El Gobierno chino ha esbozado un plan para reducir el consumo de carne de sus ciudadanos un 50%. Se trata de un giro estratégico que puede reforzar el peso de las acciones para combatir el calentamiento. En sus nuevas directrices dietéticas, el Ministerio de Salud chino recomienda que los más de 1,300 millones de su […]
El Gobierno chino ha esbozado un plan para reducir el consumo de carne de sus ciudadanos un 50%. Se trata de un giro estratégico que puede reforzar el peso de las acciones para combatir el calentamiento. En sus nuevas directrices dietéticas, el Ministerio de Salud chino recomienda que los más de 1,300 millones de su población consuman entre 40 y 75 gramos de carne al día. Con estas pautas, que se vienen publicando cada 10 años, Pekín quiere mejorar la salud pública, pero también reducir de forma significativa las emisiones de gases de efecto invernadero.
El cumplimiento de este plan permitiría reducir las emisiones de dióxido de carbono de la industria ganadera china a 1,000 millones de toneladas para el 2030, frente a la proyección de 1,800 millones de toneladas previstas.
La iniciativa es importante porque se estima que el 14.5% de las emisiones de gases invernadero proceden del mantenimiento y alimentación de vacas, pollos, cerdos y otros animales (general más que las emisiones del sector del transporte). La ganadería emite metano, un gas de efecto invernadero muy potente, mientras que el desmonte de las zonas forestales y los fertilizantes usados en la producción de comida para el ganado liberan grandes cantidades de carbono.
Se trata de un cambio de estilo de vida que, sin embargo, no será fácil, ya que la carne se ha incorporado a la dieta de los chinos hace muy poco tiempo y eso hace que su consumo crezca rápidamente. En 1982, los chinos comían una media de 13 kilos de carne al año. Ahora, esa cifra es de 63 kilos y se espera que aumente 30 kilos más por persona para el 2030. Con las nuevas pautas, esta tendencia y el alza se situarían entre 14 y 27 kilos.
Según un nuevo informe de la organización WildAid, el aumento de consumo de carne previsto en China podría arrojar a la atmósfera 233 millones de toneladas extras de gases de efecto invernadero cada año, y complicar aún más la contaminación del aire y las aguas, así como degradar sus tierras cultivables y empeorar los problemas de obesidad y diabetes, enfermedad que padecen unos 100 millones de chinos.
A su vez, la decisión de China de reducir el consumo de carne a la mitad es aplaudida por diversas personalidades internacionales. “Es un gran paso pra liderar la reducción drástica de las emisiones de carbono y alcanzar los objetivos establecidos en el acuerdo de París”, dijo James Cameron.
Mientras tanto, en la UE las emisiones de gases de efecto invernadero bajaron un 4.1% en el 2014, con lo que la reducción total se situa en un 24.4% por debajo de los niveles de 1990, según datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente. La UE alcanza seis años antes de lo previsto su meta para el 2020, fecha en que debía recortar los gases un 20%.
La mayor presencia de las fuentes de energías renovables y la mejora de la eficiencia energética, así como los cambios estructurales en la economía y la recesión económica son las principales causas. No obstante, de los 28 países de la UE cinco han aumentado sus emisiones (Malta, +49.1%; Chipre, +47.9%; España, 15%; Portugal, +6.5%, e Irlanda, +3.7%).
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