasada. Le cuelgan vainas con porotos dentro, que parecen cascabeles. Es que Bergman se disfrazará directamente como una planta de soja transgénica.
Nos explica el informante: “La idea es hacer una demostración en vivo y en directo para que los europeos entienden de una vez para qué se usa el glifosato, porque la verdad es que no conocen casi nada. Nosotros tenemos casi 20 millones de hectáreas sembradas con soja RR y podemos dar cátedra, ¿viste? Por eso el ministro aparecerá delante de ellos como si fuera una planta de soja”.
La delegación argentina llevará además un enorme tanque plástico cargado con glifosato marca Pirulo, que acá siempre es el más barato. La idea de Bergman es ducharse bajo una lluvia del producto para mostrarle a la humanidad qué el herbicida es inocuo y no afecta la salud de las personas.
-¿Pero el ministro es resistente al glifosato como la soja RR?- le preguntamos a nuestra fuente.
-Hasta aquí Bergman ha demostrado tener una enorme resistencia… A las críticas, a los insultos y hasta a las gastadas. No vemos por qué no debería resistir una simple aplicación de glifosato quien ha resistido hasta el mayor de los ridículo.
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