El raleo manual es una de las labores más importantes en el manejo de los frutales, debido a que regula la carga frutal, previniendo una producción alternada y mejorando el tamaño de fruto en la mayoría de las especies. No obstante, el hecho de que sea manual implica altos costos debido a que se requiere de mucha mano de obra, además muchas veces podría representar una disminución en el calibre final de la fruta por cosecha tardía.
Por esta razón, se hace necesario evaluar nuevas alternativas al raleo manual, por tipos de cultivo, que no sean demasiado costosas, que no requieran de mano de obra y que tampoco vayan en desmedro de la calidad de la fruta, debido a cosechas tardías.
En primer lugar, el raleo químico se ha convertido en una de las alternativas que ha tenido mayor éxito para el caso de las pomáceas, específicamente para los manzanos. Diferentes experiencias, desarrolladas en Chile por la Universidad de Chile y la Universidad de Talca, así lo avalan.
Dicho éxito del raleo químico en pomáceas radica en que se ha aprovechado la diferencia que existe entre la calidad de las flores del ramillete floral, favoreciendo la retención de la “flor reina”, ya que se han desarrollado diferentes estrategias, de dos formas específicamente: la primera dirigida a flores, y la segunda de 2 a 3 semanas después con frutos pequeños de 12 a 14 mm.
Algunos ejemplos de las aplicaciones que han tenido los mejores resultados han sido el ácido naftalénacético (NAA), el cual mientras más temprano se aplique, y a mayor dosis, mayor es el efecto de raleo, sin embargo, aplicaciones tardías han significado un aumento significativo de los frutos pigmeos. Otro ejemplo es el caso del carbaril, que al igual que con NAA, existe un mayor efecto raleador mientras mayor y más temprana sea la dosis.
Adicionalmente, se ha observado que existe un efecto sinérgico y potenciador con la combinación de ambas aplicaciones cercano a caída de pétalos y una semana posterior, sea si se apliquen en forma separada o conjunta. Los últimos productos que se han evaluado con buenos resultados han sido los de benciladenina (BA), donde el mayor efecto ha sido con aplicaciones en frutos de 10 mm, y en aplicaciones mixtas con carbaril.
El ethephon por su parte, presenta un efecto raleador moderado, donde su mayor resultado es el aumento de la inducción floral para el año siguiente, con el uso de altas concentraciones, lo cual podría ser una alternativa para aquellas variedades con tendencia al añerismo. De esta manera, se han realizado ensayos evaluando el efecto raleador de metamitrón, con aplicaciones intensas y en distintos momentos, siendo el con mejor resultado el de aplicaciones con frutos de 16 mm.
A pesar de lo anterior, una de las principales limitantes de los raleadores químicos como el NAA y BA es que aumentan la incidencia de frutos pigmeos en variedades sensibles y el russet, por lo que se recomienda combinarlas con carbaril para disminuir dichos efectos.
En el caso de los carozos, se han evaluado otras alternativas como el raleo mecánico, mediante la raleadora modelo Darwin, obteniendo buenos resultados en duraznos, ya que disminuyó la mano de obra en relación al raleo manual, y hubo un aumento en el tamaño de fruto a cosecha.
El raleo de flores es una tercera opción alternativa al manual, ya que el Centro de Evaluación Rosario, CER llevó a cabo una evaluación de la raleadora eléctrica de flores, SaFlowers, en ciruelo japonés, que por medio del movimiento y velocidad ajustable de un eje giratorio con filamentos incorporados iba eliminando las flores. El uso de dicha máquina, en combinación con el raleo manual posterior, permitió disminuir las JH en un 15%, mientras que el raleo químico lo hizo en un 50 % manteniendo las parámetros óptimos de cosecha, aumentando incluso el peso del fruto y la firmeza a cosecha.
Dicho método podría ser viable para los cerezos, debido a que el raleo de flores es una práctica que puede ser realizada anualmente sin riesgo de afectar las estructuras productivas, teniendo en cuenta que en variedades auto-fértiles y patrones de poco vigor, el objetivo es reducir la densidad floral entre un 30% y un 50%. Sin embargo, se debe tener en cuenta que este método de raleo debe efectuarse en un periodo donde existan antecedentes de cómo evolucionará la temporada, lo cual cada vez es más difícil de predecir.
En cerezos también se ha evaluado el raleo químico, con aplicaciones de tiosulfato de amonio, aceites minerales, sulfuro de cal y emulsión de aceite vegetal, durante el periodo de floración y en caída de pétalo. Asimismo, se ha estudiado el uso del ácido giberélico como reductor de la inducción floral, aunque no existen datos consistentes con resultados replicados que permitan recomendar algún producto o aplicación para esta industria.
Finalmente, cabe resaltar que existen alternativas cada vez más viables al raleo manual, tales como el químico y floral. No obstante es importante que frente a cualquier decisión que se tome para llevar a cabo la labor del raleo, se deben tener en cuenta los múltiples factores particulares de cada lugar, cultivo y especie, puesto que los resultados pueden ser exitosos sólo si se ajustan a las características específicas de temperatura, horas frío acumuladas, de suelo entre otras, que se obtienen a partir de evaluaciones e investigación.
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