La mayor parte de los cultivos crecen con sistemas de irrigación.. Además, el 60% de los ingresos de los productores provienen de los subsidios de la UE.
La agricultura española es intensamente subsidiada por la Política Agrícola Común (PAC) europea; y fue la mayor parte del producto español hasta la década del ’60 (22,6% del PBI y 41,7% del empleo). Hoy ocupa a menos del 5% de la fuerza de trabajo y su participación en el PBI es 2,5% del total.
La agricultura con sistemas de irrigación ocupa gran parte de España por necesidad (país árido y semi-árido en la meseta central), con las provincias del Litoral (Valencia, Murcia, Catalunya), que disponen de regadíos desde los tiempos romanos.
Este cinturón costero del Mediterráneo se ha convertido en una de las zonas agrícolas más productivas de España y de Europa (huertas de Murcia y valencianas), con regadíos cuya producción es protegida por plásticos.
Las tierras agrícolas españolas están extremadamente parceladas, a pesar del esfuerzo de concentración iniciado a partir de 1956, que llevó las unidades productivas a un promedio de 2,58 hectáreas – que es el actual – mientras que antes de este punto de inflexión eran de 0,34 hectáreas.
El agro español, en términos de superficie cultivada, es el segundo de Europa por detrás de Francia y antes que Polonia, y alcanza un total de 24,8 millones de hectáreas.
En 2005 produjo 14 millones de toneladas de granos (cereales): 3,8 millones de trigo; 8,3 millones de cebada; 4 millones de maíz; 2,6 millones de papa; 5,9 millones de toneladas de uvas.
La pesca española es decisiva en la producción agroalimentaria de la península y su flota ocupa los primeros puestos entre los países europeos, tanto en captura como en número de barcos.
La captura ascendió a 1,5 millones de toneladas en 2005, y se concentra en el atún. España responde por 60% de las capturas totales europeas (250.000 toneladas), lo que la convierte en la segunda productora mundial.
La industria ictícola ha tenido un enorme desarrollo. Produjo 311.087 toneladas en 2003 y crece a una tasa promedio de 15% anual; y es la segunda de Europa (Noruega es la primera).
La producción de vinos de España alcanzó a 42 millones de hectolitros en 2015 y convirtió a la vitivinicultura española en la tercera de europea, después de Italia y Francia.
España es el mayor exportador mundial de vinos, ante todo a los dos grandes mercados emergentes, que son EE.UU. y China; y cuenta con 954.659 hectáreas de viñedos plantados (42% menos que en 1980) en las zonas semi-áridas de la Gran Meseta Central, Castilla-La Mancha (473.268 hectáreas en 2015), Extremadura (80.391 hectáreas) y Castilla-León (63.759 hectáreas).
Los vinos españoles tienen menor contenido alcohólico que los italianos y franceses, pero poseen marcas de orden mundial. De ahí que, la extensión de viñas cultivadas sea la mayor del mundo (más de 15% del total mundial): 1,2 millones de hectáreas y el consumo doméstico per cápita es uno de los más elevados de Europa y del mundo con 39 litros por año y por persona.
Aún en estas condiciones, los agricultores españoles reciben casi 60% de sus ingresos de los fondos especiales europeos que la PAC posee en Bruselas.
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