“En 2017 y en años posteriores, la exportación ganará protagonismo en la formación del precio de las carnes vacunas; esta operatoria permitirá mirar el largo plazo de la ganadería argentina con optimismo.”
La afirmación pertenece al consultor Víctor Tonelli, quien disertó en la reunión de fin de año de la casa consignataria Colombo y Magliano SA.
Justificó su pronóstico en datos de la FAO y de la OCDE que indican que en los próximos años continuará el crecimiento de la población mundial pero, sobre todo, se afianzará el proceso de urbanización en los países emergentes.
“Trabajar en la ciudad incrementa el salario de las personas, lo que les permite cambiar su forma de alimentación demandando proteínas animales”, expresó Tonelli, quien agregó que cada persona en el mundo consumirá un cuatro por ciento más de carne como promedio en los próximos años.
Entonces, según explicó el especialista, la demanda de carne vacuna se verá fortalecida por el crecimiento de la población y, sobre todo, del consumo individual.
Contexto favorable
La oferta de carne de pollo y de cerdo puede crecer en espacios reducidos, una condición que no cumple la ganadería vacuna. También influye la presión del ambientalismo por los gases de efecto invernadero que generan los rumiantes, que limitará el crecimiento de la actividad. Estas restricciones de la ganadería bovina para crecer, frente a una demanda sostenida, determinarán que los precios arbitren al alza, según Tonelli.
Las perspectivas para los exportadores argentinos en 2017 son alentadoras porque se observa una caída de las ventas externas australianas por un proceso de retención, firmeza de las compras chinas y vuelta gradual de Rusia al circuito comercial, a partir de la recuperación de los precios del petróleo.
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