Por la caída de los precios de los granos y la presión impositiva, se está incrementando la hacienda en campos dedicados a la agricultura; el desafío, para la próxima campaña, pasa por atraer inversiones.
En este partido bonaerense la ganadería está protagonizando una verdadera contraofensiva: vuelven las vacas a los campos que en su momento fueron corridos por la agricultura. Esta tendencia que se consolidó en los últimos dos años promete un fuerte ajuste para la próxima campaña.
Ésa es la fotografía que dejó el testimonio de los productores que recorrieron LA NACION Ganadera, muestra que concluye hoy en la Sociedad Rural de Olavarría. “Los productores están volviendo a la ganadería fundamentalmente por una cuestión de márgenes. La baja del precio internacional y el tipo de cambio hace que los rindes de indiferencia de la agricultura sean altos. La superficie que tiene la posibilidad de tener un verdeo de invierno está dando mejor margen bruto. Los suelos con condiciones agrícolas limitadas están pasando a la ganadería”, aseguró el veterinario Héctor Armendano que asesora 3000 hectáreas.
En Olavarría, de las 800.000 hectáreas, 620.000 son aptas sólo para ganadería. Sólo el 8% del partido tiene tierras de aptitud agrícola, cerca de Tapalqué y Azul. Entre lo definidamente agrícola y lo ganadero hay unas 120.000 hectáreas de aptitud intermedia que son las que se están retirando de la agricultura.
El proceso de recomposición del stock ganadero en Olavarría tardó 8 años. Hoy el partido tiene la misma cantidad de cabezas que antes de la debacle. “La última vacunación dio cuenta de 747.367 cabezas que pertenecen a 1223 productores y que representan el 95% de los productores del partido”, dijo Mario Carpi, coordinador general de la Fundación para la Sanidad Ganadera de Olavarría (Fungasa). Y agregó que los 361 productores grandes, que tienen entre 500 y más de 1000 cabezas, concentran 590.101 vacunos. “Hay productores pequeños, que utilizan el sistema ganadero como una caja de ahorro. Son profesionales, como contadores o abogados, que tienen las vacas para poner el ahorro”, explicó.
Con el auge de la siembra directa, la familia de Alberto Huarte, que era ganadera de toda la vida, se volcó a la agricultura, y tuvo hacienda hasta 2006. “Hacía novillos pesados para exportación. Cuando se complicó el mercado por los cupos y las restricciones para exportar, dejé la ganadería por completo y me dediqué a la soja. Hoy tengo a la ganadería como alternativa, más por una cuestión de calidad del campo, que es agrícola en la medida que la soja valga 600 dólares. Pero con una soja de 200 dólares, es más rentable como un campo muy bueno para invernada. Por esto yo estoy tratando de incorporarme de vuelta al circuito ganadero”, señaló el productor.
El establecimiento está ubicado al límite con el partido de Azul, una zona de engorde de novillos. “Estoy esperando, porque tampoco se entra en la ganadería de un día para otro. Además, después de años de agricultura, los alambrados, los molinos, las mangas, y el personal no están como para empezar otra vez. Desde 2004/2005 fui agricultor pleno y ya las instalaciones no están en condiciones”, señaló.
Capitalización
Para Huarte el tema principal es cómo obtener recursos para capitalizarse. Parte del campo, sobre rastrojos y lotes que no se pueden sembrar, lo da a pastaje como para ir de a poco haciendo un número de animales. “Uno apunta a tratar de sobrevivir a estos vaivenes. El año pasado comenzamos sembrando un trigo a un valor y cuando llegó la cosecha los números eran la mitad. Tomamos la decisión de picar ese trigo y hacerlo carne. Y con el maíz hicimos también un picado, un silaje que se aprovecha como autoconsumo con un encierre nocturno”, contó Alejandro Mendía, que trabaja con un planteo mixto, desde la cría al engorde y también prueba suerte con la agricultura.
Aníbal Gasteneguy trabaja un campo de cría de 700 hectáreas. Hace ciclo completo de toda su producción de terneros y algo de agricultura. En el establecimiento trabaja toda la familia, con su mujer y dos hijas, más un empleado. “Aquí los campos de poca productividad agrícola requieren de nuestra hacienda, entonces tenemos una oportunidad para agregar valor. El ganadero es muy difícil que se pase a la agricultura, primero por los suelos, pero aunque lo tuviera es muy difícil. Tener hacienda es una pasión, valga lo que valga; uno siempre piensa que el año que viene va a valer más”, explicó Gasteneguy.
Fabricio Lacoste es asesor, administrador, productor y posee una agronomía con venta de insumos. “Desde hace 3 años estamos incursionando en ganadería por la revalorización que está teniendo. Tratamos de aprovechar los bajos que no rendían tanto. Comenzamos con cría, con la retención de vientres. En la administración tenemos 700 vacas, entre las propias y las capitalizadas”, contó Lacoste. La cuenta que saca es muy simple y a su vez inapelable. “Aquí tenemos campos de rendimientos promedios de 2500 kilos de soja y 3800 kilos de trigo, que con otros precios y otros costos de producción antes cerraba y hoy ya no cierran más. Pero la gran dificultad es que no es fácil volver a ganadería. Sin hacienda ni infraestructura, hay que empezar de cero y eso lleva tiempo”, expresó Lacoste.
Este año en los campos que administra Lacoste realizaron pasturas y verdeos y los maíces los transformaron en carne por los precios. Este año guardaron el destete y compraron terneros para engordar. Estamos canjeando soja por terneros, usando el IVA en los canjes, lo que nos sirve impositiva y financieramente. La idea es sacar novillos un poco más pesados, después de la gran oferta de gordo de los feedlots. “Gracias a este planteo la ganadería permite hacer un mejor negocio agrícola”, aseguró Lacoste.
Pero en esto de la vuelta a las vacas en superficies de campo que en su momento estuvieron bajo agricultura, mucho tiene que ver la eficiencia en la producción de carne. En especial con los pequeños productores. Desde hace dos años funciona el Programa de Fortalecimiento Ganadero, compuesto por la Mesa Agropecuaria del partido de Olavarría, que la conforman todas las instituciones relacionadas con el agro junto con la municipalidad.
Surgió debido a una encuesta realizada por la Sociedad Rural de Olavarría y Aacrea, y entre los resultados se encontró que había deficiencia en asesoramiento en pequeños y medianos productores de hasta 250 cabezas. El equipo de profesionales liderado por la veterinaria Mónica Arregui, junto con los ingenieros agrónomos Verónica Porello, Gerardo De Pino y Martín Cardillo. “El partido posee un destete de entre 65 y 70%, cuando lo ideal sería del 85%, hay mucho por trabajar”, aseguró Arregui.
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