La Federación Veterinaria Europea (FVE) que aglutina44 organizaciones veterinarias de 38 países y cerca de 240.000 veterinarios, ha emitido un comunicado en el que se posiciona en lo referente a la relación entre bienestar animal y uso de antibióticos en animales de producción. Según reza en dicho documento, no es incompatible el uso prudente y responsable de antibióticos con un adecuado […]
La Federación Veterinaria Europea (FVE) que aglutina44 organizaciones veterinarias de 38 países y cerca de 240.000 veterinarios, ha emitido un comunicado en el que se posiciona en lo referente a la relación entre bienestar animal y uso de antibióticos en animales de producción.
Según reza en dicho documento, no es incompatible el uso prudente y responsable de antibióticos con un adecuado nivel de bienestar animal, que de hecho, reduce el estrés y la susceptibilidad frente a las infecciones, según informa el Colegio de Veterinarios de Madrid. El uso prudente y responsable abarca la necesidad de mejorar las producciones animales en el contexto de la mejora de la bioseguridad, higiene, la reducción de la incidencia de infecciones bacterianas y la necesidad de llevar a cabo un correcto tratamiento antibiótico tras el diagnóstico siempre bajo la supervisión directa de un veterinario.
Al igual que el Colegio de Veterinarios de Madrid ha manifestado en numerosas ocasiones, la FVE destaca en su comunicado que la profesión veterinaria europease encuentra bien posicionada y posee un papel clave en garantizar la salud y bienestar animal, la seguridad alimentaria, la protección del medio ambiente y la producción animal sostenible y, por tanto, tiene el compromiso de ejercer el liderazgo en la lucha contra las resistencias frente a los antimicrobianos.
Posición de la Federación Veterinaria Europea sobre la relación entre bienestar animal y uso de antibióticos en animales de producción
La resistencia a antibióticos es una seria amenaza para la salud humana y animal. Es un problema que sólo puede ser abordado coordinando todos los esfuerzos internacionales, dentro del concepto de “Una Salud”. Promover el uso responsable de antibióticos y reducir su consumo en humanos y animales en todo el mundo es vital para mantener la eficacia de estos fármacos para combatir las enfermedades bacterianas tanto en animales como en humanos.
Los animales que están bien cuidados y alojados de manera adecuada experimentarán un mayor grado de bienestar, serán menos propensos a padecer infecciones y necesitarán menos antibióticos.
La profesión veterinaria europea posee un papel clave en garantizar la salud y bienestar animal, la seguridad alimentaria, la protección del medio ambiente y la producción animal sostenible y, por tanto, tiene el compromiso de ejercer el liderazgo en la lucha contra las resistencias frente a los antimicrobianos.
La resistencia bacteriana no es un fenómeno nuevo. La resistencia de las bacterias frente a sustancias de naturaleza antibiótica intrínseca, es un fenómeno natural anterior a la moderna presión selectiva que ejerce el uso clínico de antibióticos.
Por lo tanto, la resistencia de las bacterias frente a antibióticos “hechos por el hombre” que se utilizan para luchar contra enfermedades bacterianas en humanos y animales, plantea una creciente amenaza en medicina humana y salud y bienestar animal
La resistencia a antibióticos puede llevar al fallo de los tratamientos de enfermedades graves o mortales que actualmente consideramos que tienen cura. Ello también descarta la posibilidad de llevar a cabo intervenciones que permite la medicina moderna tanto para humanos como para animales.
Desde principios de los 90, la comunidad médica y veterinaria europea ha trabajado duramente para frenar la resistencia bacteriana, principalmente desarrollando normas de “uso responsable y prudente de antibióticos” tanto en humanos como en animales. La aparición del Enterococo resistente a Vancomincina (VRE) en ganadería a finales del siglo pasado y la incidencia de MRSA (Infección por Estafilococo Aureus resistente a la meticiclina) asociado a la producción ganadera en 2006 y, más recientemente, la presencia de Enterobacteria productora de beta-lactamasa de amplio espectro (ESBL) en animales de producción y en alimentos de origen animal, ha puesto de manifiesto la necesidad de reducir la cantidad de antibióticos utilizados en animales de producción.
Esto ha provocado una demanda social contradictoria, ya que por un lado la sociedad quiere que se reduzca la cantidad de antibióticos utilizada y por otro, existe preocupación porque esta reducción pueda conducir a nuevos desafíos en el ámbito del bienestar animal.
El uso de antibióticos es vital y lo seguirá siendo para tratar infecciones bacterianas en animales y humanos. En pequeños animales también son necesarios. La reducción del uso de antibióticos debe conseguirse a base de reducir la necesidad de ellos, más que por utilizar menos cantidad y menos días de tratamiento de los antibióticos necesarios en las enfermedades bacterianas correctamente diagnosticadas en los animales.
