Disertación de la ingeniera agrónoma Graciela Guevara, del INTA EEA Sáenz Peña, durante la pasada Jornada de Malezas del Norte, organizada por el Ministerio de Agroindustria.
Para referirnos a la problemática de malezas del NEA, hablaremos de la producción en la provincia del Chaco, que cuenta en la actualidad con 1.200.000 hectáreas cultivadas con soja, girasol, algodón y, en menor medida, trigo y maíz.
Hasta mediados de la década del 80 el sistema productivo chaqueño estaba basado en los cultivos de algodón y girasol, bajo sistema de labranza de inversión, aplicación casi exclusiva de trifluralina en algodón, control mecánico en el entresurco con escardillo y carpida manual en el surco, para la eliminación de las gramíneas anuales “cadillo”, “pasto colchón”, perennes, “sorgo de Alepo” y numerosas latifoliadas adaptadas al sistema de labranza como “enredadera”, “yuyo colorado”, “verdolaga” y “escoba dura”.
El reemplazo de la labranza de inversión por la vertical, más conservacionista, conjuntamente con el uso de herbicidas residuales de pre-emergencia, facilitó el control temprano de malezas, aunque las condiciones en que se desarrollan los cultivos estivales favorecen flujos de emergencia de gramíneas y latifoliadas anuales a través de todo el ciclo con aumento de la abundancia de especies perennes como sorgo de Alepo y cebollín.
A fines de la década del 90 y el inicio del nuevo milenio, el sistema algodonero incorpora cultivares resistentes a glifosato y disminuye la distancia entre surcos; la incorporación al sistema de cultivares de soja resistentes a glifosato provoca el gran cambio en la producción con la adopción de la siembra directa. La principal maleza a controlar fue “malva blanca” (Sphaeralcea bonariensis), que trajo serios problemas de fitotoxicidad en cultivos muy sensibles como girasol y algodón por el uso de herbicidas hormonales para su control, y se comenzó a controlar las malezas de los barbechos invernales con glifosato, que anteriormente se realizaba mecánicamente.
La total dependencia del herbicida glifosato (en barbecho y en cultivos) crea una presión fuerte de selección de especies muy susceptible y predominio de aquellas tolerantes al herbicida como parietaria, peludilla, rama negra, cerrajas y verbenas en los barbechos invernales, y latifoliadas y gramíneas perennes en los estivales, ocurriendo simultáneamente la aparición y rápida difusión de especies resistentes como pasto cañada (Echinochloa colona) y sorgo de Alepo (Sorghum halepense)
En la actualidad la problemática de malezas, con escasa rotación de cultivos invernales por las condiciones agroclimáticas (la mayor concentración de las precipitaciones en verano-otoño), se acentúa en el predominio de gramíneas megatérmicas tolerantes a glifosato como pasto cañada, sorgo de Alepo, pasto amargo (Digitaria insularis), Pappaphorum spp., complejo Chloris-Trichloris y latifoliadas perennes con abundante presencia de Borreria sp, Gomphrema perennis y malva.
La visión futura de esta problemática es que seguirán apareciendo nuevas especies tolerantes y resistentes, como por ejemplo Leptochloa virgata; habrá pocas moléculas nuevas, aunque sí numerosas mezclas de productos ya conocidos, lo que obliga a intensificar los conocimientos de malezas (ecofisiología), herbicidas (su relación con el medio ambiente) y cultivos con nuevas resistencia a herbicidas, que deberán manejarse en forma sustentable dentro del sistema; y aumentará del uso de aplicaciones ivas.
¿Qué se debe hacer ante esta realidad?
– Conocer e identificar las malezas
– Monitoreo intensivo de los lotes, antes y posterior a la aplicación
– Saber y manejar los herbicidas, mecanismo de acción, comportamiento en el suelo y el ambiente, residualidad o “carry over”
– Rotación equilibrada de cultivos
– Manejar y evitar la resistencia mediante rotación de principios activos con diferentes mecanismos de acción y alternativas de manejo como labores mecánicas (desmenuzado con hélice, rolos desmenuzadores, remoción de suelo), cultivos de cobertura, fechas y densidad de siembra, aplicaciones secuenciales.
– Monitoreo intensivo de los lotes, antes y posterior a la aplicación
– Saber y manejar los herbicidas, mecanismo de acción, comportamiento en el suelo y el ambiente, residualidad o “carry over”
– Rotación equilibrada de cultivos
– Manejar y evitar la resistencia mediante rotación de principios activos con diferentes mecanismos de acción y alternativas de manejo como labores mecánicas (desmenuzado con hélice, rolos desmenuzadores, remoción de suelo), cultivos de cobertura, fechas y densidad de siembra, aplicaciones secuenciales.
El conocimiento de herbicidas permite conocer y registrar el uso de los diferentes principios activos que intervienen en el sistema y, de esa forma, manejarlos en forma más sustentable.
El manejo de malezas es un desafío que se debe encarar mediante la integración de conocimientos, procesos y acciones que conduzcan a reducir el efecto de las mismas mediante el uso racional de los diferentes componentes del sistema para una agricultura sustentable y preservación de los recursos.
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