ANÁLISIS – Una de las mayores preocupaciones que enfrenta la industria productora de proteína animal actualmente es cómo combatir la resistencia bacteriana a los antibióticos. La industria porcina no queda al margen de este asunto y menos aún tras el descubrimiento de la bacteria E.coli con el gen mcr-1 resistente a la colistina en el intestino de un cerdo en Estados Unidos. Escribe Nuria Martínez Herráez, redactora en El Sitio Porcino
La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) ya celebró el año pasado la I Semana Mundial de Sensibilización sobre los Antibióticos, cuya prioridad fue concienciar acerca de las buenas prácticas en el uso de los antibióticos para reducir los riesgos de aparición de bacterias resistentes a los mismos y preservar la eficacia de estos fármacos. Dado que este es un problema que concierne tanto a la salud animal como a la salud humana, la Organización Mundial de la Salud (OMS) participó en las actividades conjuntamente con la OIE.
También la Organización Mundial de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha mostrado su preocupación por este asunto. El pasado mes de febrero, la FAO indicaba que, aparte de las consideraciones sobre la salud humana y animal, la resistencia bacteriana también tenía un impacto en la seguridad alimentaria.
Por otro lado, en la última Asamblea General de la OIE, celebrada el pasado mes de mayo, la lucha contra la resistencia bacteriana tuvo un papel protagonista. Durante esta Asamblea, la OIE presentó la adopción por parte de sus miembros los principios fundamentales de su nueva estrategia de lucha contra la resistencia a los antimicrobianos.
Industria y consumidores preocupados por las “súperbacterias”
La industria de producción animal ya ha comenzado a realizar cambios para luchar con la resistencia de las conocidas como “súperbacterias”. La limitación del uso de antibióticos que son importantes para la salud humana es ya una realidad, hecho que plantea un gran reto para los veterinarios y productores. La bioseguridad y la vacunación se descubren como elementos fundamentales para evitar la enfermedad en los animales destinados a la producción de alimentos, de modo que pueda limitarse el tratamiento de las infecciones con antibióticos.
Además, los consumidores, inquietos ante la amenaza que supone para su propia salud, cada vez demandan más producción “libre de antibióticos”, a pesar de que la solución no es dejar de usar antibióticos para tratar a los animales sino usarlos cuando sean necesarios, es decir, seguir una correcta prescripción y uso.
Pero, ¿cómo podría afectar la resistencia a los antimicrobianos a la industria porcina?
A finales de mayo, el HSS (del inglés, Departamento de Sanidad de Estados Unidos) informaba del descubrimiento por parte de científicos estadounidenses dedicados al monitoreo de organismos resistentes a los antibióticos de una cepa resistente a la colistina de la bacteria E.coli en Estados Unidos. La bacteria se aisló tanto en una mujer de Pennsylvania, que desarrolló una infección del tracto urinario, como en una muestra tomada del intestino de un cerdo.
El HSS señaló la importancia que tenía la llegada de la bacteria a los Estados Unidos dado que fue únicamente en noviembre de 2015 cuando en China se identificó la resistencia a la colistina de este gen en la bacteria E. coli. En ese caso, y también en EUA, la bacteria de E. coli contenía el gen mcr-1, identificado como resistente a la colistina el pasado mes de noviembre por científicos chinos y británicos. Hasta ese momento, solamente se había localizado circulando la bacteria con este gen en China.
Según información de Scientific American, debido a que en China la colistina se usa comúnmente en animales destinados al consumo, pero no en las personas, “la aparición del mcr-1 probablemente ocurrió a causa de la amplia utilización de colistina en la producción de animales para alimentos, lo que es otro ejemplo de cómo el uso imprudente de los antimicrobianos vuelve para hacernos daño”, explica James Johnson, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Minnesota.
La aparición de bacterias resistentes a antibióticos de gran importancia para el tratamiento de infecciones en humanos y animales puede afectar muy negativamente a la imagen de la industria porcina. Por un lado, los consumidores podrían tener miedo de consumir un tipo determinado de carne si hechos como el aislamiento de la bacteria en EUA se repiten.
Por otro lado, la industria y los veterinarios que tratan a los cerdos cada vez tendrán ante sí un reto mayor al encontrar bacterias resistentes. Habrá menos fármacos disponibles para tratar a los animales, en aras de preservar la eficacia de los antibióticos importantes para la salud humana, y los veterinarios y productores necesitarán concentrarse cada vez más en prevenir la enfermedad en lugar de tratarla.
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