Antropólogo social y magister en Gestión Ambiental, Marcelo Sarlingo encara crudamente un debate al que la dirigencia se ha cerrado: las consecuencias demoledoras del modelo extractivo que tuvo su clímax en los últimos veinte años. La apropiación de los recursos naturales que se agotan, destinados a la exportación a mercados globales, deja terribles mutilaciones naturales, enfermedades derivadas que los oficialismos de la salud niegan y consecuencias económicas inconmensurables. Que el cuerpo de todos lleva dosis de agroquímicos incorporados en la alimentación que nunca nos podremos sacar de encima, es una de las certezas que esgrime Sarlingo. La megaminería a cielo abierto, los desmontes desenfrenados, los monocultivos de soja y la necesidad de utilizar agroquímicos que matan malezas y además se cargan como víctimas animales y niños son una de las debacles sociales de este tiempo. Sarlingo habla de los dirigentes locales que “no se animan” a enfrentar el tema y califica de “pro cáncer” a la ley de agroquímicos del senador provincial Alfonso Coll Areco.
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