Tras el escándalo que surgió hace dos semanas por la venta y exportación de carne en mal estado, Brasil logró convencer a sus principales socios comerciales, excepto a Europa, de que sus productos cárnicos son seguros.
Hong Kong, tercer mayor importador mundial de carne bovina brasileña, se sumó a China, Egipto y Chile y reabrió su mercado a la importación de productos cárnicos brasileños, tras analizar 60 muestras y comprobar que no había irregularidades.
La Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA) informó este miércoles que México, por su parte, también levantó la suspensión a las importaciones.
“La reapertura reafirma la calidad y solidez del sistema sanitario nacional”, dijo anoche la Presidencia de Brasil, quien se volcó tras la operación policial Carne Fraca (carne débil, en portugués) para mitigar los impactos del escándalo en un mercado multimillonario de exportaciones de carne bovina, porcina y de aves.
Sin embargo, la Unión Europea (UE) mantiene aún reservas respecto a las garantías presentadas por Brasil sobre la seguridad de sus productos y la víspera pidió al país sudamericano que permita auditorías en sus plantas procesadoras antes de levantar los controles adicionales a la totalidad de importaciones brasileñas.
Lanzada el 17 de marzo por la policía federal de Brasil, con mil 100 agentes, la Operación Carne Fraca provocó un sismo en el influyente sector agropecuario brasileño, mientras las acciones de las empresas supuestamente involucradas -las gigantes BRF y JBS, mayores productoras mundiales de carne- se hundieron.
La policía reveló que funcionarios de al menos tres plantas de procesamiento de carne pagaban sobornos a una treintena de inspectores sanitarios del Ministerio de Agricultura, algunos de los cuales tenían autos de lujo, propiedades inmobiliarias e incluso restaurantes de comida rápida financiados con los sobornos.
A cambio, los inspectores validaban la comercialización de carne en mal estado, e incluso se hacían de la vista gorda respecto al uso de sustancias químicas –peligrosas para la salud- que permitían disimular el estado de putrefacción de la carne.
Las autoridades brasileñas iniciaron la fiscalización de varias plantas procesadoras de carne en el país y, hasta el momento, ordenaron el cierre de seis por irregularidades, mientras otras 21 son investigadas.
En 2016 las exportaciones brasileñas llegaron a casi 150 países y ascendieron a cinco mil 300 millones de dólares de carne bovina y seis mil 800 millones de carne de pollo, según datos de la Confederación de Agricultura y Pecuaria de Brasil. -
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