No es incompatible el uso prudente y responsable de antibióticos con un adecuado nivel de bienestar animal. Por el contrario, el uso prudente y responsable abarca la necesidad de mejorar las producciones animales en el contexto de la mejora de la bioseguridad, higiene, la reducción de la incidencia de infecciones bacterianas y la necesidad de llevar a cabo un correcto tratamiento antibiótico tras el diagnóstico.
Niveles adecuados de bienestar animal reducen el estrés y la susceptibilidad frente a las infecciones. Las autoridades competentes, la profesión veterinaria y médica, los propietarios de animales y la sociedad en general deben estar al corriente de la importancia del uso de antibióticos de manera responsable. La FVE ha editado varios folletos informativos sobre el uso de antibióticos en animales.
Los métodos para reducir la frecuencia de uso de los antibióticos en animales son:
a) La producción animal no debería depender del uso de antibióticos. Así, si los animales enferman y está indicado su uso para el tratamiento, este debe realizarse de manera responsable. Este uso debe realizarse paralelamente con un adecuado manejo, alojamiento, nutrición adecuada para prevenir enfermedades intestinales y un alto nivel de bioseguridad en las granjas, para asegurar que la carga infecciosa se mantiene en niveles mínimos. La introducción de niveles adecuados de bienestar animal reduce el estrés y la susceptibilidad frente a las infecciones
b) El uso rutinario de antibióticos como medio de profilaxis es algo obsoleto que, a largo plazo, debe ser completamente descartado. La prevención de enfermedades debe basarse en prácticas correctas de producción animal y debemos alejarnos del uso de antibióticos contra infecciones bacterianas comunes en ciertas etapas de la vida de los animales de producción.
c) La Metafilaxis, es decir, el tratamiento de un grupo de animales en el que algunos de ellos han sido diagnosticados de una enfermedad clínica, sólo debe llevarse a cabo bajo supervisión veterinaria directa cuando existe un diagnóstico definitivo o una sospecha basada en criterios profesionales de que exista una enfermedad altamente contagiosa. La metafilaxis siempre debe ser complementaria a otras medidas de prevención de enfermedades como es unnivel adecuado de bioseguridad.
d) Cuando sea posible, se debe aspirarse a llevar a cabo el tratamiento oral de grupos enteros de animales (rebaños o manadas). Si no, se debe intentar aplicar el tratamiento y cuidados a animales de forma individual o a pequeños grupos que se encuentren infectados en habitáculos o corrales separados. De esta forma, la cantidad de sustancias antibióticas activas pueden reducirse al mínimo, al mismo tiempo que se continúa luchando contra la infección cuando es necesario.
e) Mejorar el estatus sanitario del animal por medio de todas las medidas conocidas y de eficacia probada para evitar la aparición y diseminación de enfermedades bacterianas animales. Esto incluye visitas regulares del veterinario a la explotación, en las que el veterinario de forma conjunta con su cliente redacte un plan de salud efectivo que incluya las pertinentes medidas de bioseguridad, vacunación, adecuado alojamiento, manejo y nutrición de los animales, prácticas correctas de bienestar y objetivos de mejora genética.
El coste de la cría del ganado se calcula en gran medida en base a la productividad de los animales. Se debe animar a los ganaderos a que basen sus objetivos de cría de los animales en su salud y longevidad, incluyendo resistencia a enfermedades y no sólo en la productividad, para así disminuir la necesidad de tratamientos con antibióticos. Debe ponerse cuidado en evitar la diseminación de las enfermedades durante el transporte o cuando se mezclan animales de diferente origen.
El nivel posible de reducción de antibióticos sin consecuencias para el bienestar animal será diferente de unas regiones a otras. Ello depende de factores como la especie animal, el estatus de las enfermedades en cada región, las condiciones climatológicas, los programas de vacunación y la organización del sector de producción de cada tipo de animal. Para alcanzar estos objetivos, los sistemas de monitorización y comparativa de mercado en las granjas y en los mataderos, deberían incluir parámetros de bienestar animal así como consumo de antibióticos y resistencias bacterianas.
La profesión veterinaria europea se encuentra actualmente bien posicionada para facilitar estos mecanismos. En Europa se pueden encontrar ejemplos de éxito en los esfuerzos por reducir el uso de antibióticos en los que se ha conseguido sin afectar de manera negativa el bienestar animal y sin perjudicar la eficiencia de la producción de alimentos de origen animal en esos países (como son Suecia, Dinamarca, Alemania, Países Bajos y otros). Esto demuestra que se puede dar una asociación positiva entre un adecuado bienestar animal y la reducción en el uso de antibióticos.
Los animales que están bien cuidados y en condiciones adecuadas de alojamiento, serán menos susceptibles a las infecciones y necesitarás menos antibióticos. En otras palabras, cuanto más éxito tengan las acciones dirigidas a mejorar la salud y el bienestar animal, mayor será la eficacia de los intentos de reducir el uso de antibióticos y de frenar el desarrollo de resistencias bacterianas en animales de producción
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